El cardenal Antonio Cañizares presidió la celebración. FOTO: V.GUTIÉRREZ

❐ L.B. | 03.11.2022
Tres parroquias -Sagrado Corazón de Jesús, de Valencia; Asunción de Santa María, de Cocentaina; y Nuestra Señora de los Ángeles, de Albal-, junto con la Casa Madre de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, la iglesia del Temple de Valencia y los Misioneros del Sagrado Corazón recibieron réplicas del Santo Cáliz de la Cena del Señor durante la celebración de su fiesta anual.

La ceremonia tuvo lugar en la catedral de Valencia, que se encontraba repleta de fieles llegados de las localidades que iban a recibir las réplicas, miembros de la Cofradía y de la Hermandad del Santo Cáliz y muchos valencianos que quisieron sumarse a esta celebración.

La ceremonia comenzó con una procesión claustral que contó con la participación de una treintena de sacerdotes, y en la que el canónigo celador del Santo Cáliz, Álvaro Almenar, portó la reliquia desde su capilla hasta el altar mayor.

El canónigo celador del Santo Cáliz portó la reliquia en procesión hasta el altar mayor. FOTO: V.GUTIÉRREZ

Rica herencia espiritual
La misa fue presidida por el cardenal Antonio Cañizares quien en su homilía destacó que “vivimos tiempos difíciles para la humanidad” y “sólo en Jesucristo se abre para ella un futuro de esperanza”. Así, recordó cómo san Juan Pablo II ya apuntaba al desconcierto de nuestra época en la que “tantos hombres y mujeres parecen inseguros, sin esperanza, desorientados” porque “estamos viviendo de espaldas a Dios”.

“Es preciso ser lúcidos”, instó el Cardenal, porque “esa realidad se mete subrepticiamente en nuestras casas por el ambiente social y cultural que nos circunda” y desarrolla la increencia “sobre todo en los sectores más dinámicos y jóvenes de la población”. “Si no nos anticipamos con nuestra respuesta cristiana y eclesial, lúcida y decidida, libre y valiente, verá un acrecentamiento importante en un futuro inmediato”, reconoció don Antonio.

Igualmente manifestó que “hasta dentro de la Iglesia se nos ha ido metiendo esa secularización, incluso en quienes estamos consagrados. Es como un cáncer que nos corroe por dentro, nos debilita y nos hace perder la fuerza para anunciar el Evangelio”.

Frente a esta situación, el Cardenal destacó que el Santo Cáliz “muestra el evangelio vivo, el de la caridad, Jesucristo vivo, verdadero amor que se entrega por nosotros, fuente de alegría para todos”. Este Cáliz “es uno de los signos más vivos y elocuentes de la presencia del Señor entre nosotros y del espíritu que trae la alegría y la paz”, añadió.

“Somos depositarios de una rica herencia espiritual que debe ser capaz de dinamizar nuestra vitalidad cristiana. Esto se nos ofrece en este Cáliz que Cristo mismo tomó en sus manos”. E hizo hincapié en que “tenemos aquí el Santo Cáliz, que marca el camino para una auténtica renovación de la Iglesia, una nueva primavera de santidad y de vida cristiana”.

Tras señalar que el Santo Cáliz “no es solo un objeto sobre el que se escriben historias y leyendas”, el cardenal Cañizares manifestó: “Cómo necesita este mundo que se descubra todo lo que significa esta reliquia: que Cristo vive, no es solo alguien que inspira nuestras acciones sino que es mi salvación, mi esperanza, mi vida, el camino, la verdad y la vida de los hombres”.

Terminada la misa, que contó con la participación de la Coral Catedralicia dirigida por Luis Garrido y acompañada al órgano por Pablo Márquez, el Santo Cáliz fue llevado de nuevo a su capilla en procesión.

Y no faltaron momentos más distendidos, como cuando los fieles se acercaron a observar con admiración las réplicas entregadas a sus párrocos.