❐ BELÉN NAVA | 03.11.2022
Cariño y agradecimiento. De esta manera recibieron al cardenal Antonio Cañizares los alumnos de Primaria del colegio diocesano Santiago Apóstol, del barrio valenciano del Cabanyal. Emoción y expectación se reflejaba en los rostros de los más pequeños que esperaban la llegada de don Antonio al centro escolar.
Querían darle las gracias en primera persona por todo el apoyo recibido por parte del Cardenal en los últimos años.
Alumnos y comunidad educativa se reunieron en el patio escolar, ahora llamado ‘Un patio para todos’. Un solar municipal que servía de aparcamiento para coches en el barrio valenciano del Cabanyal que fue transformado en patio para los alumnos gracias a un proyecto en el que han tomado parte los propios estudiantes y también personas con problemas de salud mental, con la colaboración de la comunidad educativa y el Ayuntamiento de Valencia, que cedió el espacio. Un proyecto que ganó un premio nacional y que ha llenado de orgullo a toda la comunidad educativa que día a día atiende a los niños y jóvenes que acuden a las aulas.
Los alumnos de Primero y Segundo de Primaria recibieron al Cardenal con una pancarta y le entregaron un obsequio con la gratitud de todo el claustro de profesores y personal del centro.
Además, los más pequeños, no quisieron desaprovechar la ocasión para “piropearle” y dedicarle unas palabras de cariño, en las que aseguraron que para ellos es “el mejor pastor del mundo, por ayudarnos a tener lo que necesitamos en este colegio” y también le agradecieron su impulso personal “para contar con un comedor tan bonito”.
La respuesta del Cardenal no se hizo esperar y de igual manera mostró su cariño por los pequeños a los que les aseguró que “me tenéis a vuestra disposición para siempre”. Con el gesto de un abrazo quiso hacerles saber que los llevaba a todos en su corazón.
Durante la visita al centro escolar, don Antonio pudo conocer los dos nuevos locales, adquiridos por el colegio gracias al Arzobispado de Valencia, en los que se ha habilitado un comedor y una sala polivalente tanto formativa como para ocio, que acogerá clases extraescolares, de psicomotricidad, reuniones del claustro y formación con familias, entre otras actividades previstas.
Estos nuevos locales facilitarán el trabajo diario del centro educativo, “en el que atendemos a cerca de 200 alumnos, pero también realizamos muchos proyectos con las familias y a nivel comunitario en el barrio”, tal y como señaló el director del centro Jordi Bosch, quien añadió que “el nuevo comedor ofrece más amplitud y se adecua mejor a las necesidades del centro”.
Por su parte, el titular del colegio diocesano Fernando March destacó que “queremos darle las gracias a don Antonio por toda la labor que ha hecho por nosotros, desde el primer momento, y por todo el apoyo que ha prestado a este colegio que acoge a alumnos de familias necesitadas. Especialmente estamos muy agradecidos por estos nuevos locales, que hemos conseguido gracias al Arzobispado, que también nos ayudó en la reforma del centro”.
Al ser una comunidad de aprendizaje, el centro tiene como objetivo “educar en valores, incidiendo en el diálogo. Hay que tener en cuenta que hay alumnos que viven situaciones familiares muy duras en hogares con carencias y a veces les cuesta un poco la convivencia, por eso intentamos cuidar todos esos aspectos”, señaló el titular.
En esta línea de trabajo, “vamos consiguiendo que las familias se impliquen cada vez más y participen en las asambleas familiares, dos veces al año, y en otros momentos determinados. Por todo ello, las familias también agradecen la labor del Arzobispado y de don Antonio por todo su apoyo”, concluyó.
Un centro singular
Santiago Apóstol es un centro singular, perteneciente a la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, del Cabanyal, que atiende a alumnos de Infantil, Primaria, primer ciclo de Secundaria y Formación Profesional Básica, procedentes de familias sin recursos, en su gran mayoría pertenecientes al pueblo gitano.
“A todos ellos se les imparte una formación integral teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen unas necesidades de compensación educativa, a través de actuaciones educativas de éxito, que son un referente en las comunidades de aprendizaje, en las que se implica a las familias”.
Además, el centro también con la ‘Escuela de Navidad’, la de Pascua y la de Verano, una iniciativa abierta a todo el barrio, que ofrece servicio de desayuno, comedor, talleres, actividades de refuerzo educativo y actividades deportivas para niños de 3 a 12 años durante los periodos vacacionales.
De igual manera, también cuentan con la ‘Escuela de Familias’. En el marco del programa de Formación de Familiares de la Comunidad de Aprendizaje, la enfermera escolar del centro realiza talleres semanales con los padres y madres de los alumnos en hábitos saludables para proporcionar las herramientas, el asesoramiento y los conocimientos básicos necesarios para que las madres del centro puedan abordar temas como la higiene y cuidados, alimentación saludable, conductas de riesgo, prevención de drogas, autoestima, primeros auxilios, ejercicio físico, sueño y descanso, etc.
Además, junto a profesores y alumnos se organiza la ‘Fiesta del sueño’, una oportunidad en la que la comunidad educativa genera metas compartidas y objetivos comunes para seguir caminando hacia la inclusión educativa y laboral de la comunidad, así como a la mejora profesional del equipo educativo.
“Cada uno de esos sueños son mejoras para el colegio. Y estos sueños, a lo largo de estos años, se han ido cumpliendo de forma conjunta y gracias al trabajo de una comisión formada por miembros de toda la comunidad educativa, familias, alumnos y voluntarios”, explicó Jordi Bosch.
El pasado mes de marzo, antes de que arrancará la ‘Fiesta del sueño’, se celebró un acto interreligioso por la paz, promovido por Scholas Occurrentes acogiendo la invitación del papa Francisco a rezar por el fin de los conflictos bélicos a pocas semanas de que se hubiera iniciado la invasión rusa en territorio ucraniano.