❐ C.A. | 10.11.2022
Ontinyent es tierra de la Virgen María y así lo demuestra con su gran devoción a la Inmaculada Concepción de María, cuyas fiestas celebran en diciembre, y que cada sábado recuerdan en la misa sabatina. Esa devoción mariana también quedó patente en la visita que el fin de semana pasado realizó la imagen procesional de la Virgen de los Desamparados a la localidad con motivo del Año Jubilar del Centenario de la Coronación Canónica. Una visita especial que congregó a fieles llegados de diferentes localidades cercanas pertenecientes a los arciprestazgos La Puríssima, Mare de Déu del Remei y Mare de Déu d’Agres.
La música y las campanas del imponente campanario de la parroquia de Santa María dieron la bienvenida a la Mare de Déu, que también fue recibida con bailes tradicionales. Ya en la parroquia los niños y jóvenes fueron los grandes protagonistas en la ‘missa d’Infants’. Participaron activamente los niños de catequesis y los miembros de los grupos juveniles de las distintas parroquias de la localidad.
La emoción y la alegría era palpable en los diferentes actos celebrados en torno a la Virgen de los Desamparados. Vítores, música y las calles y balcones engalanados convirtieron a Ontinyent en toda una ciudad en fiestas. La primera jornada de la visita, la del sábado, finalizó con una vigilia mariana, tras la cual la parroquia permaneció abierta toda la noche, con turnos de oración. Hasta allí se acercaron los fieles para poner sus alegrías, preocupaciones e intenciones a los pies de la patrona de los valencianos.
El domingo comenzó con la celebración del ‘Cant de l’Aurora’, a las 6:30 horas, desde diferentes puntos de la ciudad como el barrio de San José, el barrio de San Rafael y la Plaza de la Concepción hasta la parroquia de Santa María. Después, a las 8 horas comenzó el ‘Rosari de l’Aurora’ desde Santa María, siguiendo un recorrido por las calles cercanas al templo.
Finalmente, la ‘Peregrina’ fue trasladada desde Santa María hasta la Plaza de la Coronación donde se celebró la solemne eucaristía presidida por el vicario episcopal y rector de la Basílica de la Virgen, Melchor Seguí, que fue párroco de Santa María durante 16 años. Una visita muy especial, la del sacerdote, unas semanas después de comenzar su ministerio pastoral como rector en la Basílica. Tras la misa la imagen fue despedida.