La obra pictórica religiosa de Remigio Soler Tomás se extiende por cerca de un centenar de iglesias, conventos, capillas y ermitas de la Comunidad Valenciana y también de fuera de ella. Fue un apasionado del arte y desde pequeño demostró unas excepcionales aptitudes artísticas. Se presentó en diversas ocasiones a la Exposición Nacional y realizó numerosas exposiciones de carácter privado. En 1934 obtuvo medalla de bronce en la Exposición Regional, es hijo predilecto de Agres donde además tiene una plaza dedicada a su nombre, como también en Agullent y una calle en Valencia.
❐ BELÉN NAVA | 23.2.2023
“El arte está íntimamente ligado a mi vida. Actualmente, en mi vida, ya no tengo gratos motivos para poder sentirla, entonces ¿qué ilusiones he de tener por el arte y por cualquier actividad llamada artística?”. Son las palabras del pintor Remigio Soler Tomás en el ocaso de su vida y al que recordamos cuando se han cumplido 125 años de su nacimiento y 40 de su fallecimiento.
Son palabras que nos trasmiten la forma en la que Remigio hizo del arte su razón de ser. A lo largo de su vida fue un hombre y artista de fuerte carácter, temperamental; siempre actuaba desde las emociones y desde su profunda humanidad y honestidad. Artista polifacético, experto y experimentado conocedor de los códigos iconográficos y formales y de todos los métodos y procedimientos técnicos. Inherente también a su personalidad artística se encuentra la propia versatilidad creativa como ‘artista completo’, que fructificará en la consecuente gran extensión y calidad de su obra. Interesado no solo con las artes plásticas, sino también con la Historia, la Música, la Literatura, el teatro y la danza.
Pero sin lugar a dudas, Remigio Soler destacó por su gran obra religiosa que practicó sin límites de tiempo ni espacio geográfico. “Se sintió siempre motivado interiormente en sus manifestaciones artísticas religiosas. La causa principal es que pertenecía a una familia de profundas raíces y convicciones religiosas: sus padres pertenecían a la 3ª Orden de San Francisco y le educaron en su espíritu de honestidad y la práctica de la caridad cristiana”, explican Vicent Soler Alba y Juan Carlos Martí Soler. “Por lo tanto -indican-, mantuvo siempre estrechas relaciones con los organismos eclesiásticos y diferentes órdenes religiosas, donde se guarda la mayor parte de su obra de carácter religioso”. De igual manera, hay obras suyas de carácter sacro dentro de colecciones particulares privadas.
Se pueden encontrar obras murales: estucos, dorados, al fresco, a “la cola”, a “la leche” (caseína), o sobre lienzos adheridos al muro. Y también obra de caballete: sobre lienzo, sobre tabla, papel y cartón u otros soportes; al óleo, al temple al huevo, a la encáustica, técnicas mixtas, acuarela, etc. En algunos casos, cuando el encargo lo requería, pintó y decoró también las vidrieras de la iglesia o capilla, así como algunos objetos del culto religioso.
Sus fundamentos estilísticos se inspiraron en representaciones sacras como las de Rafael o Miguel Ángel, con formas de creación próximas a Juan de Juanes, Rubens, Ribera, Ribalta, Tiépolo, Palomino, Murillo, Goya, Vergara, Cortina, José Benlliure, etc.
Escultura religiosa
Se dedicó a la escultura religiosa y su ornamentación y policromía. En un inicio fue en el taller donde aprendía y trabajaba. En un segundo periodo, formó equipo con su compañero y amigo Pascual Sempere y, después, él como artista independiente. Realizó obras de imaginería de marcado carácter devoto y litúrgico, tanto de talla completa como imágenes “de vestir”. Tiene obra en Agullent: el Nazareno y la Virgen de Agosto; en la Barraca de Aguas Vivas de Alzira, la imagen de un Cristo Crucificado (desaparecida); en Montesa, el Cristo y la Purísima y, la obra más importante, la imagen de la Virgen de Agres que realizó en 1939, que se venera en su Santuario, el antiguo Convento de Franciscanos.
Objetos de culto religioso
Decoró y pintó sagrarios, tabernáculos y andas procesionales para llevar santos. Diseñó retablos como el de la iglesia de Torrella. Diseñó, tallaron en madera y decoraron, junto a su hermano Joaquín, el retablo de la capilla del convento de San José y Santa Ana de las monjas agustinas de L’Olleria. También talló y policromó, en 1942, las andas para la Virgen de la Salud de Onil, también con la colaboración de su hermano Joaquín, y en 1958 para la iglesia de Beniarjó, entre otros.
Durante más de diez años, en las décadas de los 40 y los 50, dirigió y ejecutó el diseño y ornamento floral de los Monumentos de Semana Santa en la Iglesia de los Carmelitas de Ayala en Madrid. En ciertas ocasiones, formó equipo con su yerno Joaquín Martí.
Una sólida formación
Remigio Soler Tomás nació en Agres (Alicante), el 14 de octubre de 1897, dentro de una familia de jornaleros. Muy pronto demostró aptitudes artísticas y, en 1915, animado por su maestro de escuela, se trasladó con su familia a Valencia, con el fin de formarse académicamente en las disciplinas plásticas y artísticas.
Ya en Valencia estudió en la Escuela de Artes y Oficios, donde obtuvo el premio extraordinario, y en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, de donde salió con Matrícula de Honor. Entre sus profesores destacaron Antonio Fillol Granell y Salvador Abril y Blasco en la Escuela de Artes y Oficios; e Isidoro Garnelo Fillol, Julio Cebrián Mezquita, José Renau Montoro, padre de Josep Renau, y José Benlliure i Gil, entre otros, en la Academia de Bellas Artes de S.Carlos.
El 6 de junio de 1926 se casó con Amalia con la que formó una familia con cuatro hijas. Ella sería el gran amor de su vida y también su musa: la inspiración de su ímpetu artístico y la orientación crítica de todos sus proyectos.
La Guerra Civil rompió y paralizó su vertiginoso desarrollo artístico. Se desintegraron los diferentes círculos artísticos de los que formaba parte. Se recluyó en una vida familiar de supervivencia entre Agres y Valencia y pocas obras verán la luz.
En 1939, finalizada la guerra, Remigio Soler formó parte, como vocal y artista, de la Junta para la Restauración y Reparación de la Iglesia de su pueblo natal: Agres.
En sus estancias en los pueblos de las iglesias donde pintaba, ejecutaba también, muy a menudo, obras profanas de caballete: paisajes, retratos, bodegones, flores, acuarelas, dibujos, etc. Se manifestó, de nuevo, su gran inquietud creadora y artística y su carácter multidisciplinar.
Su luz artística y humana se hizo sombra el 14 de agosto de 1983 y está enterrado en Agullent.