❐ CARLOS ALBIACH | 05.04.2023
“El amor vence siempre”. Esta célebre frase de san Juan Pablo II dirigida a los jóvenes resume la historia de Marcos Felipe. Marcos es un joven alegre, tiene 21 años, es natural de Picanya y estudia cuarto de Medicina en la Universidad Católica de Valencia. Hace algo más de dos años su vida cambió por completo o como él mismo cuenta “me encontré con Cristo en el momento menos esperado”. Tras un tiempo de formación y de crecimiento en la fe recibirá los sacramentos de iniciación cristiana -Bautismo, Eucaristía y Confirmación- en la vigilia pascual de la parroquia Ntra. Sra. de Montserrat de Picanya. Un acontecimiento que espera con gran ilusión. Su sonrisa y su nerviosismo al hablar de ello así lo atestiguan: “Va a ser el mejor día de mi vida, va a ser bestial y solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta”.
Su historia de conversión comienza cuando una amiga suya le insiste para que vaya a una Hora Santa de Hakuna -movimiento eclesial donde viven la fe numerosos jóvenes fundado por el sacerdote valenciano José Pedro Manglano- y a la que siempre le da largas. Pero un día a pesar de “nunca haber creído ni saber lo que era una Hora Santa y con miedo e incertidumbre” le acompaña. “Caí completamente de rodillas, al acabar no sabía expresar ese abrazo que había sentido junto a Dios, además de ver tanta gente a sus pies”, detalla.
A partir de ese momento Marcos comenzó a interesarte más por la Iglesia, a formarse, además de participar en las Horas Santa y actividades de Hakuna. También acudió a su parroquia para recibir la catequesis para prepararse para recibir los sacramentos de iniciación cristiana. Hace unos meses el párroco le dijo que le veía ya preparado para dar ese paso. Una gran alegría para Marcos, que no sabe describir lo que siente ante este momento. “Yo veía que con mis pocas virtudes y muchos defectos estaba hecho para algo grande, pero no sabía lo que era, de la forma más inesperada apareció Dios y me di cuenta de que eso a lo que me estaba llamando, para algo grande, era solo para servir a Dios y seguir su camino”, cuenta. Para la ocasión no ha dudado en invitar a su familia, amigos y a los que viven la fe en Hakuna con él. Su cambio fue “muy chocante” para su familia -parte de ella no creyente- y sus amigos, aunque lo apoyaron al verle contento. “Siempre que me preguntan digo que el Señor me ha transformado completamente y me ha enseñado a apreciar lo que tengo al lado, a mi familia, a mis amigos, a mis compañeros y me ha enseñado a valorar cada momento, a disfrutar esa vida que Dios nos ha entregado como un regalo”. “Antes por cualquier tontería me sentía mal, pero ahora intento vivir todo sabiendo que Dios está conmigo, y cuando las cosas no salen, es porque él tiene sus tiempos, y es perfecto, todo llega”, explica.
“Mi vida ha cambiado para bien”
Para Marcos este cambio ha sido una gran alegría: “Yo no imaginaba la alegría con la que Dios entra en tu vida y en tu corazón. Jamás habría imaginado que existiera algo que te llenara completamente, que saciara la sed de la felicidad completa. Me he dado cuenta cuando conocí a Dios y las personas de mi alrededor que me han llevado a Él. Es una alegría cada vez que estamos en una adoración y ves a tanta gente tan joven y tan feliz, yo no he visto esa felicidad en ningún sitio. Además de esa tranquilidad de reposar todos los problemas en Dios. Me ha impactado esa forma de vivir, después de conocer a Dios mi vida ha cambiado para bien, pero totalmente”.
Aunque ser cristiano es para muchos una cosa de “locos” y “piensan que no pueden pasárselo bien”, Marcos destaca que los jóvenes cristianos también disfrutan de la vida: “hacemos muchas cosas iguales, podemos salir con nuestros amigos, pero le damos otro significado, vivirlo todo sabiendo que está Dios presente y que hay que entregarse a los demás”. “Haces las cosas con otro significado y abrazas el plan de Dios”, resume.
En su día a día Marcos tiene muy presente a Dios. Además de intentar ir el máximo posible a misa, todos los días busca un hueco para visitar al Señor y “darle gracias por ese día”. “Es importante rezar, la clave es dejarse hacer por Dios, dejarse transformar por Él y vivir la vida en mayúsculas”, añade.
Para Marcos el encuentro con Dios ha sido algo “brutal”. De ahí, que lo que le nazca es pregonarlo a los cuatro vientos e incluso ha hecho un perfil de Instagram (@lavidaesunregaloo) para hacer presente a Dios. Para hacer presente esa frase que lleva marcada: “El amor vence siempre”. “Yo eso lo he vivido. Hasta que no tuve el encuentro con Dios no sabía el significado de la palabra amor. No era consciente que había un amor que podía abarcar todo y que podía llenarme completamente de él”, destaca.