Entre los meses de julio y agosto de 1865, la epidemia del cólera se ensañó con la población de la localidad valenciana de La Granja de la Costera. Los vecinos, devotos del ‘Pare Sant Francesc’, se encomendaron a él para que cesara el mal. El 10 de agosto de 1865 cesó el cólera y nadie más murió de dicha enfermedad. El pueblo realizó una promesa que se recuerda, desde entonces, cada 10 de agosto.
❐ B.NAVA | 28.9.23
La localidad de La Granja de la Costera lleva desde el año 1865 (algunos dicen que desde 1890) agradeciendo a san Francisco de Asís su intervención divina al erradicar de la población el mal que el cólera había provocado entre sus vecinos.
Cada 10 de agosto, se recuerda esa promesa que el pueblo le hizo de celebrar rogativas, en acción de gracias por la liberación de la enfermedad. No hay documentos escritos pero sí una viva tradición oral que se transmite de padres a hijos y llegado el 10 de agosto, “todo hijo de la Granja se siente llamado a acudir a misa y a la procesión, para agradecer, un año más, los favores recibidos, de una manera especial por la liberación del cólera”, explica Vicent F. Garcia Perales.
Las andas no se arreglan con flores sino con albahaca, y cuando termina la procesión, todos acuden a las andas para llevarse una rama y guardarla en su casa, como señal de haber acompañado al santo y como signo de purificación de la casa y liberación del cólera.
Este año, la celebración de la Promesa al Pare Sant Francesc fue especialmente emotivo puesto que el pueblo recibió de manos del franciscano ontinyentí Lluís Oviedo una reliquia del santo italiano, con la presencia del arzobispo emérito de Zaragoza, el albaidí Manuel Ureña.
Decenas de personas esperaban a la entrada de la localidad de poco más de 300 habitantess, para celebrar el acto de acogida de la reliquia que llegaba directamente desde Roma a través de los padres franciscanos. “Se trata de una reliquia de nivel 1, porque son restos corpóreos, que corresponde a un trocito del cuerpo de san Francisco de Asís. Es así como La Granja de la Costera ya cuenta con una excusa para ser visitada, tanto por curiosos como también por peregrinos, siempre guardando el respeto preceptivo”, indica Garcia Perales.
Las calles se engalanaron para la ocasión y el santo, portado en andas, estuvo también presente en la recepción de la reliquia. Se pronunciaron palabras por parte del consistorio municipal, dirigido por el alcalde José Miguel Marín, y de representante del pueblo y de la parroquia, también del padre franciscano y del padre titular de la parroquia, José Miguel Moscardó.
Todos coincidieron en destacar la importancia del acontecimiento. Posteriormente procedió a la firma de la documentación preceptiva, con el acompañamiento de músicos de La Granja, con la interpretación del Adàgio de Albinoni. La reliquia recorrió las calles de la localidad bajo palio y con el disparo de salvas hasta llegar al templo parroquial, donde se celebró una misa solemne.
En su homilía, monseñor Ureña destacó la importancia de venerar la reliquia, “como testigo de algún santo”, pero “no como superstición ni falsa religiosidad”.
La misa contó con la participación de un grupo instrumental de clarinetes, flauta y guitarras que acompañaron el coro de la parroquia con los cantos de Gabaráin dedicados íntegramente a San Francisco de Asís.
El acto estuvo acompañado por niños canalins vestidos de hábito de franciscano así como sacerdotes que habían ejercido su ministerio en el pueblo, como Vicent González, el que hasta ahora ha sido el abad de la Colegiata de Xàtiva, José Canet, otros presbíteros como José, de Sant Pere (Xàtiva), entre otros.
Por la tarde, la imagen de Sant Francesc recorrió las calles del pueblo. La procesión acabó con el canto del himno al patrón del pueblo, así como también la recogida de la albahaca.
En su despedida, el párroco de La Granja de la Costera destacó de nuevo que “el espíritu de las personas que han pasado por el pueblo continúa entre nosotros”, por eso” el espíritu de Sant Francesc está vivo en el pueblo y ahora, con la reliquia, se produce un acercamiento más intenso al Pobrecito de Asís, a quien tantas veces el pueblo se ha aclamado pidiendo algún favor mediante su intercesión”.