Arturo Pablo Ros Murgadas (Vinalesa, 1964) es ya Obispo de Santander. La Santa Sede hizo público su nombramiento por el Papa Francisco el 31 de octubre y el pasado 16 de diciembre se celebró su Misa de toma de posesión y Ministerio en la diócesis cántabra. Nos dirige el último mensaje conmovido, emocionado, agradecido.

Comienzo de la celebración de toma de posesión como obispo de Santander.

AMPARO CASTELLANO| 21.12.23

Cómo se vive recoger las pertenencias, despedirse de su diócesis para trasladarse a Santander, se agolpan muchos pensamientos?

  • Cómo se vive recoger las pertenencias, despedirse de su diócesis para trasladarse a Santander, se agolpan muchos pensamientos?
  • Pasan muchas cosas, pero no excesivas. Es verdad que el tiempo desde el primer momento lo he vivido con serenidad. Fue sorpresa cuando el Nuncio del papa Francisco me comunicó el nombramiento pero desde el primer momento con serenidad, dando gracias por la confianza que me han dado, intentando saber alguna cosa de la nueva diócesis de Santander pero tampoco mucho, es mejor ir, escuchar, conocer y hacerse la idea que uno necesita. Es verdad que este tiempo ha sido denso -su marcha ha coincidido con la enfermedad y fallecimiento de su madre-. Pero la motivación por la misión no la he perdido. Tengo constancia de que que se me espera. No es como cambiar de una parroquia a una tarea distinta, que a otra diócesis, pero con esa perspectiva lo vivo.
  • Como obispo auxiliar de la Archidiócesis de Valencia desde 2016, cuando hace repaso de este tiempo, de lo que ha vivido, qué es lo que pasa por su pensamiento?
  • Pasan rostros de personas. Lo vivido, lo que esté bien hecho bendito sea Dios, y lo que no fuera correcto pues el tiempo lo ha solucionado o lo solucionará. Es verdad que pasan vivencias, acontecimientos intensos, pero sobre todo pasan personas. Mi vida se ha hecho muy grande por rostros de hombres, mujeres, mayores, jóvenes, niños, en todos los ámbitos de la vida diocesana y esa es la riqueza. La experiencia gozosa de estos años a mi me la ha dado el Pueblo fiel. Y ha sido mi sostén, mi fuerza mi ánimo. Me pasan rostros y experiencias del corazón y eso queda grabado para siempre.
  • Un mensaje para la Iglesia que peregrina en Valencia, qué es lo que le gustaría que recordaran
  • No es fácil responder eso. Pues, que recordaran que un servidor era feliz anunciando cada día a Jesucristo, intentando ser transmisor de la alegría del Evangelio, como nos dice el Papa. Deseando estar cerca, muy cerca de los que más sufren. Así ha sido con las experiencias en la cárcel, con mujeres que han sufrido malos tratos, con inmigrantes en Cáritas, en tantos proyectos, no sobre los informes o papeles, sino estando cerca, escuchando, conociendo, tocando las heridas de la vida, y eso para mi ha sido una lección inmensa y me ha cambiado la vida, para bien por supuesto.
  • Ha sido impulsor del Centro para menores inmigrantes, su labor en Cáritas, los ejes de su trabajo en familia, laicos y jóvenes. ¿Hay algo de usted que nos haya quedado por conocer?
  • Bueno (sonríe) hay muchas cosas que no se pueden contar y experiencias casi místicas, por ejemplo, celebrando la eucaristía en la cárcel del Picassent, administrando el sacramento de la confirmación a presos en la zona de cumplimiento; admirar a mis hermanos curas del barrio de Nazaret cuando salen a las rotondas en invierno por la noche y les ayudan a las mujeres que están ejerciendo la vida con un café con leche y unas galletas y una mantita para que no tengan frío; o ver los rostros y las vidas y las heridas de los niños que hemos acogido en el Hogar de Menores, verles felices, verles sonreír. Momentos bellos, o momentos de Navidad donde nunca habían recibido un regalo, verles felices, verles tan dichosos, eso no se sabe, no se puede ver, porque son momentos intensos que uno palpa y son motivos para dar gracias a Dios. Por eso ha valido la pena todo.
  • Su gestión la ha demostrado en sus funciones como obispo auxiliar pero ahora tiene otra responsabilidad de gobierno. ¿Qué rasgos cree que son necesarios para un buen gobierno?
  • Ser pastor. Recientemente cuando estuvimos en Roma con el Santo Padre insistió mucho a los obispos, a los sacerdotes: ser padres. La paternidad, entendida evangélicamente. Y eso hace que la perspectiva de la relación sea mucho más profunda, mucho más bella, mucho más real. Se crea ese vínculo de comunión espiritual y eso significa cercanía, comprensión. Supone por nuestra parte ser más humildes, a veces nos falta humildad para mirar a los ojos, cara a cara, acompañar a los demás en sus procesos. El gobierno supone más que gobierno, responsabilidad. Yo la asumo como la que me han dado en estos años de mi vida, intentando gestionar el gobierno lo mejor que se me dé a entender y sobre todo, como me ha gustado hacer siempre de mi vida ministerial, como sacerdote y como obispo, rodeándome de equipos buenos, no tutelando los equipos, que caminen, que tengan alas, que vuelen. Necesito gente colaboradoras, entregados, en las distintas materias pastorales para que hagamos juntos ese camino. A mi eso me da tranquilidad y seguridad saber que hay gente con la que trabajaré, en la que delegaré, en la que confiaré.
  • Usted tiene una amplia formación, es teólogo y a la vez el obispo que pide haber más pastores que sonrían, es decir, un claro interés en mostrar cercanía. Respecto a los jóvenes, ha hecho una gran labor junto al equipo de la JMJ de Lisboa al ser el presidente de la Subcomisión de Juventud e Infancia de la Conferencia episcopal española. Es decir, cómo le gustaría que se entendiera su personalidad, tiene pensado cuál va a a ser su primer mensaje?
  • Es verdad que voy a tierra nueva y rostros distintos, pero creo que la grandeza de la Iglesia hace que las cosas sean fáciles. La diversidad es riqueza y al mismo tiempo todos buscamos un objetivo común y eso nos hace fácil el conocimiento. No me resulta difícil pensar que la cercanía, y el afecto y la cordialidad, la amabilidad de la que habla el Papa en Fratelli Tutti sean difíciles. En el ámbito de la reflexión teológico o el mensaje permanente que estamos llamados a transmitir, creo que a veces nos metemos en “barrizales”. Nuestra misión es anunciar a Jesucristo, eso es el futuro y es verdad que a partir de ahí se armonizan muchos proyectos. Creo que no son tiempos de titulares, y hay demasiados que nos distorsionan diariamente, pero el presente y el futuro es el Evangelio. Nuestra misión es anunciar a Jesucristo, es la respuesta, es el futuro, es la esperanza y yo quiero intentarlo, hacerlo lo mejor posible, porque es la respuesta que la gente necesita.

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