A. CASTELLANO / B. NAVA / M.J. CERVERA| 29.2.24

La Iglesia valenciana se movilizó desde los primeros momentos en los que se conocieron los hechos, y es que un voraz incendio consumía sin control un residencial del barrio valenciano de Campanar. El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, solicitó la movilización de todos los párrocos y sacerdotes de todo el Arciprestazgo IX, Mare de Déu de Campanar, compuesta de ocho parroquias, si bien, se hizo extensiva a todas las parroquias de la ciudad de Valencia y de toda la Archidiócesis ante la magnitud de la tragedia. El vicario episcopal, Emilio Hernandez se personó en el lugar del incendio y movilizó a todos los párrocos del área, acudiendo en el mismo momento, mientras el fuego devoraba el edificio, al hospital de campaña para ofrecer todo tipo de ayuda, material y de acompañamiento a las víctimas.

Desde ese “comité de emergencia” se pusieron a disposición locales y ayuda material urgente, para todos los afectados ofreciendo acompañamiento en esos momentos tan difíciles que han conmocionado a todos, y también a fin de que pudieran pasar la noche, aunque finalmente fueron trasladados a otros alojamientos.

La Iglesia Valencia ha ofrecido desde ese mismo día todas las mismas por las víctimas y sus familiares, y en agradecimiento a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad que con toda generosidad y pericia profesional intervinieron para actuar ante esta crisis.

El Arzobispado de Valencia se sumó a los los tres días de luto decretados por el Ayuntamiento de Valencia y las banderas del Palacio Arzobispal ondearon a media asta.

“En la Iglesia tienen una casa que les acoge”
El arzobispo de Valenci señaló que “cuando una sociedad experimenta una tragedia como la vivida -que todavía estamos viviendo por el alcance humano de esta tragedia-, la Iglesia participa de los sufrimientos y las angustias de la sociedad, experimentamos el dolor que experimentan todos los valencianos, porque también nosotros, los cristianos, somos ciudadanos y miembros de esta ciudad. Nos sentimos cerca de los que han perdido a un ser querido, de sus familias y de todas las víctimas también de los que han perdido sus viviendas y están viviendo una situación difícil. Tienen la solidaridad y el afecto de toda la Iglesia de Valencia. Todos estamos unidos en la oración y en la plegaria por sus necesidades y por todas las víctimas”.

Mons. Benavent destacó también su vivencia personal, “para mí ha sido realmente un momento duro, difícil, y desde el primer momento del suceso tuve un seguimiento de los hechos, me puse en contacto con las autoridades ofreciéndoles nuestra ayuda y nuestras oraciones. Seguimos atentos y siempre dispuestos a ayudar a las personas que puedan necesitar no sólo una ayuda material, sino una palabra de fe, de esperanza y de consuelo, que sepan que en la Iglesia tienen una casa que les acoge y que el Señor es siempre nuestro consuelo y nuestra fortaleza”, destacó el Arzobispo.

Por su parte el párroco y vicario episcopal Emilio Hernandez, de la Vicaría II, a quien el Arzobispo de Valencia encomendó el operativo de coordinación de las parroquias del Arciprestazgo, relató que “se vivieron momentos de mucha confusión y zozobra. Desde el primer momento ofrecimos la ayuda de las parroquias del arciprestazgo ‘Mare de Déu de Campanar’ . Desde la parroquia de San José María se organizó una furgoneta para recoger alimentos, ropa…y fue tan enorme la aportación que ya no había donde colocar todo. Así que conectaron con la asociación ‘Valientes’ de Campanar que se ofrecieron para alojar todo aquello. Actualmente estamos viendo cómo se van desarrollando los acontecimientos y desde las Cáritas parroquiales estamos organizando cómo se puede concretar esa ayuda. Desde la Cáritas de mi parroquia y en coordinación con Cáritas diocesana, estamos a disposición para que sepan que pueden acudir libremente al economato del arciprestazgo. Son los primeros momentos y tenemos que tener en cuenta qué es lo más conveniente para ellos”. Emilio Hernández ha destacó que “lo más importante es, siempre, tener una actitud de empatía y de solidaridad, y estar disponibles para lo que se pueda necesitar y saber en qué podemos ser más útiles en estos momentos”.

El rector de la Basílica de la Virgen y vicario de evangelización de la Archidiócesis de Valencia, Melchor Seguí, recordó que “siempre el pueblo valenciano ha sentido la presencia maternal de su Patrona, de la madre de Dios. Y por eso, en todas las eucaristías que se celebran estos días, se pide por el eterno descanso de los difuntos, por el pronto restablecimiento de los heridos, por el consuelo de los familiares y por la solidaridad de todos los valencianos hacia estas personas que han sufrido esta tragedia tan terrible”. También se refirió a la solidaridad que se ha hecho patente en el barrio valenciano de Campanar: “ofrecemos nuestra solidaridad, nuestro afecto. Todos estamos ahora con los vecinos de las viviendas siniestradas. Vamos a rezar e interceder, a pedir al Señor y a la Mare de Déu que realmente ese dolor vaya dejando paso también a la esperanza, al consuelo, la serenidad de saber que pase lo que pase, el Señor y la Mare de Déu nunca nos abandonan y siempre están con nosotros y nos acompañan siempre”. Desde siempre la Virgen de los Desamparados, nuestra Patrona, ha estado presente en los grandes acontecimientos de la vida de Valencia, de la ciudad pero también en las grandes calamidades, en las tragedias, en el sufrimiento y el dolor”.

Vigilia de oración en la Basílica de la Virgen: del dolor a la esperanza
Mons. Enrique Benavent, presidió en la Basílica de la Virgen de los Desamparados una vigilia de oración por las víctimas y las familias afectadas en la que pidió “que la Virgen nos ayude a descubrir qué es lo verdaderamente importante y ser más hermanos”. En la Basílica, llena de fieles durante la vigilia, acompañaron al Arzobispo el Obispo auxiliar emérito de Valencia, monseñor Javier Salinas; el Vicario general Vicente Fontestad; miembros del consejo episcopal; y sacerdotes, que fue concelebrada por el rector y el vicerrector de la Basílica, Melchor Seguí y Álvaro Almenar con la presencia de autoridades municipales y de la Generalitat.

“En la vida, en determinados momentos, experimentamos lo frágiles que somos y nuestra debilidad a nivel personal como colectivo, a nivel de nuestra ciudad. Recuerdo que, como Obispo auxiliar, el 3 de julio de 2006 también celebré aquí una eucaristía el día de aquel terrible accidente del metro”, señaló monseñor Benavent. “En estas circunstancias excepcionales que nos ha tocado vivir, los creyentes, los valencianos, necesitamos sentir la mirada amorosa de la Virgen María, pedirle su auxilio, su protección, y es expresión de que conviven dos sentimientos en nuestro corazón: dolor, parece que no hay esperanza, y la convicción de que, a pesar de todo, tenemos que esperar en silencio la salvación del Señor. Un sentimiento de fragilidad y dolor que no mata nuestra esperanza en el Señor. Y porque esperamos al Señor, venimos ante la Virgen pidiendo su ayuda, que nos descubra el consuelo de Dios. Le pedimos a la Virgen tres cosas. En primer lugar, tenemos presentes a todos los que han fallecido en este terrible incendio. Los sentimos como hermanos y miembros de nuestra familia, los llevamos en el corazón. La Virgen tiene en su corazón a los más desamparados, a los que sufren. Por eso, las personas que han perdido la vida son las que tienen que estar más presentes en vuestra oración”.

En segundo lugar, pidió “por sus familias, por todos los que han perdido sus casas,  los heridos y sus familiares, que ahora viven momentos de incertidumbre. Que la Virgen les conceda la gracia de vivir estos momentos dolorosos, dramáticos, con esa certeza de que Dios no deja de amarles.

“Cuando vivimos situaciones como éstas, en nuestro corazón salen las preguntas más radicales, como es preguntarse si Dios ha dejado de amarnos. Pedimos a la Virgen por esas personas para que les dé la certeza de que, a pesar de tanto sufrimiento, Dios no deja de amarles. No podemos encontrar la respuesta al porqué, pero el cristiano tiene la certeza de que el amor de Dios es más fuerte que todo sufrimiento, más fuerte que la muerte. Pedimos  para que, en lo más profundo de su corazón, lleguen a no dudar del amor de Dios, que es la única esperanza que podemos tener en estos momentos de sufrimiento”, subrayó.

“Pedimos también por todos los valencianos que hoy nos sentimos solidarios con todos los que sufren, que no sea un sentimiento que después se olvida, que estos acontecimientos despierten en nosotros sentimientos de auténtico amor y solidaridad, y que estas circunstancias que nos toca vivir como comunidad humana, comunidad de creyentes, nos hagan más hermanos. Si pensáramos lo que de verdad es la vida, ante estos acontecimientos seríamos más hermanos. Muchas cosas que nos dividen no lo harían, les damos importancia y no tienen tanta. Por eso, estas circunstancias nos tienen que ayudar a descubrir qué es lo realmente importante, seríamos más hermanos y no nos dividiríamos por cosas secundarias. Al finalizar la vigilia, el Arzobispo leyó el telegrama de condolencias para las víctimas y familias del incendio enviado por el Papa Francisco y agradeció todos los mensajes que había recibido por parte de los Obispos de la Conferencia Episcopal Española y de otros países.

Mons. Benavent participa en el minuto de silencio en memoria de las víctimas del incendio
El Arzobispo asistió al minuto de silencio en memoria de las víctimas del incendio con las autoridades institucionales políticas, civiles y militares, fuerzas y cuerpos de seguridad y vecinos y allegados de algunas de las familias afectadas por el incendio.