AMPARO CASTELLANO | 13.09.2024

“El cuidado de la Creación no es sólo una cuestión ética, sino también eminentemente teológica. Hay una motivación trascendente que compromete al cristiano a promover la justicia y la paz en el mundo, también a través del destino universal de los bienes”, afirma el Papa Francisco. De septiembre a octubre se abre un tiempo de reflexión: 34 días y la Iglesia señala que “como cristianos nos toca vivir una verdadera conversión de nuevos estilos de vida. Sabemos que a veces la semilla puede morir, pero la esperanza nos recuerda que debemos seguir plantando otras semillas”.

El Tiempo de la Creación es un período ecuménico dedicado a la oración y la acción por la Creación, que se celebra desde el 1 de septiembre al 4 de octubre. Durante este tiempo, comunidades de todo el mundo se unen para reflexionar sobre la importancia de cuidar el planeta y tomar medidas concretas para su conservación. Planificar hace más probable que pasemos a la acción..

Com destaca Ferran Lluch Girbés, director del Secretariat d’Ecologia Humana en l’Arxidiòcesi, “el Temps de la Creació son trenta quatre dies per a tindre en compte la nostra responsabilitat amb la creació en les nostres celebracions dominicals, en la nostra pregària diària o amb els distints grups parroquials.Com cada any des de 2015, els catòlics juntament amb els demés cristians, estem convidats a celebrar el Temps de la Creació. El dia 1 de setembre, es celebrà la Jornada mundial per la cura de la Creació, fins el 4 d’octubre, Festivitat de Sant Francesc d’Assís, patró dels conreadors de l’ecologia”. 

Efectivamente, el 29 de noviembre de 1979 el Papa Juan Pablo II anunció la Proclamación de San Francisco de Asís como Patrono de la ecología. Fue a petición de “la Congregación para el Clero (…) y conocido el parecer de la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino proclamamos a San Francisco de Asís, celestial Patrono de los cultivadores de la ecología”.

Ferran Lluch destaca “el Temps de la Creació, com en altres anys hem compartit, és una època per a renovar la nostra relació amb el Creador i tota la creació a través de la celebració, la conversió i el compromís junts. Durant el Temps de la Creació, ens unim a les nostres germanes i germans de la família ecumènica en oració i acció per la nostra casa comuna. Enguany el lema és “Espera i actua amb la creació”, seguint la metàfora oferta per Sant Pau en la Carta als Romans 8,16-22.En el web del Temps de la Creació podeu trobar una gran varietat de materials per a la celebració d’este temps que altres diòcesis, parròquies i institucions  estan desenvolupant a l’ample de tot el món y la Guia de Celebració del Temps de la Creació 2024 que s’ha elaborat des del Comité Ecumènic, amb materials i idees per a ajudar a celebrar i actuar durant el Temps de la Creació”.

“Si el universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo, entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre’. El mundo canta un Amor infinito, ¿cómo no cuidarlo?”, dice el  Papa Francisco.

Afirma el Santo Padre que “hoy en día, el vínculo entre materia y espíritu se presenta de manera cada vez más fascinante para nuestro conocimiento. Por tanto, el cuidado de la creación no es sólo una cuestión ética, sino también eminentemente teológica. Hay una motivación trascendente (teológico-ética) que compromete al cristiano a promover la justicia y la paz en el mundo, también a través del destino universal de los bienes. En esta historia no sólo está en juego la vida terrena del hombre, está sobre todo su destino en la eternidad. Esperar y actuar con la Creación significa, pues, que sabe entrar en la carne sufriente y esperanzada de la gente, compartiendo la espera de la resurrección corporal a la que los creyentes están predestinados en Cristo Señor”.

Como se indica en la Guía de la celebración del Tiempo de la Creación, “la acción como las primicias de la esperanza puede ser muy diversa: campañas de sensibilización, iniciativas de sostenibilidad y formaciones educativas para ayudar a las comunidades cristianas a tomar conciencia de que el cuidado de la Creación es fundamental para nuestra fe. La esperanza no se ve. Es como una semilla; hay que tener paciencia y nutrirla con agua para que crezca. Si no incluyes la esperanza, puede que la semilla no crezca. Sabemos que a veces la semilla puede morir, pero la esperanza nos recuerda que debemos seguir plantando otras semillas”.

La organización señala que “en este momento de lucha por nuestra casa común, debemos estar unidos en nuestra esperanza de un futuro mejor y en nuestro compromiso de hacerlo realidad. Tu acción es crucial”.

Por su parte, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española afirman que “queremos compartir con los creyentes y la sociedad nuestra reflexión sobre la esperanza como una lectura alternativa de la historia y de las vicisitudes humanas; no ilusoria, sino realista. El ser humano está llamado a cuidar de la “casa” natural, pero sin considerarse como el centro absoluto del universo. Este valor singular del ser humano en relación a las demás criaturas forma parte de la misma dignidad humana, la cual remite al mismo tiempo a “la bondad de los demás seres creados, como dones que le han sido confiados para ser custodiados y cultivados. La esperanza cristiana, que se presenta ante la sociedad como una verdadera propuesta activa y alternativa, ya que se fundamenta en todos los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios desarrollando el don recibido de su dignidad. En el hoy, este drama se hace sufrimiento en las injusticias del mundo, en las guerras fratricidas que la humanidad soporta y contempla en muchos lugares del mundo y, en muchos casos, mortal para los más pobres y débiles de la humanidad. La teología nos recuerda que todo fue creado por amor y que en ese mismo amor está la plenitud de toda la creación. A nosotros como cristianos nos toca vivir una verdadera conversión de nuevos estilos de vida en lo personal, lo social, lo político y lo económico, así como en la espiritualidad y vivencia de lo trascendente y de lo religioso. Nuestra fe nos compromete a no dejar en la intemperie de una naturaleza desgraciada a las próximas generaciones y comprender que no habrá paz verdadera sin cuidar las relaciones entre nosotros, con la naturaleza y con Dios. Esta esperanza, nos lo dice nuestra fe, no defrauda”. Así nos lo recuerda también el Papa Francisco en la Bula de convocación del próximo Jubileo Universal 2025. z