AMPARO CASTELLANO | 24.10.2024
Mons. Enrique Benavent señaló dos figuras que fueron referencia para Mons.Vicente Juan, el primero de ellos Juan Pablo II, “con quien colaboró estrechamente desde la Secretaría de Estado, le configuró espiritualmente. Sentía hacia el Papa Santo una gran admiración”. Efectivamente, Mons. Vicente Juan había narrado algunos vivencias con el Papa polaco: “la tarde que una bala homicida se lanzaba sobre aquel gran hombre vestido de blanco en la Plaza de San Pedro… las secuelas le iban a acompañar el resto de su vida”. Otro de los momentos que revivía fue cuando el Papa tenía que pronunciar un discurso a peregrinos españoles, entre ellos fieles de Barcelona acompañando al nuevo cardenal Carles Gordó. “En el texto del discurso había un amplio párrafo en catalán y el secretario me llamó para que acudiera al despacho del Santo Padre. Deseando besarle la mano, vi que la llevaba vendada, pues la puerta del coche le había aplastado el dedo meñique. Al tomarle la mano, con la serenidad que le distinguía, quitó importancia al dolor que soportaba y lo encomendó al Año de la Familia”. Recordaba años después su presencia en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, en el acto solemne de inicio para la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II: “El día de mi ordenación episcopal todos los asistentes prorrumpieron en aplauso cuando afirmé que deseaba la elevación a los altares de quien había sido el Sumo Pontífice en los últimos casi veintiséis años. Ahora mi presencia representaba a tantos que siguen admirando esa figura de hombre cabal, intelectual distinguido, amigo leal y pastor generoso, claro en su magisterio y seguro en los principios”.
DEL PAPA FRANCISCO: «ES UN GRAN DÍA PARA LA IGLESIA»
Mons. Vicente Juan también había conocido en Roma al cardenal Bergoglio. Por eso poco después de conocer la elección como nuevo Papa aseguró “es la respuesta de Dios a las oraciones de todos los católicos que pedíamos un pastor humilde y conciliador. Una persona que defiende la vida, a los pobres, que transparenta su religiosidad. Su elección me ha llenado de gozo. Sé que hoy es un gran día para la Iglesia”.
También afirmó que aunque el contenido de los cónclaves es secreto, se sabe que el cardenal argentino ya obtuvo muchos votos en el anterior, durante las deliberaciones que llevaron a Joseph Ratzinger a la silla de San Pedro. Mons. Vicente Juan relataba también el tiempo en que compartía residencia con el cardenal Jorge Bergoglio, destacando “su dimensión humana, gran humildad, hombre sencillo, afectuoso”. Como ejemplo de la austeridad de Bergoglio, recordaba cuando fue nombrado cardenal. “Argentina atravesaba una terrible crisis y él decidió renunciar a todo boato y celebraciones. No quiso el coche de la embajada y recorrió a pie durante 25 minutos el camino que separaba el Vaticano de su residencia romana. Una vez en ella, se quitó los hábitos cardenalicios y, con ropas sencillas, bajó al refectorio, donde tomó una humilde cena: sopa y tortilla. De vuelta a Buenos Aires, Bergoglio también rechazó la fiesta que querían organizar en su honor, dijo que su lugar estaba con los que sufren”.
Mons. Vicente Juan tenía marcada a fuego la fidelidad a los sucesores de Pedro, así como la importancia de la diplomacia en su representación: “desde el punto de vista diplomático, la relevancia y la autoridad moral del Papa no es comparable con ninguna otra a nivel internacional, dado que es la única autoridad religiosa que ejerce una influencia de primer orden en el ámbito socio político. La Santa Sede es el organismo internacional con más representaciones diplomáticas en el mundo. La Nunciatura representa la voluntad de estar presente. El papel de los sacerdotes españoles en esta labor seguirá siendo relevante en el futuro”
Otra de las personas que marcó su vida fue Ricard María Carles – que sería creado Cardenal por Juan Pablo II- su párroco en Tavernes y quien le ordenó sacerdote. Como explicó Mons, Benavent, “su relación fue decisiva en su vida: como creyente, en su vocación y en el ejercicio de su ministerio episcopal”.
SERVICIO DIPLOMÁTICO ANTE LA SANTA SEDE
Tras haber realizado los estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor y en el Real Colegio del Corpus Christi ambos de Valencia, en el año 1984 el entonces arzobispo de Valencia Miguel Roca Cabanellas le envió a Roma, donde se doctoró en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino de Roma y en Derecho Civil por la Universidad de Valencia. Ingresó en el Servicio Diplomático ante la Santa Sede -tras los Estudios en la Pontificia Academia Eclesiástica-. Seis años de servicio como Secretario en las Nunciaturas de Costa Rica, Marruecos y Mozambique. Al respecto Mons. Benavent recordaba: “le agradecemos una religiosidad que nunca perdió su sencillez, a pesar de los importantes cargos que tuvo. Hay que destacar su trabajo en Mozambique, donde vivió momentos especialmente delicados, de esas experiencias todos quedamos impresionados”.
Mons. Juan fue llamado a Roma y nombrado Jefe de la Sección Española de la Secretaría de Estado. De aquel tiempo muchos valencianos como José Salvador Murgui recuerdan “siempre teníamos un interlocutor válido y multitud de anécdotas interminables. En muchas ocasiones nos acompañaba la recordada Paloma Gómez Borrero, naciendo un profundo afecto difícil de olvidar”. Durante ese tiempo fue además Capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y cooperador en la parroquia de San Melchiade en Roma. La vocación de servir a los más desfavorecidos la había mostrado muchos años antes, como afirma el teólogo José Luis Ferrando, ayudando a menores vulnerables en un Colegio internado de las Hermanas de Santa Ana “y con más de un centenar de niños y niñas para pasar los meses de verano. El trabajo era duro, pero Vicente era muy querido por aquella chavalería, gran conversador a la que les ofrecía su seguridad y buen humor”.
Juan Pablo II le derivó al episcopado en 2005, y tomó posesión siendo Benedicto XVI el nuevo pontífice. El ministro de su consagración fue el número tres del Vaticano, el cardenal Leonardo Sandri, estuvo presente el propio secretario de Juan Pablo II, Stanislaw Dzswizs, y como co-consagrantes en la ceremonia el cardenal Ricard Maria Carles y Mons. Agustín García-Gasco. Durante quince años desarrolló una intensa labor pastoral: inició la causa de beatificación de una veintena de mártires de la Guerra Civil (con el asesoramiento del valenciano Ramón Fita, delegado de las Causas de los Santos), construyó iglesias, se ocupó de conservar el patrimonio artístico y trabajó por la presencia de la vida religiosa, invitando a diferentes Congregaciones a abrir comunidades en las Pitiusas.
Mons. Vicente Juan fue Obispo auxiliar de Valencia desde 2020 hasta su renuncia en 2023. El Arozbispo de Valencia comunicó su fallecimiento.El Palacio Arzobispal acogió la Capilla ardiente, en la que estuvieron presentes el Nuncio del Papa en España, Bernardito Auza; el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán; el Obispo de Ibiza, Mons. Vicente Ribas Prat y los obispos valencianos. También las Hermanas de Marta y María que asistieron a mons. Vicente Juan, a las que Mons. Benavent se referiría porque “con tanto afecto han atendido a D. Vicente”. También su secretario particular, sacerdotes de la diócesis, familiares y allegados. Sus restos mortales fueron trasladados en procesión acompañados en un acto ceremonial hasta la Catedral, donde se ofició la misa exequial.
En la celebración Mons. Enrique Benavent, destacó que “siempre dio lo mejor de sí mismo. Quiso hacer de su vida un servicio al Señor y a la Iglesia, dos cosas que él nunca separó en 43 años de ministerio, los últimos más de 19 al servicio del ministerio episcopal. “Con la enfermedad, la vida sacerdotal y episcopal adquirió en él una nueva dimensión. Cuatro palabras le han acompañado: servir, seguir, vivir morir para el Señor, los ha hecho su vida a lo largo de todo su ministerio sacerdotal y episcopal” y destacó “la devoción a la Mare de Déu dels Desamparats que él tenía grabada en su corazón”.
REFERENCIA PERSONAL DEL NUNCIO APOSTÓLICO
El Arzobispo de Valencia agradeció en su nombre y de los familiares “las numerosas muestras de condolencia, que también manifestó el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza, del Papa Francisco, del Secretario de Estado Cardenal Pietro Parolin y su sustituto Edgar Peña Parra, del personal de la Secretaría de Estado y la Nunciatura Apostólica. “Mons. Vicente y yo fuimos contemporáneos en la Pontificia Academia Eclesiástica, y durante muchos años trabajamos juntos en la Secretaría de Estado”. Presentes también el Obispo de Ibiza, Vicente Ribas, César García Magán, José Ignacio Munilla, Casimiro López, Javier Salinas, Jesús Murgui, Salvador Giménez, el Cabildo metropolitano, vicarios episcopales, sacerdotes, diáconos y seminaristas de Valencia e Ibiza. Por la tarde, el Arzobispo acompañó a familiares y allegados a la parroquia de Tavernes de la Valldigna, su localidad natal, donde sus restos mortales fueron inhumados. Descanse en Paz, Mons. Vicente Juan Segura, con toda nuestra admiración, respeto, profundo afecto y recuerdo eterno.