F.Sahuquillo | 21-11-2012
Anticiparse a los sueños de cambio de los jóvenes. Con este compromiso concluyó el sábado 17 en el centro cultural Bancaja de la ciudad de Valencia el II Congreso Internacional de Pedagogía Amigoniana.
En él se dieron cita profesores, religiosos y educadores de más de veinte países de América, Europa y África dispuestos al cierre de las jornadas a seguir fieles a la obra iniciada por el fundador de los terciarios capuchinos, Luis Amigó (Massamagrell, 1854-Godella, 1934) hace más de un siglo.
“Este encuentro debe ser el pretexto para continuar, para abordar el reto e incluirnos en la velocidad del mundo actual. Lo hemos hecho durante más de cien años y tenemos el compromiso con las generaciones presentes y futuras”, aseguró el consejero general de la congregación de Terciarios Capuchinos, Marino Martínez, en la presentación de las conclusiones.
A lo largo de tres jornadas, ponentes mediáticos como el psiquiatra y profesor de la Universidad de Nueva York Luis Rojas Marcos o el catedrático emérito de la Universidad Deusto Javier Elzo; terciarios y terciarias capuchinos de todo el mundo mundo y representantes del ámbito universitario y de organizaciones no gubernamentales, analizaron en conferencias y mesas redondas el fenómeno de la inclusión a nivel nacional e internacional. Asimismo se describieron las aportaciones de la pedagogía amigoniana a lo largo de su historia para combatir este fenómeno. Por otra parte se presentó un trabajo de investigación denominado ‘Ruta de la pedagogía amigoniana’ que recoge a modo de “atlas” las diferentes manifestaciones de esta congregación a lo largo y ancho del planeta.
El compromiso de esta pedagogía con los excluídos quedó patente en el testimonio de dos jóvenes que compartieron su cambio vital tras el paso por alguno de los centros de acogida que coordina la obra amigoniana en la Comunitat Valenciana. Miguel Giner afirmó que la vida le había dado una oportunidad. “Vivía para hacer daño a los demás, después de pasar por el centro soy otra persona. Ahora soy un currante y puedo decir que vivo de mi sudor”, dijo. Sentada junto a él en una mesa redonda titulada ‘En primera persona’ esperaba su turno de intervención Tamara Zapater.
“Después de tener problemas con las drogas y abandonar los estudios, ahora se relacionarme mejor, he aceptado normas en casa, he estudiado y trabajado, aunque ahora estoy en paro, me casé e incluso me planteo ir a Estados Unidos con mi marido a buscar trabajo”, añadió.
Miguel y Tamara son el resultado visible de la obra amigoniana que se reunió en Valencia para descubrir sus raíces y conocer sus distintas y muy variadas manifestaciones.
Así lo resumió el superior provincial, José Ángel Lostado: “si observamos la realidad y la estudiamos es para un mejor compromiso con aquellos muchachos que tienen problemas pero no son el problema”.
Reacciones
El II Congreso Internacional de Pedagogía Amigoniana reunió en Valencia a centenares de profesores, religiosos y educadores llegados de todo el mundo. A ellos hay que añadir quienes se unieron a través de la emisión en directo en internet. Según los organizadores, fueron más de 5.000 las conexiones a la emisión en ‘streaming’.
Precisamente, el hecho de celebrarse en tierras valencianas, cuna de su iniciador, fue uno de los aspectos más valorados por los participantes. “Es un momento único en la historia de nuestra pedagogía porque supone venir al lugar del que procedemos y constatar que el proyecto sigue vigente y con futuro”, aseguró Elvin Antonio Lantigua, director de un centro de reeducación en Panamá.
En el mismo sentido se manifestó Jesús Gea, profesor en el colegio Fundación Caldeiro de Madrid: “estamos descubriendo las raíces de nuestra pedagogía y sus distintas manifestaciones”. Hasta Valencia llegaron incluso de Costa de Marfil, como Sanctus Morand Avlessi. “Quiero enriquecerme y profundizar en la pedagogía amigoniana para poder mejorar mi trabajo y lograr un trato más humano y cercano con los chavales”, dijo.
Conclusiones
El consejero general de la congregación de Terciarios Capuchinos pre­sentó en la última jornada las conclusiones. Martínez destacó “la obligación” que tiene el religioso y el educador amigonianos de “anticiparse” a los sueños de cambio de los jóvenes.
Marino Martínez presentó algunas conclusiones en forma de preguntas. “¿Podremos entre todos los educadores amigonianos y laicos comprometidos aceptar el reto de transformarnos en pro de la condición humana? Cambiar no es cambiar al otro. ¿Seremos capaces de cambiar nuestra inercias institucionales para lograr mayor integración entre religiosos y laicos? ¿Podremos salir de nosotros mismos y contar a otros quiénes somos, qué sabemos y hacia dónde nos dirigimos? ¿Podremos anticipar el cambio con pensamientos reflexivos que integren nuestra historia para prever las problemáticas que hoy requieren nuestras palabras y nuestros actos?”.