El nombramiento fue hecho público en el Palacio Arzobispal, en presencia de la familia de Sales. Fotos: V. GUTIÉRREZ

E.MARTÍNEZ | 23.09.2020

El Arzobispado de Valencia cuenta desde hace unos días con nuevo ecónomo, Antonio Sales. Es el primer laico designado para ese importante cargo en la archidiócesis valentina. Sales sustituye en esa función al sacerdote Vicente Fontestad, que mantendrá su responsabilidad como vicario general de la archidiócesis y moderador de la Curia.


El nombramiento, efectuado por el arzobispo de Valencia, fue hecho público el pasado 18 de septiembre por el propio cardenal Antonio Cañizares tras el rezo del Angelus en el salón del trono del Palacio Arzobispal. Tras la lectura del nombramiento por el canciller secretario del Arzobispado, José Francisco Castelló, Sales juró el cargo en presencia también de los obispos auxiliares, del vicario general y otros miembros de la Curia. Acompañaban también al nuevo ecónomo su mujer y sus hijos.


Tras el anuncio, el cardenal Cañizares agradeció la “generosidad y buen hacer” de Antonio Sales –que hasta ahora ejercía como gerente en el Arzobispado–, y lo calificó como “persona idónea para esta tarea”. Además, expresó su gratitud a Vicente Fontestad por sus años de dedicación en el cargo de ecónomo.
Tras su nombramiento, Sales concedió esta entrevista a PARAULA:

Antonio, ¿qué supone para ti esta designación?

-El nombramiento como ecónomo diocesano es un gran honor para mí. He de agradecer a don Antonio la muestra de confianza otorgada y las palabras tan generosas del otro día. También es la confirmación del trabajo realizado durante estos cinco años con don Vicente Fontestad −vicario general y ecónomo saliente−, al que estoy muy agradecido y con el que seguiré trabajando lealmente. Ahora bien, un cargo siempre es una carga que hay que asumir con responsabilidad en el servicio a la Iglesia valentina. Gracias a Dios, en el Arzobispado cuento con un buen equipo, siempre dispuesto a ayudar y a aprender.

Eres el primer laico en ser nombrado ecónomo en la archidiócesis de Valencia. ¿Cómo valoras el papel de los seglares en cargos de responsabilidad en la Iglesia?

-El evangelio del pasado viernes –el día de la presentación del nombramiento– decía que las mujeres que habían sido curadas acompañaban a Jesús con sus bienes y las cita literalmente por su nombre. Los cristianos tenemos precisamente esa llamada: acompañar a Jesús con nuestros bienes, con nuestros talentos, ayudando a que llegue la buena noticia a cada generación. Los seglares tenemos esa misión concreta, cada uno en el lugar donde vivimos, en el trabajo que desarrollamos. Hay diversos carismas, pero un único espíritu.

¿Qué líneas prioritarias de actuación te gustaría impulsar en tu nuevo desempeño?

-En los últimos cinco años hemos seguido una línea clara que nos encomendó el Arzobispo en nuestro primer nombramiento: trabajar por la transparencia en la Iglesia. Es importante que sigamos por esta senda, puesto que es una demanda que va más allá de las exigencias legales; es algo que nos pide la sociedad. No ha de preocuparnos, sino ocuparnos: la transparencia es contar aquello que hacemos, y nosotros hacemos mucho más de lo que contamos.
En esta línea, hemos ido tomando acciones concretas: la primera es ayudarnos de la tecnología y de los sistemas de gestión. En este tiempo hemos implantado un ‘ERP’ (programa de gestión) para la administración diocesana y que también están utilizando otras instituciones, como el Seminario, la Catedral o la Facultad de Teología. Este ‘software’ se ha desarrollado por el trabajo colaborativo de mejora continua de las diócesis españolas. También hemos lanzado otro programa más adaptado para las parroquias, que actualmente está implantado en más de 150 de la diócesis y que nos ayuda a estar más y mejor conectados entre nosotros.


Es significativa también la aprobación del plan contable de la Iglesia, que nos permite homogeneizar los sistemas de rendición de cuentas de todas las entidades de la Iglesia, principalmente parroquias, fundaciones y asociaciones de fieles; también los desarrollos de los manuales de buenas prácticas, como la guía de prevención de blanqueo de capitales o la de inversiones financieras, entre otras. Esta misma semana, hemos colaborado con la consultora KPMG en el desarrollo de un manual de control interno que ayude a minimizar los riesgos operativos en la gestión económica diocesana y que pueda servir también a otras diócesis que lo quieran implantar.

SUSCRÍBETE A PARAULA PARA LEER EL REPORTAJE COMPLETO