‘Llegaron de noche’ cuenta la historia real de Lucía, la única testigo del crimen de un grupo de jesuitas en El Salvador, en el que fue asesinado el sacerdote Ignacio Ellacuría. Una mujer humilde, que se jugó la vida -literalmente-, por defender la verdad, aun sin entender por qué no podía contarla. Sobre ella, en los cines Lys, conversamos con su director, Imanol Uribe.
❐ BELÉN NAVA | 07.04.2022
La primera pregunta es obligada, ¿qué se va a encontrar el espectador que llegue a las salas de cine para ver ‘Llegaron de noche’?
Se van a encontrar una película basada en la historia real de la única testigo del crimen de los jesuitas en El Salvador, Lucía, en la que fue asesinado el sacerdote Ignacio Ellacuría. Lucía y su familia fueron engañados por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, que los retuvieron y torturaron para que se echasen atrás en la versión de que los autores de la matanza de los jesuitas habían sido militares.
De ahí viene el nombre de la película, de la premonición del propio Ellacuría quien, en un momento de la película, comenta a sus compañeros: “Si me matan de día sabrán que ha sido la guerrilla, pero si llegan de noche, serán los militares”.
¿Por qué se decidió precisamente por llevar al cine este hecho tan concreto?
El caso Ellacuría, la matanza de los jesuitas en El Salvador en 1989, es uno de los acontecimientos informativos que personalmente más me han impactado en el momento de conocerlo.
A mí, además, la historia me tocaba personalmente: soy salvadoreño de nacimiento y estudié en los Jesuitas, primero en el Externado de San José en San Salvador, y luego en Tudela, en el mismo colegio al que había acudido Ellacuría… incluso le conocí personalmente, aunque fuese de manera breve y casual.
La idea de hacer la película surgió de la lectura de ‘Noviembre’ de Jorge Galán. Una novela estupenda que narra la matanza de los jesuitas en paralelo con una historia novelada por el propio Jorge. Pero la historia que me interesó desde el principio era la de Lucía, que no tiene tanto peso en la novela.
Lucía se atrevió a ir contra todo lo establecido para defender la verdad.
Lucía es un personaje extraordinario. Es una mujer anónima y valiente empeñada en que prevalezca la verdad manteniéndola hasta sus últimas consecuencias y eso le ha costado no poder volver a su patria. Me parece una historia muy ejemplar en estos tiempos que corren de ninguneo de la verdad y de ‘fake news’. Es necesario que, en estos momentos, se defienda la verdad. Me pareció un vehículo estupendo para contar la matanza de los jesuitas… el poder recorrer su experiencia vital. Es más, su historia tiene muchas referencias en el cine…alguien que está en un sitio, ve algo y le cambia la vida para siempre, como en los clásicos de Alfred Hitchcock.
¿Cómo fue poder escuchar de la propia Lucía la narración de los hechos?
Actualmente Lucía vive en una pequeña población de California, adonde se ha mudado con su marido, Jorge Cerna, y que no quiere que se mencione porque sigue teniendo el miedo metido en el cuerpo. Es una mujer muy discreta y no habla del tema salvo en la intimidad de su casa.
A Lucía no le gusta que se sepa quién es. Sin embargo, los momentos que pasamos junto a ella y su marido fue el impulso que hizo que se nos fueran las dudas y nos lanzaramos a hacer la película. Nuestra impresión es que no había contado la historia entera nunca.
Su recuerdo fluyó nítido, consistente y, sobre todo, muy emocionado, recordando la masacre de los sacerdotes o su posterior secuestro a cargo del FBI.
‘Llegaron de noche’ es uno de los proyectos en los que más tiempo ha invertido, ¿por qué ha sido tan costoso?
Han sido cinco años largos, y la pandemia fue la última piedra en el camino. Hubo mucha investigación primero, mucha hemeroteca y materiales de archivo. Viajamos a California pero además a El Salvador donde pudimos localizar los escenarios naturales de la historia. Allí conocimos en profundidad al jesuita José María Tojeria, el otro protagonista de nuestra historia. Desde nuestro viaje allí, estaba claro que en El Salvador no podíamos rodar por razones de seguridad así que optamos por filmar entre Colombia y España.
Escuchar la narración de los protagonistas de la historia de primera mano y revisitar los lugares reales, donde los hechos tuvieron lugar nos permitió dotar a la película de una veracidad casi periodística, cualidad necesaria, desde mi punto de vista, para narrar esta historia.