Eva Alcayde | 13-09-2013
Invitados por el Arzobispo y atraídos por la singular sonoridad de las campañas del Miguelete, que fueron volteadas manualmente con un toque de fiesta extraordinario, los valencianos llenaron los bancos de la Seo desde mucho antes de iniciarse la celebración.
Después, numerosas familias con niños, fieles que seguían llegando y turistas que preguntaban curiosos y se quedaban, tuvieron que seguir la celebración de pie.
En su homilía el arzobispo de Valencia aseguró que la paz surgirá “si de verdad acogemos la verdad de Dios”.
Para el prelado, conocer el designio de Dios, saber que tenemos un gran tesoro en el corazón, que es Jesucristo y tratar siempre al otro como hermano, son tres cosas esenciales para la práctica de la paz.
“No hay otra solución, no busquemos otras soluciones. Los hombres podemos llegar a muchos acuerdos, pero eso no cambia el corazón”, señaló el Arzobispo, para quien “hay que gritar a los hombres que Dios les ama. Cuando hay experiencia de Dios, no hay otra arma arrojadiza más que el amor”, aseguró el prelado.
Monseñor Carlos Osoro invitó a los más de mil fieles que llenaban la Seo a transmitir a los demás “la fuerza revolucionaria y transformadora del amor” porque “si no hay una conversión profunda del corazón, no lograremos la paz nunca”.
El Arzobispo aseguró que la paz es un don de Dios, pero necesita también de la oración, del perdón, de la justicia, de la reconciliación. “Es un don de Dios, sí , pero necesita la actuación del hombre, de ahí el valor de la oración en este instante en que la paz peligra”, indicó.
Al término de su homilía, animó a trabajar por la paz, a promover los valores que la engendran y a reconocer la verdad del ser humano y que “el amor es más fuerte que cualquier otra cosa”. “Aquí esta noche, en esta catedral, se construye la paz”, concluyó.
Tras concluir la misa, el Arzobispo invitó a los presentes a acudir a la Basílica de la Virgen donde continuaba la velada de oración.
Más oración y Rosario en la Basílica
Tras la misa en la catedral, el Arzobispo presidió otra eucaristía en la Basílica de la Virgen de los Desamparados, seguida del rezo del Rosario y reflexión y oración personal.
Según explicó el propio prelado, eligió la Basílica para la segunda parte de la vigilia por ser “un lugar entrañable para los valencianos”. “El grito de la paz es el que reside en el corazón de todos los que estamos aquí. Que estalle siempre la paz”, deseó monseñor Osoro.