❐ AGENCIAS | 09.12.2021
Durante cinco días el papa Francisco ha visitado los países de Chipre y Grecia y en ellos ha podido acercarse al drama de los refugiados y migrantes y ha exhortado a la comunidad internacional para que “no olvide a los que sufren”. Un viaje donde ha podido encontrarse también con diferentes líderes religiosos y ha lanzado un mensaje de comunión y fraternidad.
Uno de los momentos más cruciales de este viaje fue su visita a la isla griega de Lesbos, símbolo del drama de los refugiados y que ya visitó en 2016. En ella visitó el Centro de acogida e identificación de Mitilene, que acoge miles de refugiados. Allí clamó para que no se olvide a los que sufren: “ruego a Dios que nos despierte del olvido de quien sufre, que nos sacuda del individualismo que excluye, que despierte los corazones sordos a las necesidades del prójimo”. “El Mediterráneo, que durante milenios ha unido pueblos diversos y tierras distantes, se está convirtiendo en un frío cementerio sin lápidas. ¡No dejemos que el ‘mare nostrum’ se convierta en un desolador mare ‘mortuum’”, exclamó.
El Papa pudo escuchar el testimonio de algunos de los refugiados, así como de los voluntarios que los atienden. Una visita muy emotiva y en la que algunos acogidos pudieron saludar al Papa. “Estoy nuevamente aquí para encontrarme con vosotros y decirles que estoy cerca suyo, para decirlo con el corazón, estoy aquí para ver sus rostros, para mirarlos a los ojos: ojos cargados de miedo y de esperanza, ojos que han visto la violencia y la pobreza, ojos surcados por demasiadas lágrimas”, les dijo.
Francisco también fue rotundo en denunciar esta situación: “sí, es un problema del mundo, una crisis humanitaria que concierne a todos”.
Comunión y unidad
Tanto en Chipre como en Grecia pudo encontrarse con diferentes líderes religiosos como son el arzobispo ortodoxo de Chipr, Crisóstomo II o el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Jerónimo II. Así, el Papa ha lanzado un mensaje de comunión: “Dios nos llama a no resignarnos a vivir en un mundo dividido” sino a formar “una humanidad sin muros de separación”, dijo en el encuentro ecuménico con migrantes en la iglesia de la Santa Cruz de Nicosia.
En su discurso ante el Santo Sínodo, la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa de Chipre, el Papa hizo una llamada a la unidad de los cristianos, pues “nos une el Evangelio”. “Deseo que aumenten las posibilidades de encontrarnos, de conocernos mejor, de derribar muchos preconceptos y de disponernos para una escucha serena de las respectivas experiencias de fe”.