La segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad se abrió el pasado 2 de octubre y se concluirá el 27 de octubre. Cardenales, obispos, consagrados y laicos participan en esta asamblea a la que el papa Francisco exhortó en la apertura de la sesión a ser “una Iglesia inclusiva, compasiva y con mayor responsabilidad de los laicos”.
CARLOS ALBIACH | 10.10.2024
Humildad y renovación: es lo que pidió el Papa Francisco a los participantes de la segunda sesión del Sínodo en el inicio de los trabajos: “La humildad nos permite mirar al mundo reconociendo que no somos mejores que los demás”. El Papa, que ha participado como uno más en algunas de las sesiones, defendió una Iglesia en la que “todos tienen cabida”. “Dios acoge a todos siempre y a todos ofrece nuevas posibilidades de vida, hasta el último momento. Es por esto que nosotros debemos perdonar a todos siempre, conscientes de que la disposición a perdonar nace de la experiencia de haber sido perdonados”, destacó.
También el Papa reclamó una Iglesia compasiva, ya que su juicio todo aquel que “se declara cristiano y no entre en la gratitud y la misericordia de Dios es simplemente un ateo disfrazado de cristiano”.
Francisco también defendió su decisión de integrar a laicos en esta asamblea alegando que un obispo “no puede vivir su servicio” si no está entre su pueblo y para evitar dos “peligros”: “que el prelado se aleje de la relación con los fieles y que se “rompa la comunión” por la contraposición entre jerarquía eclesiástica y los creyente”. En este sentido, considera que “se deberán individuar, en tiempos adecuados, distintas formas de ejercicio ‘colegial’ y ‘sinodal’ del ministerio episcopal en toda la Iglesia, aunque siempre respetando el depósito de la fe y la tradición”.
“Nunca el obispo, como tampoco ningún cristiano, puede pensar en sí mismo sin el otro”, expresó, para después llamar a los miembros del Sínodo a “caminar juntos” en un proceso que “acoja los signos de los tiempos”.
Antes en la misa de apertura celebrada en la plaza de San Pedro el Papa reflexionó sobre la importancia de escuchar: “se trata, con la ayuda del Espíritu Santo, de escuchar y comprender las voces, es decir, las ideas, las expectativas, las propuestas, para discernir juntos la voz de Dios que habla a la Iglesia”. Además, invitó a valorar las aportaciones de los demás “como regalos a compartir”, y a promover un ambiente de comunión en lugar de un debate polarizado.
“Cuidemos de no convertir nuestras aportaciones en puntos que defender o agendas que imponer, sino ofrezcámoslas como dones para compartir, dispuestos incluso a sacrificar lo que es particular, si ello puede servir para hacer surgir, juntos, algo nuevo según el plan de Dios. De lo contrario, acabaremos encerrándonos en diálogos entre sordos”, añadió.
En las diferentes jornadas se han ido tratatando los diferentes temas en torno a la sinodalidad. La Santa Sede destacó que ese ha insistido en la importancia de que la Iglesia haga un trabajo de “escucha activa” ante los excluidos, así como “la necesidad de respetar y reconocer al otro para que también este se una al pueblo de Dios”. De ahí, que se hable del papel de la mujer en la Iglesia, del lugar de los jóvenes o y de los laicos, de la atención a los pobres, así como de la necesidad de construir la paz en los los lugares donde hay conflictos, entre otros temas.
PADRE SINODAL VALENCIANO Y ORACIÓN DE LA DIÓCESIS
En esta segunda sesión del Sínodo, como ocurrió en la primera sesión, participan 368 personas, entre ellos obispos, sacerdotes, consagrados y laicos de distintas partes del mundo. De España hay 21 personas, entre ellos el sacerdote valenciano Luis Miguel Castillo, rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Valencia. Por su parte, el vicario de Evangelización de la diócesis de Valencia, Melchor Seguí, ha animado a toda la Iglesia en Valencia a “seguir acompañando esta etapa con nuestra oración”.
Esta segunda sesión de reuniones terminará el 27 de octubre con un documento final. Una vez concluya el Sínodo de la Sinodalidad, se espera que el Papa publique una exhortación apostólica con las conclusiones, antes de junio de 2025. z