EVA ALCAYDE | 19-10-2017
Con sorpresa y agradecimiento recibe José Brosel su nuevo nombramiento en el Vaticano y afronta esta nueva andadura con sentido eclesial y consciente de la gran responsabilidad que se le encomienda. Un estímulo para el trabajo diario de este sacerdote valenciano es la ilusión y el cariño de los fieles que promueven las causas de beatificación.
¿Cómo ha recibido el nombramiento del papa Francisco?
– La primera reacción fue de sorpresa. Es verdad que ya estaba colaborando con la Congregación de las Causas de los Santos, tras haber participado, en el año 2011, en el Studium, el curso que prepara a los postuladores. Pero este nombramiento era algo que nunca me habría podido imaginar. Lo he recibido con agradecimiento, por la confianza depositada, y lo asumo con responsabilidad. Soy consciente de la importancia de la materia que se trata en la Congregación: reconocer las virtudes o el martirio de un candidato a la beatificación, y proponer modelos e intercesores para el pueblo de Dios.
– Ya colaboraba como postulador y como consultor en la Congregación de las Causas de los Santos, con este nuevo nombramiento, ¿se afianza su trabajo en esta congregación?
– Tras terminar el Studium, inicié a trabajar como postulador. Mi misión era preparar la Positio, el voluminoso informe en el que se intenta demostrar que el Siervo de Dios sufrió el martirio o vivió de modo heroico las virtudes. Y esto se elabora a partir de los documentos y de las declaraciones de testigos que se han recogido en las respectivas diócesis. En el momento presente había trabajado en unas 15 causas.
Una vez que la Positio ya concluida es entregada en la Congregación, ésta es juzgada por un grupo de nueve consultores teólogos. También he tenido la suerte de poder colaborar ejerciendo la función de consultor teólogo. Como tal, han sido cincuenta y ocho las causas que he tenido que estudiar y valorar.
Todo esto me ha servido ciertamente como una buena preparación para la tarea que ahora asumo.
– ¿Cuáles serán sus funciones a partir de ahora?
Mientras que los postuladores y los consultores son colaboradores externos de la Congregación, los relatores forman parte de la estructura orgánica de la misma.
Su primera función es la de estudiar las Causas que la Congregación le confía, analizando las pruebas documentales y testificales que han sido remitidas desde las diócesis, valorar si éstas son suficientes en vista a probar el martirio o las virtudes heroicas, y detectar posibles lagunas o dificultades, de modo que sean resueltas.
La segunda función es la de dirigir al correspondiente postulador en la elaboración de la Positio. Creo que, de algún modo, su tarea es similar a la del “director de tesis” en el ámbito universitario.
El relator también tiene entre sus cometidos el elaborar por escrito los informes que soliciten los consultores con el fin de clarificar las diversas cuestiones de carácter teológico o histórico que éstos planteen.
Por último, el relator participa en calidad de experto en la reunión en la que los consultores teólogos juzgan la Positio que ha preparado, aunque no tiene derecho de voto.
– La diócesis de Valencia mantiene abiertas muchas causas, ¿será usted, por ser valenciano, quien se encargue de ellas cuando lleguen a la fase romana del proceso? ¿Cuál es el funcionamiento?
– El colegio de relatores está compuesto por cinco miembros: el relator general y cuatro relatores. Mientras que el relator general (que en este momento es un franciscano capuchino de origen italiano) se encarga principalmente de las causas de carácter histórico, a los otros cuatro se les encomienda las diversas causas teniendo en cuenta el idioma y la zona geográfica de procedencia.
Los otros tres relatores con los que comparto el trabajo son: un religioso polaco (que se ocupa principalmente de las causas provenientes de Europa del Este), un sacerdote indio (que se dedica esencialmente a las de países anglófonos) y un sacerdote italiano.
Teniendo presente este criterio, las que yo deba asumir serán principalmente en castellano y en portugués, por lo que es muy probable que me encarguen muchas de las causas que lleguen desde nuestra diócesis.
Con todo, la última decisión es de los Superiores de la Congregación, y es posible que también se les confíe a alguno de los otros relatores, como de hecho ya ocurre.
-¿Cómo afronta su nueva responsabilidad en el Vaticano?
– Inicio esta nueva etapa con un gran sentido eclesial, siendo consciente de la seriedad y responsabilidad que exige el trabajo que se me encomienda.
Las beatificaciones y las canonizaciones son actos definitivos del Papa en el ejercicio de su magisterio ordinario universal. El Santo Padre proclama solemnemente las virtudes heroicas o el martirio de algunos cristianos, y los propone como modelo e intercesores a los ojos de la Iglesia.
Es tarea de la Congregación de las Causas de los Santos ofrecerle la ayuda necesaria en la búsqueda de la verdad, de modo que se pueda alcanzar la certeza moral. Así pues, esta es una tarea eclesial, que exige un trabajo compartido, coordinado, metodológicamente riguroso y, sobre todo, realizado desde la perspectiva de la fe. Como Moisés ante la zarza ardiente, sé que el terreno en el que me muevo es una tierra santa.
Soy asimismo consciente de la importancia que estos candidatos a la beatificación tienen para las distintas diócesis y comunidades religiosas. Siguen estos procesos con mucha ilusión y cariño, y esperan la respuesta definitiva de la Iglesia. Esto también condiciona positivamente nuestro modo de trabajar. Y esto supone ciertamente un gran estímulo.