Vicente Collado, el Card. Cañizares e Isaac Sananes, en el encuentro. (FOTO: A. SÁIZ)

L.B. | 23.12.2020
El pasado miércoles 16, víspera de la aprobación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia en el Congreso de los Diputados, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, animaba a celebrar vigilias de oración en todas las iglesias de la Archidiócesis “pidiendo que, en el último minuto, pueda suspenderse o no se apruebe”.


En ese sentido, miembros del Foro Interreligioso impulsado por el Arzobispado de Valencia participaron en un encuentro interreligioso el mismo miércoles 16, en la Facultad de Teología de Valencia. En él, el arzobispo aseguró que esa ley, “está en contra de la paz y rompe la concordia, no puede haber verdadera paz si no se defiende y promueve la vida” y “sin Dios difícilmente se encuentra la convivencia y la concordia y se defiende al más débil”.


En el encuentro, el Cardenal destacó que “todo delito contra la vida es un atentado contra la paz” y, recordando las palabras de san Juan Pablo II, añadió: “Trabajar en favor de la vida es contribuir a la renovación de la sociedad mediante la edificación del bien común. No puede haber verdadera democracia si no se reconoce la dignidad de la persona humana y se respetan los derechos, no puede haber verdadera paz si no se defiende y promueve la vida”.


Igualmente, el Arzobispo compartió una conversación que mantuvo en Jerusalén con Shimon Peres, primer ministro de Israel, quien señaló que “todos los que creemos en Dios tenemos una responsabilidad hoy en día muy grande, porque Él es vida y garante de la paz y respeto a la vida en todas sus fases. Cuando no se cree en Dios difícilmente se encuentra la convivencia y la concordia, difícilmente se afirma la dignidad humana, se defiende al indefenso y al más débil”.


El titular de la Archidiócesis indicó también que “juntos elevamos en común la plegaria dirigida como una sola y plural voz al Dios de quien somos en la vida y en la muerte e invocamos a Dios ante la amenaza de una ley que no defiende ni protege la vida humana”.


Unánimes, por la vida
“Nos reunimos en unidad, como miembros de las diferentes confesiones cristianas y diversas tradiciones religiosas, porque creemos en Dios. Nuestras convicciones religiosas nos llevan a expresarnos unánimemente a favor del hombre y de la vida y a rechazar la eutanasia y el suicidio asistido, que son un atentado contra la vida”, precisó.


Igualmente, “no solo está en juego la eutanasia y el suicidio asistido, también los cuidados paliativos que expresan el cuidado del hombre por el hermano, significan compañía, acompañamiento, reconocer el valor de la dignidad humana sobre todo en la fase más crítica de su vida”, subrayó el Cardenal.


También citó el Arzobispo la carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ‘Bonus Samaritanus’, que recalca que “no se puede aceptar que otro hombre sea nuestro esclavo, aunque nos lo pidiese, igualmente no se puede elegir atentar contra la vida de un ser humano aunque éste lo pida”.


Por último, el Cardenal concluyó asegurando que “quedarán derrotados aquellos que aprueban e impulsan estas leyes pero nosotros debemos ser sembradores de esperanza en el mundo porque acogemos y acompañamos a la persona en la etapa final de la vida, porque sabemos que Dios no abandona nunca a los hombres”.


“Nos sentimos huérfanos”
En el encuentro intervino Isaac Sananes, presidente de la Comunidad Israelita de Valencia, en representación, además, de los miembros del Foro Interreligioso Transcendence, promovido por el Arzobispado, que agrupa distintas religiones “unidas porque tenemos fe en lo trascendente”, precisó.


En estos momentos “la ley del hombre y la ley de Dios se ven enfrentadas y los creyentes nos vamos a sentir huérfanos respecto a la atención que deberían merecer temas tan sagrados como es la vida, que no termina en el lecho de la muerte. El único que puede darnos y quitarnos la vida es el Hacedor común”, dijo.


Por su lado, Vicente Collado, delegado diocesano de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, agradeció la respuesta a la invitación del Cardenal de participar en este encuentro “para celebrar nuestra fe en la vida” y señaló que “la muerte forma parte de la vida que Dios nos ha dado, es el paso definitivo a la vida definitiva. No sólo somos desde que nacemos hasta que morimos, somos eternos, y ese concepto de la eternidad tiene que acompañarnos y darnos optimismo y vigor en nuestra vida. Estamos realizando el proyecto que Dios hizo en nosotros”.