M.A. PICALLO | 3-05-2018
En el primer banco, Mons. Nicolaos Matti Abd Alahad y el embajador de Siria en España, Milad Atieh. (FOTO: J.PEIRÓ)Los cristianos que viven en países como Siria, Irak, Líbano o Egipto y que siguen sufriendo violencia y a veces la guerra tienen un “grandísimo y bello testimonio de fe y de unidad con Cristo que están ofreciendo a todo el mundo”. Así lo destacó el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en la misa de apertura de la iglesia de San Pablo, ubicada en el barrio de Benimaclet y que ha sido cedida por el Arzobispo a los cristianos de Oriente Medio que viven en Valencia.
Durante la bendición, el Cardenal expresó su deseo de “sentirnos muy unidos a vuestros países, a vuestros familiares y amigos que siguen allí y no han podido salir, porque muchos ofrecen su testimonio de fe hasta incluso la persecución o con la vida misma”.
De esta forma “sentiremos la urgencia de estar unidos a Cris­to y así formaremos una fraternidad fuerte y sólida, porque la Iglesia separada de Cristo no es nada, pero si permanecemos unidos en Cristo encontraremos los frutos de la caridad, la fortaleza, de la concordia y de la paz, tan necesaria y que es posible y se cons­truye sobre la verdad, la jus­ticia y el amor”, indicó el Cardenal.
En la apertura de este templo “tan humilde pero acogedor, lleno de vida y esperanza, vemos que Cristo es nuestra esperanza y nos unimos a Él para conseguir ese fruto de la paz, para que cesen las armas y la violencia, con el arma poderosa que tenemos, que es la oración”, según el Arzobispo, que recordó la necesidad de “unirnos al papa Francisco en su plegaria por la paz, especialmente en Siria”.
“Nos abrimos a Jesús para que sea nuestra fuerza y nos unimos a Él en la Eucaristía y esperamos que se abra un horizonte de esperanza para vuestros pueblos y vuestras gentes”, recalcó el Cardenal, que antes de la misa bendijo el templo.
Sensibilidad
Por su lado, Jorge Ibrahim, presidente de Aramia, asociación que aglutina a cristianos de Oriente que viven en Valencia, agradeció al arzobispo de Valencia “su generosidad por concedernos esta parroquia para practicar nuestra fe y hacer actividades religiosas, y ser tan sensible con los refugiados, en general, y en particular con los cristianos de Oriente Medio”.
Igualmente, explicó que los cristianos de Oriente Medio “llevan siglos sufriendo por practicar su fe y simplemente por ser cristianos” y recordó que hoy en día “volvemos a sufrir el acoso y la persecución, en nuestra tierra, persiguen a todas las personas que creen en la convivencia entre religiones, han destruido nuestra Historia y nuestros templos, en Siria, Irak y Egipto”, según Ibrahim, que pidió a la Iglesia católica “que haga todo lo posible por la unidad de los cristianos, porque lo que nos une es mucho de los que nos separa”.
En la misa de apertura participó monseñor Nicolaos Matti Abd Alahad, arzobispo de la Iglesia Siria Ortodoxa de Antioquía, y el embajador de Siria en España, Milad Atieh, y fue concelebrada por el sacerdote iraquí Naim Shoshandy y por Jesús Cervera, párroco de Nuestra Señora de los Ángeles, del barrio valenciano del Cabanyal.
La iglesia dedicada a San Pablo, ubicada en la calle Músico Hipólito Martínez, acogerá celebraciones semanales en lengua árabe para más de 300 católicos y ortodoxos, así como las fiestas de la Navidad y la Pascua, bautismos y otros sacramentos.
También se impartirán clases de árabe, de arameo y de castellano y catequesis a los niños, y actividades formativas y culturales.

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