BELÉN NAVA | 08.04.2021
“Ha sido un vía crucis sobrecogedor que permitió al Señor cautivo atado y coronado de espinas cruzar su mirada con la de los hermanos dolientes”. Con estas palabras emocionadas resumía a PARAULA Juan Agustín Blasco, presidente de la cofradía de Jesús de Medinaceli, el recorrido que la imagen realizó en la mañana del Viernes Santo por las calles de Valencia a bordo del ‘maremóvil’, el vehículo acristalado empleado por la Virgen de los Desamparados en sus desplazamientos, en el que se acercó a residencias de ancianos, cementerios, hospitales y al Centro Penitenciario Valencia ‘Antoni Asunción Hernández’ en Picassent.
Se trataba de una iniciativa promovida por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, quien acompañó a la imagen del Cristo de Medinaceli de la parroquia de Santa María del Mar durante el recorrido sentado junto al conductor como ya hiciera hace unas semanas con la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados.
El Cardenal realizó este recorrido rezando en silencio y bendiciendo allá por donde pasaba la imagen del Cristo de Medinaceli. Al inicio del acto “nos compartió con qué deseo tan intenso lo celebraba”, comentó Juan Agustín Blasco.
Seguía sus pasos un coche de la cofradía con su consiliario al frente, el sacerdote redentorista Carlos Galán, que ante las muestras de fe de la gente no pudo evitar exclamar: “¡Aún tenemos mucho por hacer…!”.
Desde las nueve de la mañana, y hasta la hora de la crucifixión, el Cristo de Medinaceli de la Semana Santa Marinera salió a la calle como “gesto de cercanía con los que sufren y por ello se ha acercado a residencias de ancianos, cementerios y hospitales, y también a la cárcel, centros de refugiados y lugares de atención a desfavorecidos, al no poder desarrollarse este año las procesiones de Semana Santa por las calles”, destacó el presidente de la cofradía.
Así “visitó” los hospitales de La Salud, el Clínico, La Fe, el Hospital General, el cementerio general de Valencia, el tanatorio municipal y el del Cabañal; la prisión en Picassent y múltiples parroquias que se encontraban a lo largo de un recorrido del que no se desveló su itinerario para evitar aglomeraciones como las de San Mauro, Ntra. Señora de los Ángeles, San Rafael, Santa Maria del Mar o Nuestra Señora de los Desamparados en Nazaret, entre otras.
Al paso del ‘maremóvil’, que hacía sonar por megafonía marchas e himnos de la Semana Santa de Valencia, “se han sucedido los vítores al Cristo de Medinaceli, los aplausos y muchos viandantes se han santiguado y se han puesto a rezar”, según indicó José Luis Albiach, presidente de la Hermandad de Seguidores de la Virgen, que también acompañó a la comitiva y prestó su colaboración en todo momento a la cofradía de la Semana Santa Marinera. “Ha sido todo muy emocionante y se ha vuelto a evidenciar la devoción que le tiene el pueblo”, precisó.
Las escenas de devoción fueron muchísimas. “Siempre me impresiona la pura fe del pueblo sencillo que sabe persignarse y bajar la cabeza al paso de la imagen, que le canta saetas desde una azotea en el Cabañal o que simplemente baja la ventanilla de un coche para gritarle desde el corazón: “¡guapo, guapo!”. Personal sanitario, enfermos, viandantes, el pueblo entero se estremeció al paso del Señor”, explicó Juan Agustín Blasco.
Después de acudir al centro penitenciario de Picassent a primera hora de la tarde, el recorrido, que incluyó una clínica especializada en abortos, finalizaba en la propia Basílica de la Virgen, donde se abrieron las puertas de bronce de los pies del templo, para que la imagen del Cristo de Medinaceli quedara cara a cara, desde el interior del ‘maremóvil’, por unos instantes con la de la Virgen de los Desamparados.
Fueron momentos de emoción contenida. Antes de la bendición final, el cardenal Cañizares agradeció la labor de toda la cofradía -y de todas las cofradías de la Semana Santa Marinera- en esa Religiosidad Popular “que a veces no es lo suficientemente valorada porque se desconoce la labor caritativa de la que va acompañada y se olvida la importancia de sacar las imágenes al encuentro de los hermanos que muchas veces no acuden a las iglesias por alejamiento personal”, afirmó el presidente