L.B. | 11.02.2021
‘¡Cuidémonos mutuamente!’ es el lema de la Jornada Mundial del Enfermo de este año. Son muchos los enfermos que en estos momentos están solos en los hospitales al no poder recibir la visita de sus familiares por el peligro de contagio de la covid-19. De manera que al sufrimiento se une la soledad en las peores horas.
Por eso, en esta jornada la Iglesia ha hecho un llamamiento a procurar no sólo la salud física de los enfermos sino también la espiritual. Y en ésta es donde los capellanes de hospital, verdaderos médicos de almas, tienen una labor fundamental. El capellán, además de palabras de consuelo y esperanza, puede llevar a los enfermos los sacramentos de curación: la Eucaristía, la reconciliación o penitencia y, el más importante en esos momentos, la unción.
Por eso, cuando un paciente no pueda pedirlo, sus familiares y amigos han de hacer lo posible para que reciba asistencia espiritual. “Cuidar y querer a un familiar enfermo no es sólo buscar su curación física, sino también pedir asistencia espiritual para él”, indica Juan José Segarra, capellán del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
Cómo solicitar asistencia espiritual
Tal como explica Segarra, la asistencia del capellán se puede solicitar llamando a la centralita del hospital; en el punto de control de enfermería de cada planta, “asegurándose de que llaman al capellán e insistiendo las veces que haga falta porque llevan sobrecarga de trabajo y se les puede pasar”. Y también, en la propia capilla del centro.
En este sentido, Segarra destaca la fundamental labor de concienciación que pueden realizar los sacerdotes en sus parroquias. “El párroco ha de explicar a sus feligreses lo importante que es que los enfermos reciban asistencia espiritual y que, llegado el caso, no mueran sin sacramentos. Además, ha de invitar a los familiares a que llamen al capellán porque cuando un enfermo entra en el hospital está confundido y no cae en la cuenta. Y, también, puede explicarles cómo ponerse en contacto con los capellanes”, señala.
Labor de los capellanes
Los capellanes de hospital administran a los enfermos los sacramentos de unción, confesión y eucaristía. “La unción tiene dos efectos: sana el alma y el cuerpo, fortaleciendo al enfermo para vivir la enfermedad y consolándole interiormente”, destaca Segarra.
Juan José Segarra distingue entre el dolor físico, “que puede paliar la medicación”, y el sufrimiento, moral y espiritual, que causa al enfermedad. “El paciente se pregunta por qué le sucede a él esto” y, ante la gran cuestión del sufrimiento, “el sacramento consuela y te permite vivirlo todo desde la esperanza”. Además, los capellanes “les hacemos ver que el sufrimiento tiene un valor y les invitamos a ofrecerlo por el bien de las almas o de otros enfermos más graves”.
Y, aunque no es común, los capellanes de hospital pueden administrar hasta el sacramento de la Confirmación, “si se da el caso”, añade Segarra. Y ello “para fortalecer en la fe al paciente, para que viva su enfermedad con fe recia, habiendo recibido el Espíritu Santo”, explica.
Pero, como igualmente destaca Segarra, la labor de los capellanes en el hospital no se limita a administrar los sacramentos sino que también atienden al enfermo y a su familia.
“Hacemos de enlace entre el paciente que está aislado y su familia. Porque aunque pueden hablar por teléfono, para algunos es muy complicado, sobre todo para los más mayores. Por eso, la familia nos pregunta cómo está, cómo le hemos visto. Somos los ojos, las manos y la voz de la familia”, manifiesta.
Los capellanes, además, atienden a todo el personal del hospital, desde los sanitarios, hasta el personal de oficina, de limpieza, de seguridad o de cocina. “Nos encontramos con ellos, les preguntamos cómo están y surge la conversación”, señala Segarra.
No faltan ocasiones en las que, al asistir a un enfermo, el compañero de habitación pide hablar también con el sacerdote. “A veces te dicen: yo no voy mucho a misa o yo no creo mucho en Dios. Pero, si nos lo piden, les ayudamos a rezar”. Un momento que nunca olvidará Segarra fue cuando atendió a un evangelista y rezaron juntos un Padre nuestro. “Fue un momento muy bonito, lloramos los dos. Pedimos por él, por los enfermos, y por la labor de los capellanes”, recuerda.
Rezar en las iglesias
Segarra también invita a todos, especialmente a los familiares de los enfermos, a acudir a las capillas de los hospitales para tener un momento de intimidad con el Señor y orar. Igualmente, les anima a asistir a su parroquia y a “orar en la iglesia por los enfermos y por los sanitarios. La oración de intercesión tiene mucha fuerza en la misa diaria porque es la Iglesia entera la que está en misión”, afirma. Así, “cuando un capellán o persona idónea que visita a los enfermos entra en una habitación, es toda la Iglesia quien entra con ellos”.
Los capellanes del Clínico, en las misas que celebran cada día a las 7:30 y a las 17:30 horas en la capilla, piden por los enfermos, por sus familiares, por la protección de todo el personal del hospital y también, por los estudiantes de Medicina y sus profesores. “Porque somos el Hospital Clínico Universitario”, señala.
Ahora, con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, han llevado a cabo un novenario a la Virgen de Lourdes, que, al cierre de esta edición de PARAULA, está previsto concluya el jueves 11 con la asistencia de Luis Sánchez, delegado episcopal de la Pastoral de Enfermos y Mayores, quien oficiará la eucaristía y bendecirá el sagrario que acaba de ser restaurado.