B.N. / M.A. | 24-05-2019
FOTO: V.GUTIERREZ
Pasadas las dos de la madrugaba las puertas de la Basílica de la Virgen de los Desamparados se cerraban tras el paso de los últimos devotos en el Besamanos público a la Mare de Déu. Era el momento en el que la imagen de la patrona de los valencianos se recogía en el silencio y la quietud de su casa. Una casa que, a las siete de la mañana, se abría para que, ante ella, pasasen miles de valencianos que a lo largo de todo el día esperaron con emoción y recogimiento su turno para acercarse a la Mare de Déu y ofrecerle sus plegarias, rezos, lágrimas y gratitud.
Marisa, Concha y Rosa, fueron las primeras que entraron en la casa de la Mare de Déu. Ellas llevan coincidiendo en el primer turno de la cola desde hace varios años. Marisa y Concha, que el año pasado no pudo acudir por cuestiones de salud, llegaron a la plaza de la Virgen a las siete de la tarde del día anterior. Por su parte, Rosa, que acudió unas horas más tarde, aseguró que “la noche no se hace larga, vengo para pedir por mi hija que está enferma y el deseo de que la Mare de Déu me escuche me da la fuerza para aguantar la espera”.
Junto a ellos también esperaba desde las 4 de la mañana Flor, “para agradecer a la Virgen que me ha dado la vida, tras superar dos cánceres”. A la misma hora llegó a la plaza Mª José, que participó este año por primera vez en el Besamanos, “para mí no pido nada, sólo salud para todos los míos”, aseguró emocionada tras pasar ante la patrona.
Todos los devotos pudieron besar la mano de la imagen peregrina de la Mare de Déu, ubicada en el centro del altar mayor de la Basílica. En esta ocasión la imagen lució un manto de seda en tonos grises con flores que fue bendecido días antes. El manto ha sido un regalo de dos hermanas de Valencia y falleras de toda la vida que han preferido mantener el anonimato, y que realizaron una promesa a la Virgen por cuestiones de salud.
La cola se distribuyó en forma de zig zag en la plaza de la Virgen, donde a lo largo del día permanecieron efectivos de Cruz Roja, que atendieron varios casos de lipotimia, como consecuencia de las altas temperaturas. La afluencia fue tal que el especial Besamanos de PARAULA se agotó así como los boletines de suscripciones.
Entre los fieles que aguardaban su turno también habían muchos aficionados del Valencia CF. “Hemos venido con banderas y bufandas para pasarlas por el manto para ver si nos ayuda en la final de la Copa del Rey y en unos días podemos estar aquí ofreciéndole la copa”, explicaron. Tampoco faltaron aficionados del Levante UD que quisieron agradecer que el equipo granota siga siendo equipo de Primera.
El besamanos contó con la participación de numerosas familias y niños procedentes de colegios así como ancianos, enfermos, discapacitados y personas con carritos de bebés, que entraron por un acceso preferente, ubicado este año en la puerta trasera del templo, en la plaza de la Almoina.
Arnau y Aitana, de 9 y 6 años respectivamente, que llevan participando en el Besamanos desde que nacieron, acompañados de sus padres fueron los primeros niños en pasar ante la Virgen. Ambos le pidieron a la Mare de Déu “que nos ayude a portarnos bien y querer mucho a nuestra familia”, tal y como contaron al salir de la Basílica dirección a su colegio.
Jessica y Carlos, futuros papás, también pedían emocionados a la ‘Maredeueta’ “que todo salga bien” y puedan dar la bienvenida al mundo a un bebé que goce de buena salud.
Pero no sólo los valencianos se acercaron a honrar a su patrona, entre los fieles también se encontraba Joel, un peregrino francés que está realizando el Camino de Santiago que, ante una pausa obligada en su viaje preguntó qué podía hacer en Valencia y “alguien me habló del Besamanos a la Virgen y esto me hizo recordar a mi madre que se llamaba María”.
También ante la Mare de Déu pasó el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, quien rezó ante la imagen.
Falleras mayores, políticos y representantes de la Junta Central Vicentina y de la Junta Central Fallera, se unieron a esta manifestación de fe y devoción que concluyó con el paso del último de los devotos que aguardaba la cola, clausurada por la Camarera de la Virgen, Mª Dolores Alfonso Gallent; el presidente de la Archicofradía de la Virgen, Manuel López Pellicer, y el presidente de la Hermandad de Seguidores , José Luis Albiach.