‘Dios camina con su pueblo’ es el lema de la Jornada Mundial del Migrante y del refugiado 2024, que la Iglesia celebra este 29 de septiembre. Un momento para reflexionar sobre la difícil situación de los migrantes y que ya se ha convertido en un problema global apremiante. Por su parte, el papa Francisco, en su mensaje, nos invita a rezar por “quienes han tenido que abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas”.
BELÉN NAVA | 26.09.2024
En esta Jornada dedicada a los migrantes y refugiados, unámonos en oración por todos aquellos que han tenido que abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas. Sintámonos en camino junto con ellos, hagamos juntos sínodo”. Son palabras del papa Francisco incluida en su mensaje para la CX Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.
En este mensaje, Francisco -subrayando una vez más que Cristo está en el rostro de los migrantes- recuerda que estas personas, huyendo de su patria, “experimentan a Dios como compañero de viaje, guía y ancla de salvación”. Señal de ello son todos los símbolos religiosos cristianos que resurgen cada vez de las dramáticas travesías.
El Pontífice también une los términos sinodalidad y migración, puesto que -recordando la primera Sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo concluida en octubre de 2023, que permitió profundizar la sinodalidad “como camino conjunto del Pueblo de Dios”- subraya que es precisamente “el énfasis puesto en su dimensión sinodal le permite a la Iglesia redescubrir su naturaleza itinerante”.
La imagen del éxodo bíblico y la de los migrantes, según el papa Francisco, “guardan ciertas similitudes”. Como el pueblo de Israel en tiempos de Moisés, los migrantes de hoy “huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo.
Por eso, reitera el Pontífice, “el encuentro con el migrante” es “también un encuentro con Cristo” y esto supone “una oportunidad cargada de salvación, porque en la hermana o en el hermano que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús”.
Comunidades acogedoras y misioneras
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana llaman la atención en la necesidad de trabajar para crear comunidades acogedoras y misioneras, en caminar juntos y en profundizar en esta misión de la Iglesia, en sintonía con el mensaje del papa Francisco.
Los obispos en su mensaje recuerdan que “Dios camina con su pueblo constatando el vínculo de amor y ternura que Dios establece con nosotros en cada momento de la historia. Nos invitan a profundizar en el don de la catolicidad y en la misión compartida reconociendo la aportación de las personas migradas y la riqueza de la diversidad. También nos invitan a conocer y profundizar en la reciente exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes, que se ofrece como herramienta para establecer cauces y construir ese camino compartido en el que no podemos dejar a nadie atrás”. Además, invitan a revisar cómo es nuestro camino, con quién caminamos o cómo nos relacionamos, para que aportemos a la sociedad la cultura de la vida, la dignidad humana y el bien común.
Su mensaje profundiza en la tradición bíblica y su visión dinámica de la historia humana como historia de salvación al señalar que “somos conscientes de que la movilidad humana es una de las señas de identidad de nuestra época», Así, desde el principio de la creación hasta el final de la historia: «La misma Iglesia está fundada en Jesucristo y sus apóstoles y discípulos itinerantes, diversa y abierta al mestizaje. Jesús se identifica con todo hombre y mujer migrante, sobre todo con los más vulnerables y marginados, los primeros destinatarios de la buena noticia del Redentor”, subrayan los prelados.
Por ello, constatan, que hoy, como ha sido siempre, seguimos al Señor en comunidades pequeñas, territoriales o de referencia “que conforman la misma Iglesia en todas partes. La catolicidad, que es una de las notas de la Iglesia, nos abre a la diversidad, al mestizaje que se ha hecho realidad en tantos momentos históricos y lugares, al encuentro de culturas, diversidad en armonía, unidad y no uniformidad. Nuestro tiempo lo pone cada vez más de manifiesto”.
“Además, invitan a “revisar nuestra actitud y comportamiento personal y social respecto a los migrantes y extranjeros. No hablemos sobre ellos, hablemos con ellos”.
Finalmente, los obispos constatan “la enorme alegría de saber que Dios camina con Su pueblo, en descubrir que tiene un plan de fraternidad y en conocer cómo lo hace de desde la ternura, la misericordia y la confianza que deposita en cada una de sus criaturas”.