REDACCIÓN | 27.05.2021
Con una solemne misa en la iglesia madre de la diócesis de Valencia, la catedral de Valencia, el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, clausuró la Asamblea del Sínodo Diocesano.
Misa de acción de gracias por los trabajos desarrollados en estos 19 meses desde que se inauguró el Sínodo en la misma Catedral el 15 de octubre de 2019, en la festividad de santa Teresa.
Y misa también para invocar toda la ayuda de Dios a través del Espíritu Santo, “para vivir un nuevo Pentecostés, que no nos deje encerrados en los muros de nuestros templos o de nuestras casas, sino que nos haga salir para anunciar a Dios con alegría, valentía y libertad”, como señaló el arzobispo enb su homilía.
Y es que “no podemos seguir manteniendo una situación en la que la fe y la moral cristianas se arrinconan a la más estricta privacidad, quedando así mutiladas de toda influencia en la vida pública y social. Esta es una de las peores trampas en las que podemos caer, pensar que la fe sólo es para la Iglesia y la esfera religiosa”.
Ante esta situación, el titular de la archidiócesis de Valencvia invocó al Espíritu Santo que “rompe nuestros miedos para que nos renueve desde dentro y no nos deje tranquilos hasta que hagamos partícipes a otros de esa misma fe”.
En su homilía, el Cardenal imploró además para toda la archidiócesis de Valencia, en este momento del final de la Asamblea Sinodal, “fortaleza para los caminos arduos y nuevos, para no estar parados o cruzados de brazos ante la situación apremiante de indiferencia religiosa y el desaliento”.
Se trata, en definitiva, animó el cardenal Antonio Cañizares, de “vivir nuestra fe con alegría, en la familia, en la escuela, en la cultura, en la vida política, y crear una nueva cultura del amor, la vida, el perdón, y una nueva civilización, a través de la tarea educativa, que genere paz, aceptando a todos, singularmente, a los más pobres y necesitados”.
Al término de la celebración, y antes de la bendición final, el Arzobispo se dirigió a los miembros de la Asamblea Sanodal para agradecerles su colaboración: “gracias por vuestra fidelidad y por vuestro ser Iglesia, expreso mi alegría y mi gozo de reunirnos aquí como Iglesia, de Dios, Iglesia santa, Iglesia evangelizada y evangelizadora. Llevad allá donde estéis este Sínodo Diocesano y que todos colaboremos, con la gracia del Señor, para ponerlo en práctica”. Sus palabras fueron seguidas de una ovación de los sinodales.
Junto al arzobispo de Valencia concelebraron los obispos auxiliares, Javier Salinas y Arturo Ros y el obispo auxiliar emérito, Esteban Escudero.
En la misa conclusiva, cantó el coro del Seminario Metropolitano dirigido por el canónigo prefecto de Música Sacra de la catedral de Valencia, Aquilino Martínez.
Sta. Teresa en el recuerdo
Como decíamos, la misa de clausura de la Asamblea Sinodal tenía lugar en la misma catedral de Valencia en la que el 15 de octubre de 2019, en la fiesta de santa Teresa de Jesús, el cardenal Cañizares inauguraba el Sínodo.
Lo hizo con unas palabras que reflejaban toda una intención que se ha mantenido en este tiempo y que recuperamos ahora, al concluía la Asamblea Sinodal: “Iniciamos este Sínodo precisamente el día de santa Teresa de Jesús, gran santa renovadora y reformadora del siglo XVI, que con su renovación interior, entre otras cosas, alentó desde el claustro la obra evangelizadora y misionera hasta hoy.
Al iniciar este Sínodo diocesano y durante todo él, volvamos a Teresa de Jesús, que nos dice “sólo Dios basta, quien a Dios tiene nada le falta”: Ese debe ser el horizonte del Sínodo, ese es el horizonte del mundo que vivimos. Además Teresa de Jesús nos dice la actitud que hemos de tener y conservar en el Sínodo y en el mundo de hoy: “Vuestra soy, para Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?”.
Esto es lo que necesitamos: estar atentos a lo que Dios mande de nosotros, y no busquemos otra cosa que Dios y su voluntad, como Jesús nos enseñó”.
19 meses después, en la solemnidad de Pentecostés, el 23 de mayo de 2021, el arzobispo clausuró la Asamblea Sinodal.