L.B. | 8-10-2014
El Cardenal saludó a cada uno de los sacerdotes. J.PEIRÓ
Los sacerdotes son una de sus prioridades. Y así lo demostró el cardenal Cañizares al dedicar su primera visita tras su toma de posesión como titular de la diócesis a los sacerdotes ancianos y enfermos atendidos por las Cooperadoras de Betania en su residencia de Quart de Poblet.
El pasado domingo 5, al día siguiente de haber tomado posesión, acudió a la residencia sacerdotal de Quart. Allí le recibieron las hermanas y el sacerdote encargado de los sacerdotes enfermos, Miguel Cerdá.
En la capilla de la residencia, don Antonio saludó a las hermanas mayores y enfermas, así como a los sacerdotes, a los que abrazó uno a uno, a la vez que les dedicaba unas palabras. Tras la celebración de la misa, que fue concelebrada por todos ellos, merendaron horchata y ‘fartóns’, momento en el que se entabló una pequeña tertulia entre ellos.
“Es un hombre sencillo, humilde, cariñoso y agradecido”, explica Miguel Cerdá. “Así se vio en todos sus gestos con los sacerdotes, demostrando que está preocupado por cada uno de ellos, de cuya experiencia quería aprender y a los que se notaba que estaba muy agradecido”, añade. Así, “les dio las gracias por su sacerdocio, porque lo viven a pesar de su enfermedad y ancianidad” y reconoció que “son un testimonio total y viviente de Jesús. Les dijo que son otros Cristos”, señala Cerdá. “También insistió en que el Obispo sin los sacerdotes no es nadie”, añade.
Además, el cardenal Cañizares “tuvo el detalle de subir a las habitaciones de los sacerdotes que no habían podido bajar y estuvo un ratito con cada uno de ellos”, comenta Rafael Cerdá. Posteriormente, acudió a un centro hospitalario a visitar a otro presbítero que está hospitalizado.
Durante su visita, el Cardenal también destacó y agradeció la labor que desempeñan las Cooperadoras de Betania en el cuidado de los sacerdotes en sus tres residencias, las de San Luis Bertrán y Venerable Agnesio, ambas en Valencia, y la de Quart de Poblet.
El cardenal Cañizares agradeció también a Miguel Cerdá su labor como encargado de los sacerdotes enfermos y le instó a seguir con esta misión. Igualmente, manifestó su deseo de que siga informándole “diariamente de la situación en la que se encuentra cada uno de los sacerdotes enfermos”, según explica.