REDACCIÓN | 09.09.2020
El avance de la pandemia del coronavirus vuelve a posponer la asamblea final del Sínodo Diocesano que estaba prevista para el primer fin de semana de octubre, como explica el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en su carta a los fieles de la diócesis que dirige a través de PARAULA. Ampliaremos esta informaciión en la próxima edición de PARAULA.
En la misma carta aclara el cardenal que se mantiene la celebración del Año Eucarístico del Santo Caliz que comenzará la última semana de octubre, adaptándolo a las normativas sanitarias vigentes por la pandemia.
Respecto a las medidas concretas que se irán tomando en la diócesis de Valencia ante la evolución de la pandemia, informará el vicario general, Vicente Fontestad.
Orar para pronta solución
En una entrevista en el programa “El Espejo de la Iglesia en Valencia”, de COPE, el cardenal Cañizares ha llamado a insistir en la oración para una pronta solución médica, “que siempre vendrá de la mano de Dios”.
Preguntado por las enseñanzas que cabe extraer del tiempo del coronavirus para transmitir a las nuevas generaciones en las familias cristianas, el cardenal Cañizares resaltó que “lo primero que tenemos que transmitir es que Dios es Dios y no podemos olvidarlo, porque lo estamos olvidando y el olvido de Dios trae como consecuencia el olvido del hombre”.
Respecto al avance de la pandemia y las oraciones que en todas las parroquias se elevan para una pronta solución, el cardenal Cañizares aseguró que “la última palabra no la tiene el coronavirus, ni el miedo, sino Dios, que es Dios, que quiere la vida del hombre, que el hombre viva”. Por ello, “dentro de ser cristiano entra pedir a Dios que nos ayude a encontrar respuestas científicas y médicas. Pero es Dios quien nos ayudará. Sin Él vamos al abismo, no podemos hacer nada”.
Incluso, “cuando haya remedios contra la pandemia, será obra de Dios en los científicos, que les hace capaces de ponerse al servicio del hombre mismo, de la vida. Por eso la gran llamada ahora es a que los hombres volvamos a Dios, y esto no es irse por las nubes, sino arrimar el hombro verdaderamente”.