❐ L.B. | 11.05.2023
Su vida fue como un cruce en el que había muchos itinerarios para elegir. De ahí que el título de la nueva biografía de santa Joaquina de Vedruna (1783-1854), ‘Cruce de caminos’, refleje cómo muchas veces deseó seguir un camino y su vida le señaló otra ruta que aceptó como voluntad de Dios: piensa en el Carmelo, se casa pero, después de llevar una vida muy intensa como esposa y madre, queda viuda y funda la congregación de las Carmelitas de la Caridad Vedruna…
Su vida, dudas, decisiones, problemas y soluciones se ven ahora recogidas en un nuevo libro que nos acerca la figura de esta mujer santa del siglo XIX. ‘Cruce de caminos’ ha sido escrito por el jesuita francés Yves Raguin y traducido por la religiosa valenciana Rosa Ortí Mateu.
En un primer momento este libro se publicó para dar a conocer la vida de la fundadora a las Carmelitas de la Caridad Vedruna de habla francesa en el Zaire (hoy República Democrática del Congo), más tarde se pensó traducirlo al español enriqueciendo las biografías ya existentes.
“Es un libro de fácil lectura muy apropiado para quien no conozca a la fundadora”, indica la Hna. Rosa Ortí, quien añade que santa Joaquina de Vedruna fue “una mujer muy inteligente que supo hacer frente a todas las dificultades que suponía la fundación de una nueva congregación”. Por eso, de la fundadora destaca su fidelidad a la voluntad de Dios. “Todo en su vida, todas las situaciones, las acoge e interpreta como voluntad de Dios, camino de Dios”.
Y es que si algo llama la atención de Joaquina de Vedruna es la vida nada fácil que le tocó vivir y que, sin embargo, ella siempre afrontó con alegría y con la confianza de saber que detrás de cada acontecimiento, por doloroso que fuera, estaba el Señor. Una alegría que contagiaba a quienes tenía alrededor, según se refleja en el libro ahora publicado.
Esposa y madre
Así, ‘Cruce de caminos’ nos narra la vida de Joaquina, ofreciendo una visión de conjunto de todo lo que tuvo que vivir para poder llegar a fundar la congregación, desde que nació en Barcelona en 1783, en una familia acomodada. “A los 12 años, pidió entrar en el Carmelo, pero dada su juventud, no fue posible”, explica Rosa Ortí. “Poco más tarde, a los 16 años, se casó con Teodoro de Mas. Tuvieron 9 hijos, tres de los cuales murieron siendo muy pequeños. Durante años Joaquina se dedicó a educar a sus hijos. A los 33 años, enviudó. Era la época de las guerras carlistas en Cataluña”. Por este motivo, tuvo que cambiar varias veces de residencia con sus hijos, pasando por momentos muy complicados a todos los niveles.
Al enviudar, la vocación religiosa que desde tan joven había sentido Joaquina se hizo más patente, ya que nunca había desaparecido del todo. De hecho, tal y como se relata “en una ocasión al verla triste, su marido le preguntó si es que él no le hacía feliz. Ella le explicó que hubiera querido ser religiosa. Y para su sorpresa, su marido le confesó que él también sentía esa inquietud, también tenía vocación religiosa. Así es que desde entonces vivieron el matrimonio desde la fe y el amor, con total entrega”. Paradójicamente, Joaquina, que siempre había querido entrar en un convento, acabó pasando dieciséis años de vida matrimonial. “Si de joven hubiera entrado en un convento, no hubiera fundado una congregación religiosa. De esta forma, antes pudo conocer todas las realidades de la vida conyugal, de la maternidad y de la vida familiar. Todo sirvió para modelar la espiritualidad de Joaquina”, subraya la Hna. Rosa.
Fundadora
El libro también recoge otros cruces de caminos que llevaron a Joaquina a fundar una congregación. “Al enviudar, su intención era recluirse en un convento, pero cuando volvía de uno de sus viajes a Barcelona quiso detenerse en una iglesia de Vic. El burrito en el que viajaba no le hizo caso y siguió hasta pararse en la iglesia de los Capuchinos. Allí conoció al padre Esteban de Olot a quien le comentó sus inquietudes. Este le dijo que había mucha miseria, mucho pobre para atender y muchas niñas sin escuelas, por lo que su misión no era recluirse en un convento”.
De esta manera, Joaquina empezó a acoger en su casa y a formar a las jóvenes que querían ser religiosas pero que no podían por falta de dote. Y este fue el origen de las Carmelitas de la Caridad Vedruna, congregación que fundó en 1826, para la educación de las niñas y la atención de los pobres y de los enfermos en los hospitales.
La Hna. Rosa destaca el capítulo 9 en el que se trata la espiritualidad de Sta. Joaquina, así como el hecho de que, “como santa Teresa, Joaquina visitara todas las fundaciones y ayudara a las hermanas en todos los trámites sin dejarlas hasta que veía que estaba todo claro y bien organizado”.
En las cartas que Joaquina dirigía a las hermanas y a sus hijos y que están transcritas en el libro “se refleja la ternura de una madre que está al tanto de todo y preocupada para que sus hijos fueran felices. A veces hay detalles de humor que aparecen en el trato a los demás”.
La portada de ‘Cruce de camino’, diseñada por Vanesa Valero, refleja el porqué del título: una hoja representa la voluntad de Dios. En su peciolo hay varias direcciones, las que santa Joaquina de Vedruna tomó durante su vida.
San Juan XXIII: “Sta. Joaquina, ejemplo para religiosas, mujeres y viudas”
El papa Juan XXIII la proclamó santa el 12 de abril de 1959. En su homilía, el Papa dijo: “Que las religiosas aprendan de santa Joaquina de Vedruna cómo se ha de servir a Dios, con ánimo alegre, amante siempre y únicamente a él entregadas; aprendan las esposas cómo se ha de instruir, formar y educar a los hijos, con atenta, alegre y perspicaz inteligencia; finalmente, aprendan las mujeres que han perdido a su esposos cómo deben comportarse en las desgracias y acontecimientos tristes, dirigiéndose de las cosas caducas a las celestiales que nunca perecen”.
En la audiencia que tuvo lugar al día siguiente, el Papa afirmó también: “Vivió heroicamente el Evangelio en todos lo estados posibles a una mujer, madre de nueve hijos se convertirá en madre de innumerables pobres. Durante toda su vida la guió un hilo invisible: hacer la voluntad de Dios. He aquí el secreto de su santidad”. Su fiesta se celebra el 22 de mayo.