❐ L.B. | 19.05.2023
A las 23 horas del viernes 12, comenzó en la Catedral la vigilia mariana con la imagen original de la Virgen de los Desamparados. En ningún momento llegó a vaciarse el templo desde que terminó el Rosario, pues fueron muchos los fieles que permanecieron en oración en el interior, y muchos otros los que entraban y salían para orar unos minutos ante la imagen de la patrona. Mientras, un piquete de la Policía Local de Valencia acompañaba y custodiaba la imagen de la Virgen.
Al comenzar la vigilia, la Catedral volvía a estar repleta. Un coro integrado por hermanitos y hermanitas del Cordero cantó los himnos y salmos de la vigilia.
María: origen, meta y camino
Tras leerse el evangelio de la Anunciación, el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, comenzó su homilía destacando la sensación de pequeñez que experimentamos ante el misterio de la Virgen madre. “Si nosotros queremos entrar en ese misterio, nos adentramos en un abismo. Nuestras palabras se quedan cortas y experimentamos nuestra pequeñez ante la grandeza de la Santísima Virgen”.
En su homilía, el Arzobispo recorrió los tres momentos -origen, destino y camino- a los que se habían referido las lecturas “que nos ayudan a entender el secreto del misterio de la Santísima Virgen”.
“La hemos contemplado como predestinada por Dios antes de los siglos para una misión”, señaló en primer lugar refiriéndose al origen. “María es lo que es por lo que Dios hizo en Ella desde el primer momento de su existencia. Toda ella es una criatura de Dios”, añadió.
Igualmente destacó cómo en segundo lugar la habíamos contemplado como una mujer coronada con doce estrellas. Y en estos días en que se celebraba el Centenario de la Coronación de la imagen de la Virgen de los Desamparados, Mons. Benavent subrayó que “no somos nosotros quienes coronamos a la Virgen. Fue la Trinidad quien, al final de su camino por este mundo, cuando había sido asunta a los Cielos en cuerpo y alma, la coronó como Reina y Señora de todo lo creado”. “Lo que hace cien años tuvimos aquí en Valencia no es más que el reconocimiento de lo que Dios hizo en Ella”, añadió.
“Al contemplar a María como una mujer coronada, la vemos como aquella que ha llegado a buen término, a la meta para la que todos nosotros también hemos sido creados”, añadió.
En tercer lugar, y tras haber hecho mención del origen y meta de María, el Arzobispo planteaba “cuál es el camino que condujo a María desde su origen hasta su meta”.
“El camino de María es el camino de la pura apertura y disponibilidad a las cosas de Dios, a su palabra, de la obediencia de la fe, de la entrega total a la voluntad de Dios, de la humildad, de la sencillez, de la alegría en el Señor, del servicio a los hermanos, de llevar en el corazón el sufrimiento de toda la humanidad, de interceder por los pecadores, de unirse a Cristo en su sufrimiento en la cruz, de la alegría de la Pascua…”, explicó.
Posteriormente, Mons. Benavent destacó que “cuando contemplamos a la Virgen María descubrimos lo que Ella fue”, pero, además, “es como una estrella que nos indica de dónde venimos, hacia dónde vamos y cuál es el camino que estamos llamados a recorrer”.
María: estrella que nos guía
“También nosotros venimos de Dios, hemos venido del amor de Dios y nuestra meta está en Dios. Y el camino es el de María, no hay otro. Es el camino de la apertura, disponibilidad a las cosas de Dios, sencillez, fidelidad, estar atentos a las necesidades del otro, de tener un corazón humilde y sencillo, de no pensar que somos más que los demás porque hemos conocido a Dios”, añadió el arzobispo de Valencia.
“Si el mundo mirara a María, si la contempláramos con los ojos de la fe, tal vez encontraríamos la estrella que nos lleva al puerto de la salvación”, manifestó monseñor Benavent, quien reconoció que “el gran drama del mundo de hoy es que muchas veces olvidamos de dónde venimos. Pensamos que somos los dueños de nuestra persona y de nuestra vida”. Y como olvidamos cuál es nuestro origen y la meta de nuestra vida, “nos creamos otras metas, otros objetivos en los que pensamos que encontraremos la felicidad”, llegando a creer “que no necesitamos a Dios”. Al no reconoce ni su origen ni su meta “extraviamos también el camino”, de ahí que el hombre de hoy “para conseguir sus objetivos no dude en cometer injusticias o faltar a la verdad”.
“Que contemplando a María nunca olvidemos de dónde venimos, a dónde vamos y el camino que nos lleva a la verdadera meta. Ella es la estrella, si la seguimos, nos nos desviaremos. Si confiamos en ella no nos defraudará. Que ella sea nuestra luz y nuestra esperanza”, concluyó el Arzobispo.
Catequesis y vela durante la noche
La Catedral permaneció abierta durante toda la noche, siendo continuo el paso de fieles y devotos para venerar la imagen original de la Patrona o asistir a algunas de las catequesis marianas impartidas por el cardenal Antonio Cañizares y los obispos Arturo Ros, Javier Salinas y Esteban Escudero. Además, se realizaron turnos de oración ante la Mare de Déu por parte de la Corte de Honor y entidades de la Basílica, así como de grupos de distintas realidades de la diócesis.