❐ L.B. | 31.03.2022
Alejandro Planells Medina nunca olvidará el 24 de marzo de 2022. Ese fue el día en que el papa Francisco le recibió en audiencia privada junto con sus padres, Daniel y Fina, y su catequista, Mª Carmen Cervera.
Aunque Alejandro, de 36 años, no puede expresar en palabras lo que sintió, ya que padece parálisis cerebral, sus padres hablan por él y no dudan en manifestar que ha sido “una bendición, una gracia”. La emoción de toda la familia es patente. “No suponíamos que esto pudiera pasar. Ha sido un regalo para nosotros y, sobre todo, para Alejandro”, a quien esto le ha ayudado mucho porque “disfruta saliendo y estando con la gente”, comenta Daniel.
El viaje había sido preparado con minuciosidad, desde que el pasado mes de diciembre PARAULA publicó (Nº 1.637) que Alejandro había recibido los sacramentos de la Comunión y Cofirmación después de haber recibido una preparación adecuada a su situación, y la noticia llegó a conocimiento del papa Francisco, quien quiso conocerle.
Una gran acogida
Todos sabían de las necesidades especiales de Alejandro y estaba todo listo para que tanto él como sus padres pudieran disfrutar al máximo. “Tuvieron en cuenta nuestras circunstancias hasta en los detalles más pequeños. Desde el coche que nos recogió en el aeropuerto y nos trasladó a la residencia y al Vaticano, hasta las habitaciones en la residencia San Juan de Ávila, una casa nueva muy bien acondicionada. Javier Malo, el gerente, se puso en contacto con nosotros y todo lo que necesitábamos lo teníamos preparado”, indica el padre de Alejandro.
Y no sólo en cuanto a necesidades materiales, “humanamente ha habido mucho calor, mucho cariño, estaban todos volcados en atenderle”.
Los padres de Alejandro destacan también el cariño del arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, quien les acompañó en el viaje y estuvo pendiente también de todos los detalles. “Por ejemplo, para no tener que bajar del coche muy lejos, habló con los guardias y nos dejaron llegar hasta la puerta del edificio”.
Y después de madrugar mucho para que Alejandro estuviera preparado, llegó el momento. A las 10 de la mañana tenían la audiencia con el Papa.
En la antesala todo eran nervios, sobre todo cuando la audiencia ya era inminente. “Pasamos esos momentos hablando con las personas de seguridad encargadas de llevarnos a todas partes por dentro del edificio”, recuerda Daniel.
Cercanía y confianza del Papa
Cuando entró el papa Francisco, en un principio, “Alejandro se quedó un poco cortado porque, aunque el Papa es muy agradable y transmite confianza y cercanía, él sentía vergüenza. Lo manifestaba con sus gestos, aunque en todo momento supo estar. Alejandro sabe controlar sus emociones perfectamente”, indica Fina.
Tras saludar cariñosamente a Alejandro y a Mª Carmen, Francisco se dirigió al resto de personas del grupo: los padres de Alejandro y la hermana de Mª Carmen, que también le acompañó.
Fina, la madre de Alejandro, entregó al Papa una imagen de la Sagrada Familia, titular de su parroquia en Torrent. “El Papa se quedó un ratito contemplándola con expresión de agrado”, comenta Fina. También le regalaron un álbum de fotos de la ceremonia de la Comunión y Confirmación de Alejandro, momento en que su catequista, Mª Carmen Cervera, que también sufre una parálisis cerebral aunque de menor rango, pudo exponerle cómo había sido la preparación del joven y sus peculiaridades.
Daniel y Fina quisieron mostrar su agradecimiento a la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral (AVAPACE), que este año celebra su 50 aniversario, entregando al Papa una acuarela pintada por los chicos del centro al que acude Alejandro. En ella habían representado a unos niños en sillas de ruedas junto al Papa.
“El Papa escuchó atentamente todo lo que le dijimos: cómo es el día a día de Alejandro, su vida de familia, de sociedad y de fe”, comenta Fina.
Por su parte, Francisco les habló de la importancia de vivir la solemnidad de la Encarnación y de la consagración a la Virgen de Rusia y Ucrania. “Hizo presente la realidad que estamos viviendo. Dijo unas palabras de petición de paz y conversión de los corazones. Y nos hizo un encargo, nos pidió que no descuidemos en ningún momento a las mujeres y niños que vienen desde Ucrania porque están expuestos a muchos peligros”, recuerda Fina.
Una misión
Terminada la audiencia, Alejandro no podía dejar de manifestar su alegría. “Estamos todos muy contentos, muy agradecidos. Es un privilegio, que no nos merecemos”, exclama la madre de Alejandro, para quien, después de haber vivido el viaje a Roma como una peregrinación, ahora empieza su misión. “Este encuentro nos llama a no encerrarnos en nosotros mismos. Ahora que nos hemos hecho muy visibles, que la gente nos conoce, nuestra misión es mostrar la belleza de la familia cristiana, hablar bien de la Iglesia con nuestra vida”, manifiesta Fina.
Por eso, la familia no duda en ofrecer su testimonio para “hacer presente la historia que el Señor hace con nosotros y la cruz, que es patente en nuestro día a día. Este testimonio debe servir para que otras personas puedan experimentar el amor de Dios”, concluye Fina.