L.B. / 28.2.2020
Este domingo día 1 la Iglesia en Valencia celebra el Día del Seminario. Este año el lema ‘Pastores misioneros’ nos invita a todos, laicos, religiosos y sacerdotes, a reflexionar y rezar juntos para pedir por los jóvenes que se preparan para ser sacerdotes y también por las futuras vocaciones, para que siempre haya personas dispuestas a mostrar y anunciar el rostro del Señor.
También se nos invita en esta jornada a colaborar económicamente con los Seminarios mediante nuestra aportación en las colectas que se realizarán en las misas de este domingo.
Esta jornada se celebrará en toda España el 19 de marzo, solemnidad de san José, pero en Valencia se traslada a este domingo, para que no coincida con las fiestas josefinas.
Para conocer un poco mejor a nuestros seminaristas y saber cómo se forman para su ministerio, ofrecemos el testimonio de tres jóvenes que se están preparando para el sacerdocio haciendo sus prácticas de pastoral en distintas parroquias. También de los párrocos que les acogen en sus parroquias y que les guían en esta fase de su preparación haciendo que puedan conocer realidades distintas a aquellas de las que proceden.
Con motivo de la celebración, la Conferencia Episcopal Española también ha editado materiales como textos para catequesis dirigidas a adultos, a jóvenes y a niños, así como estampas con oraciones y un subsidio litúrgico para las misas del domingo.
“Estoy aprendiendo a amar el sacerdocio y a la comunidad”
Para Bernat Alcayde, estudiante de 3º curso, éste es su primer año de pastoral. Todos los fines de semana acude a la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Foios, donde está desde el sábado después de comer hasta el domingo por la tarde.
“Nosotros vamos con el propósito de servir y acompañar en lo que nos encomiende el párroco”, explica Bernat. En su caso, colabora en la actividad de los Juniors cada sábado y acolita en la celebración de la misa. Los domingo también ayuda en la Eucaristía con los niños de catequesis. “La verdad es que disfruto mucho tanto de los Juniors como de la celebración de la Eucaristía”, comenta.
Bernat Alcayde tiene claro que, en esta primera etapa de pastoral, ha sido enviado para aprender y compartir la vivencia de la fe y del ministerio con un sacerdote y con una comunidad cristiana concreta. Allí, del ejemplo del párroco está aprendiendo a “acompañar, escuchar, rezar, caminar y servir con mis pobrezas a la comunidad de Foios”. Esta experiencia le está sirviendo para “aprender y acrecer el celo y deseo por anunciar el Evangelio, por llevar a Jesús a los demás, de configurarte con Cristo Buen Pastor para poder servir a la Iglesia amando a todas las personas y sirviendo con tu vida para que todos ellos se encuentren con Jesús”.
Bernat se ha encontrado con una comunidad parroquial “muy acogedora y amable”, de la que está “disfrutando mucho”. De esta comunidad le ha impresionado su amor a María. “Es un pueblo que ama a la Virgen. También es una comunidad centrada en la celebración de la Eucaristía. Y, en consecuencia, tiene una gran caridad para con los más necesitados”. Por eso, “hay una gran actividad de Cáritas y colaboran mucho con Manos Unidas”, comenta.
En cuanto a su relación con el párroco de Foios, Juan Antonio Lloret, Bernat es rotundo al manifestar que “es un sacerdote bueno, acogedor y que desea ser santo y servir a la Iglesia”. De él está aprendiendo a “amar y servir más a la Iglesia y la comunidad que te encomienda, a amar el sacerdocio”. A esto añade que “también aprendo mucho en la misa de los Juniors y de los niños de catequesis porque adapta la homilía para que los niños entiendan la Palabra de Dios y la Eucaristía”.
En su parroquia de origen, San Honorato de Vinalesa, Bernat fue monaguillo y pertenecía al grupo Scout, además de formar parte del equipo de Cáritas parroquial y en la Adoración Nocturna. Fue en la Jornada Mundial de la Juventud de 2016 en Polonia cuando sintió la lla-
mada al sacerdocio. Tras un año de discernimiento con su párroco, Antonio Polo, con su tío Agustín Alcayde y en el COV con Virgilio González, entró en el Seminario en septiembre de 2017.Sentirse como en casa
Por su parte, Juan Antonio
Lloret, explica que su labor como párroco es mostrar al seminarista cómo funciona una parroquia distinta de la que él está acostumbrado. Y destaca que su preocupación en todo momento es que “Bernat se sienta como en casa y disfrute de estar al servicio de todos, que aprenda desde la experiencia, que todo lo que se nos dice en el Seminario tiene su dimensión palpable en cada grupo parroquial y en cada persona”.
Lloret reconoce que Bernat está aportando testimonio de fe a niños y jóvenes, “mostrando que la vocación al sacerdocio es posible en la vida de los sencillos”.
Además, ve cómo la gente se muestra encantada por tener un seminarista de pastoral y siguen recordando con mucho cariño a otros seminaristas que pasaron por allí y que ya son sacerdotes. Y es que, reconoce que, al final, el seminarista de pastoral pasa a ser un hermano más de la parroquia “al que se le quiere de un modo especial, precisamente por su vocación, pero también porque alcanzan una madurez humana y espiritual que atrae mucho a la gente”.
Lloret define a Bernat como un joven “enamorado de Jesucristo”, que le recuerda mucho a su propio enamoramiento primero del Señor y las prácticas pastorales que hizo en la parroquia María Auxiliadora de Algemesí, siendo párroco Avelino Castells. De aquel tiempo recuerda cuánto le ayudó “ver una parroquia viva muy distinta de la mía de Gandía, y ver que Dios actúa en el corazón de las personas a través de un sacerdote sencillo y alegre”.
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