El Arzobispo electo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, siguiendo con su recorrido hoy, en el diócesis de Valencia, ha sido recibido por el cardenal Antonio Cañizares, el rector y los formadores del Seminario y seminaristas, en el Seminario Mayor “La Inmaculada” en Moncada.
Allí ha tenido lugar un canto, oración y los gozos de la Inmaculada.
El Seminario, verdadero corazón de la diócesis, tiene una doble significación para don Enrique. Por una parte, es el lugar donde viven y se forman los futuros sacerdotes de nuestra Iglesia y son siempre, para el Arzobispo, una de sus primeras preocupaciones.
Además, en este caso, don Enrique fue formador del mismo Seminario, de manera que tiene además un cierto sentido de vuelta a casa.
Fernando Ramón, Rector del Seminario Mayor ‘La Inmaculada’ en Moncada, dirigió un saludo de bienvenida al nuevo Arzobispo, D. Enrique Benavent, ante los obispos, sacerdotes y seminaristas, aludiendo a cómo fue aquella generación de seminaristas que fueron entonces recibidos por D. Enrique Benavent, formador por entonces del Seminario Mayor. “Hace algo más de 34 años, fue Vd. D. Enrique el que me acogió en este seminario, en un grupo de 35 jóvenes, !sí 35! -se escucharon emotivas risas en la sala— que en aquel año ingresamos aquí en esta casa. Hoy es para mí un motivo de gran gozo ser quien le acoge en esta, su casa, como nuevo Arzobispo de nuestra Iglesia de Valencia”.
Fernando Ramón señaló el conocimiento que tiene el Arzobispo de la función de formación de seminaristas, “sabe bien que el seminario es el corazón de nuestra Iglesia de Valencia. Es el lugar donde se forman los que el día de mañana serán los colaboradores necesarios de su ministerio episcopal, para servir a la Iglesia en cada una de sus comunidades parroquiales, entre otros servicios, y también servir a nuestro mundo llevando el Evangelio y acercándolo a Jesucristo, porque no hay mayor pobreza para el hombre que no conocer a Dios, y es Jesús quien ha venido a revelarnos su verdadero rostro.
Fernando Ramón destacó, “confiamos en su cercanía, en su sabiduría para ayudarnos a formadores y seminaristas en la tarea del discernimiento, para que la formación responda verdaderamente a las necesidades de nuestra Iglesia y nuestro mundo. Hoy también es urgente una pastoral vocacional, que nos implique a todos: Seminario, parroquias, comunidades religiosas, familias, colegios. Esperamos que con su guía podamos encontrar caminos que nos lleven a encontrar las vocaciones que tanto necesitamos”.
“Aquí queremos vivir lo que muy bien expresa el título del plan de formación sacerdotal para la Iglesia en España “Formar pastores misioneros”. Eso supone contar con nuestra naturaleza, partir de nuestra condición humana, de la realidad de lo que somos cada uno, pero no conformarnos con ella. Hay un necesario trabajo de purificación, eliminar las “impurezas” que hay en nuestra masa para hacerla más dócil a la acción de Dios, para dejar que sea el Señor quien dé forma a nuestra vida, para configurar nuestro corazón con el de Jesucristo buen pastor, sumo y eterno sacerdote”.
“Nuestra Iglesia y nuestro mundo necesitan pastores, que acompañen y guíen, con corazón de pastor, que hagan de la caridad pastoral su estilo de vida y de entrega en el servicio a cada persona, a cada comunidad eclesial. Eso es lo que intentamos y procuramos en este tiempo de formación, necesario e imprescindible. con esperar en nuestras parroquias a que vengan los fieles a pedir servicios religiosos. El Papa nos pide una Iglesia en salida y nos llama a una conversión pastoral de las parroquias. Es urgente la evangelización de nuestro mundo” y añadió que “los pastores, junto con los religiosos y laicos, deben asumir esta tarea, con imaginación, con creatividad, con entrega generosa. Nuestra Iglesia de Valencia tiene que estar evangelizada para ser evangelizadora, como reflexionó nuestro sínodo. En esta clave se enmarca la Gran Misión Diocesana en la que estamos inmersos”.
“Ponemos su ministerio episcopal y nuestro trabajo cotidiano en el Seminario bajo la protección de los santos obispos, Santo Tomás de Villanueva y San Juan de Ribera, y bajo la poderosa intercesión de Nuestra Señora, la virgen Inmaculada, patrona de este Seminario”, concluyó Fernando Ramón.