E.A. | 15.04.2021
Tarde o temprano, y por muy difícil que resulte, la evangelización al final siempre da sus frutos. Eso lo sabe bien el sacerdote chino Esteban Liu, que se encuentra al frente de la comunidad católica china de la diócesis de Valencia, Nuestra Señora de Sheshan, una parroquia personal ubicada en el templo de Santa María Goretti, en la Gran Vía Germanías, de Valencia.
Allí el Domingo de Pascua el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, administró el Bautimo a 13 personas que pasaron a formar parte de esta comunidad católica, tras un período de formación y catequesis de siete meses.
Algunos de estos catecúmenos provienen de familiares y amigos de la propia comunidad, pero la mayoría proviene de familias no católicas, que se han acercado a la fe tras la intensa labor de evangelización de la comunidad china, que ha recorrido bazares, tiendas, bares y restaurantes regentados por sus compatriotas chinos.
“Han trabajado mucho y han ido por las calles, visitando todas las tiendas chinas de Valencia”, explica el padre Esteban Liu, que asegura que las reacciones son diversas: “Hay gente que niega y no quiere explicaciones, pero otros muestran interés y quieren conocer la Iglesia, entonces se inicia un proceso de acompañamiento y las semillas que plantamos van creciendo poco a poco. Tras unos meses de preparación, las catequesis dan su fruto y muchos quieren formar parte de la Iglesia y ser bautizados como hijos de Dios”.
La labor es difícil. Como explica el sacerdote “algunos son budistas y rechazan la explicación”, pero tampoco se desaniman. “Nosotros vamos a presentar a Jesús y a invitarles a la parroquia. Si no quieren, nos marchamos, pero antes bendecimos su negocio o a su familia y ellos se muestran agradecidos. También les dejamos folletos para que los lean cuando tengan tiempo”, asegura el padre Liu, que recuerda que todo este intenso trabajo se lleva a cabo “gracias al Espíritu Santo”. Y siguen, con más fuerza aún.