BELÉN NAVA | 24.07.24

Mozambique, Honduras, República Dominicana y la Amazonía peruana son los destinos de los 13 jóvenes que, junto a Arturo Javier García, delegado de Misiones Valencia, participan este año en  VeranoMisión. Una oportunidad para convertirse en misioneros y dedicar su tiempo de vacaciones a los más necesitados fuera de nuestras fronteras

VeranoMisión es una experiencia misionera con los misioneros que transforma la vida de los jóvenes que deciden participar en esta experiencia. Así es como lo describe la delegación de Misiones del Arzobispado de Valencia y así lo corroboran aquellos jóvenes que en anteriores ediciones han viajado a tierras de misión en África o América.

Puri estuvo el año pasado en en Honduras, en la población de la Lima, en San Juan, en la aldea de San Juan. “Estábamos en las aldeas atendiendo a las clases, a niños, enseñándoles inglés por las tardes en el centro con las Hermanas del Sagrado Corazón. Dándoles clases de repaso también el fin de semana, ayudando a catequesis…”. Este año repite experiencia pero en Mozambique y lo hace porque reconoce que “es una experiencia que marca. Una vez vas a un país en vías de desarrollo te das cuenta de la gran labor que hace la Iglesia allí. Allí puedes conectar con lo que es la verdadera fe, porque sabes que son países sin ayuda y si no fuera por la Iglesia estarían mucho peor de lo que de lo que están actualmente”.

Puri rconoce que estuvo muchos años alejada de la Iglesia y gracias a la experiencia misionera ha vuelto a conectar con el Señor. “Siempre digo que se va una persona y vuelve otra. Vas con mucha humildad y te das cuenta de que tus problemas en verdad no son tan graves o no son problemas. Lo ves todo desde otro punto de vista. Te ayuda a relativizar, te transforma y sobre todo es un crecimiento a nivel personal, espiritual, que recomiendo a todos los jóvenes que vivan esta experiencia misionera”.

Como ella, jóvenes valencianos -cuatro de ellos seminaristas del tercer curso- procedentes de distintos grupos y parroquias, pondrán estas semanas rumbo a varios proyectos de misión en los que la Iglesia valenciana desempeña un papel fundamental. 

Grupos formados por tres jóvenes se integrarán en las misiones que la Iglesia sostiene en Perú, República Dominicana, Honduras y Mozambique. Mientras estén allí, “cada uno de ellos colaborará y ayudará al misionero que los acoge en las tareas del día a día, con el objetivo de anunciar el Evangelio en cada hogar, colegio y comunidad que visiten. Entre las tareas que realizarán se incluyen impartir clases de matemáticas, ciencias o religión en los colegios sostenidos por las misiones, participar en la distribución de alimentos y en actividades de animación pastoral”, explican desde la delegación de Misiones.

“El verano es la iniciativa más bonita que tenemos en la delegación, porque implicamos directamente a los jóvenes en algunas de las misiones de las que están participando habitualmente los misioneros valencianos”, indican.

“Realizamos una formación de manera mensual y diferentes actividades, con el fin un poco de acompañar esa vocación misionera para que ya en el verano el joven pueda viajar a algún país en África, algún país en Sudamérica y acompañar al misionero en su tarea del día a día”, comentan. “Eso es lo que se hace en la misión: acompañar al misionero en las labores que él hace…visitar las casas; en los colegios; estar en la parroquia haciendo tareas de pastoral; en comedores sociales, en prisiones…esa es la verdadera experiencia de misión , estar cerca de ellos, empapándose de todo, de la gente y de lo que es la misión en sí”.

Mozambique, una gran misión

En Mozambique las dos jóvenes que viajan tendrán la oportunidad de visitar e implicarse en la misión que, desde hace más de 10 años, coordina el sacerdote mercedario Juan Carlos Cabrera en el extrarradio de la región de Xai-Xai, donde la iglesia mantiene una “escolinha” y un orfanato que acoge a niños de familias desestructuradas. 

Juan Carlos, describe Mozambique en la revista Valencia Misionera como “una realidad de gran pobreza física, espiritual y moral” y trabaja, actualmente, en la construcción de una parroquia que pueda acoger a la comunidad herida y desamparada de Xai-Xai, para que encuentren en Cristo la fuerza para trabajar juntos y superar esta pobreza.  

Y es que tal y como se relata en la publicación el próximo año 2025, se cumplirán 25 años desde que la Orden de los Mercedarios llegara a Mozambique para atender las prisiones del país a petición de los obispos de entonces. Juan Carlos es uno de estos sacerdotes mercedarios que sufre al tiempo que trabaja, día tras día, por atender la difícil realidad de un país pobre como Mozambique, con un índice delictivo muy alto y con niños/as a los que tratan de brindarles un futuro más esperanzador que el de la prisión. 

La orden de los Mercedarios llegó a Mozambique en el año 2000 a petición de los obispos del país. Desde su llegada, Juan Carlos tuvo claro que era importante no sólo actuar en las prisiones sino hacer lo posible en materia de prevención, para evitar que niños/as en una situación de extrema pobreza y abandono, se vieran obligados a delinquir e ir a prisión.

Seminaristas en misión 

Entre los jóvenes que parten a la misión, se encuentra también un grupo de cuatro seminaristas que, acompañados por el sacerdote Arturo Javier García, rector del Seminario Santo Tomás de Villanueva de Valencia y delegado de Misiones en Valencia), visitarán los Vicariatos Apostólicos de Requena y San José del Amazonas. Estos Vicariatos Apostólicos son proyectos que la Archidiócesis de Valencia financia directamente a través de colectas y campañas periódicas, además de donaciones puntuales. z