Belén Nava | 26-01-2012
“Somos dos arquitectos que nos vamos a realizar unos proyectos de cooperación a Gode, Etiopía. Además de la importancia que pueda tener para nuestras vidas, hemos descubierto el interés y la expectación que ha despertado en las personas que tenemos cerca. De ahí la motivación para poneros en contacto con esta experiencia que supera nuestras fuerzas, y que esperamos que sirva para ayuda de los demás”. Así se presentan Rafa Domingo y Pablo Apolinar en el perfil de Facebook que crearon adrede para narrar su experiencia en Etiopía a los que se quedaban en Valencia.
Rafa, de la parroquia Preciosísima Sangre de Valencia, y Pablo, de Santo Domingo Savio, y ambos de 28 años, decidieron embarcarse en esta aventura a raíz de una conversación con el padre Christopher Hartley, de la Fundación de la Misericordia, durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid en agosto del pasado año.
“Nos lo presentó un seminarista amigo y, en ese mismo momento, durante el desayuno, aceptamos colaborar con él en el proyecto que lleva a cabo en Etiopía (África)”, comenta Rafa.
“Casi sin pensarlo el 3 de octubre ya teníamos los billetes en la mano y volábamos rumbo a Gode. No sabíamos lo que nos podíamos encontrar pero estábamos convencidos que era una oportunidad única tanto en lo laboral como en lo espiritual”, recalca Pablo. “Pensamos que éramos jóvenes y que era un momento en nuestra vida en el que podíamos dedicarnos a ello. Además, queríamos hacer que el padre Christopher cambiase “el Señor esté conmigo” a un “el Señor está con vosotros” con lo que todo ello implica”.
El proyecto
S127 AD. Así es como profesionalmente se denominan Rafa y Pablo. ¿Por qué S127 AD? Las iniciales AD refieren al apellido de Pablo y Rafa, pero ¿y S127? “Hace referencia al salmo 127 que dice ‘si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles’ -explica Pablo- Es una denominación que siempre hemos barajado como posible nombre a nuestro propio estudio de arquitectura y es así como nos hemos presentado a diversos concursos de proyectos”.
Ahora S127 AD tenían por delante el acometer un proyecto para construir una escuela, una casa y una capilla en Gode. Aunque finalmente tan sólo se proyectó la escuela.
En esta zona, la educación es la única vía para salir del círculo vicioso de la pobreza. Además, la enseñanza es uno de los instrumentos válidos para equiparar las condiciones y los derechos del hombre y la mujer.
La escuela, distribuida en tres edificios (aulas, taller-comedor, cocina) se ubicará en un terreno de 7 hectáreas concedido por el gobierno muy cerca del río Wabi Shebele, donde la Fundación de la Misericordia quiere ubicar su misión.
La dificultad del proyecto fue fundamentalmente la adaptación a la diferencia tecnológica del lugar, debido a que la mayoría de los materiales necesitan ser importados del extranjero, a la que se suma una carestía del saber hacer de la construcción.
A pesar de ello, estos arquitectos buscaron crear un espacio sostenible, adaptado al difícil entorno y cualidades de construcción, donde exista un ambiente agradable para los alumnos que disfrutarán de ella.
La otra realidad
Gode, la primera parada en el viaje de Rafa y Pablo, está próximo a campos de refugiados repletos de personas que huyen de la guerra civil de Somalia o de disputas tribales dada su cercanía a la frontera. “Nuestra estancia allí no fue cómo lo habías imaginado. Durante las primeras semanas nuestro proyecto quedó relegado a un segundo plano mientras ayudábamos en todo lo que podíamos al padre Christopher”, recuerda Rafa. “Pudimos formar parte del inicio de una ‘pequeña’ misión de las Hermanas de la Caridad de la Beata Madre Teresa de Calcuta, allí en Gode. Verlas trabajar en su dispensario y ayudar a la distribución de víveres que venían en seis camiones”, asegura Pablo que además destaca que “nos centramos en la misión, en su infraestructura, en el día a día y en la oración”. Durante esas semanas, tanto Rafa como Pablo fueron conscientes de la realidad de los cristianos en una comunidad eminentemente musulmana. “Sabemos que el padre Christopher no es bien recibido allí y que eso implica un riesgo para realizar tareas tan cotidianas como ir a dar un paseo o sentarte a tomar un refresco….o ir a comprar tabaco”.
Su siguiente etapa en el viaje fue Dire Dawa, la segunda ciudad en importancia en Etiopía, donde pudieron desarrollar junto a un arquitecto local el proyecto en toda su extensión. “El contraste, dentro del propio país fue brutal. Pasamos de Gode, donde el aeropuerto no es más que una caseta, a una ciudad con aeropuerto internacional…una ciudad viva donde podíamos pasear con tranquilidad”.
Experiencia única
Para los dos jóvenes arquitectos pertenecientes al Camino Neocatecumenal, estos tres meses en Etiopía, junto al padre Christopher, han supuesto una aportación espiritual “increíble”. “Vivir en ese clima de oración y cristianismo en el lugar en el que estás viviendo y más aún sabiendo que es un lugar difícil de evangelizar es algo único”, afirma Pablo, que asegura que no le importaría volver en algún momento para ver de cerca como se lleva a cabo el proyecto. Rafa, sin embargo, con novia en Valencia, asegura que “me lo tendría que pensar”.
La primera Iglesia católica en Gode
La llegada en 2007 del padre Christopher Hartley a la región de Gode, una zona semidesértica a 180 kilómetros de la frontera con Somalia, marca la primera vez en la historia que llega la Iglesia Católica a esta zona casi 100% musulmana. Con esta situación, el padre Christopher –de madre española y padre inglés- realiza su labor evangelizadora a través del ejemplo, con proyectos que ayudan a paliar el problema de la educación, hambre y discriminación de la mujer. Es curioso que el padre Christopher, durante este tiempo en misión con la Fundación de la Misericordia celebra la misa solo y en contadas ocasiones cuenta con la presencia de voluntarios o algunos católicos de algunas ONG y unos pocos católicos etíopes.