CARLOS ALBIACH | 8-03-2019
Una imponente cruz con la cita ‘Ama a tus enemigos y reza por los que te persiguen’ presidió la vigilia de jóvenes del pasado viernes en la Basílica de la Virgen de los Desamparados. No era una cruz cualquiersa, sino que llegó gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada de de una de las iglesias profanadas por el ISIS en Irak. El amor a los enemigos volvió a resonar de nuevo en el Evangelio en la que se escuchó esta misma llamada por parte de Jesucristo.
La vigilia estuvo presidida por el obispo auxiliar de Valencia mons. Arturo Ros, quien animó a los jóvenes a acoger a la cruz y a la eucaristía, “donde somos verdaderamente por Dios y desde donde podemos salir para a amar a los demás”. En este sentido, el obispo auxiliar indicó que “tenemos que anunciar que sigue habiendo cristianos perseguidos en 2019 y que sufren la cruz de verdad, que se humillan y sienten el dolor del sufrimiento”. Sin embargo, añadió, “nosotros siempre nos estamos quejando y es que porque nos falta descansar en la cruz y en la eucaristía”.
Don Arturo también indicó que “somos incapaces de amar y que sin embargo la sociedad de hoy necesita del poder transformador de este amor aunque presentar este proyecto sea una gran locura pero estamos llamados a ser muy locos por Jesús”. Asimismo, invitó a todos hacerse la pregunta de porque nos avergonzamos de dar testimonio. “Nos falta decir a todos que donde está la fuerza del amor, del perdón y de la vida está en Cristo”.
En la vigilia, y ante la Cruz de Mosul, se tuvo muy presente a los cristianos perseguidos, por los que se realizaron oraciones. Asimismo, y puesto que se celebraba el Día del Seminario el fin de semana, se rezó por todos los seminaristas de la diócesis.
Tras la vigilia, en la que participó el coro de la Comunidad de Abraham, la cruz partió en procesión hasta la iglesia de San Lorenzo. “Que nos de vergüenza acompañar a la cruz por la calle”, les animó el delegado episcopal de Juventud, Virgilio González. Así, la cruz partió acompañada con cantos desde la Basílica pasada las once de la noche y ante la atenta mirada de muchas personas y muchos jóvenes que comenzaban una noche de fiesta. La cruz permanecerá en la iglesia de San Lorenzo, donde, como estaba previsto al cierre de esta edición, estará en la celebración del miércoles de Ceniza y en la oración ‘Jóvenes que dejan huella’, que se celebra todos los jueves a las 19.30 h. y que durante la Cuaresma incluirá adoración a la cruz.
La próxima vigilia de jóvenes será el 5 de abril, fecha conmemorativa de los 600 años de la muerte de San Vicente Ferrer, por lo que se hará una vigilia centrada en el santo y con la participación de los dominicos.
De Venezuela a Siria y de Siria a España
En la vigilia de jóvenes ofreció su testimonio de fe Gabriel, un joven sirio que vive en Valencia. Su historia está marcada por tener que salir de un país a otro en busca de una vida mejor. Venezolano de padre sirio tuvo que salir de Venezuela en 2001 y partir a Siria por motivos de inseguridad y porque su familia recibió amenazas. En ese momento, como expresó, “Siria era un país muy bonito y se vivía en paz”. Sin embargo, a partir de 2011 comenzó la guerra en Siria y, como explicó, “era difícil vivir la fe y estudiar, ya que había persecución y además, por ejemplo, al tener clase los domingos no podías ir a misa y era complicado hacer un grupo de jóvenes”. En esa situación, “puse todo en manos del Señor y pude acabar la carrera de Odontología”. En 2016, la guerra se encrudeció y tuvo que salir. Gabriel volvió a Venezuela, donde solo “aguantó” un mes: “la situación era peor que en Siria porque no había comida”. En ese momento, decidió a venir a Valencia, donde encontró lo que tanto añoraba en su país: un grupo con el que vivir la fe. Concretamente la comunidad de Abraham. “Sentíos privilegiados por tener iglesias en las que vivir vuestra fe y pastores que os acompañen”, les indicaba a los jóvenes. “Y ánimo porque aquí es una persecución mental, que es más grave, porque se expande rápido, y hace más daño”, añadió.