❐ L.B. | 07.04.2022
La Semana por la Vida, organizada por ‘Valencia, Sí a la Vida’ en colaboración con el secretariado diocesano para la Defensa de la Vida, concluyó el pasado día 30 con una mesa redonda que se celebró en el Palacio de Colomina, de la Universidad CEU Cardenal Herrera.
El encuentro giró en torno al tema ‘¿La defensa de la vida puede atentar contra la libertad?’ y contó con la participación de Jaime Mayor Oreja, presidente de la federación europea ‘One of Us’ e impulsor de la plataforma NEOS; María Solano, decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo; y Jesús Poveda, médico y profesor de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid.
Patricia Lozano, presidenta de Redmadre Valencia y moderadora de la mesa redonda, centró el debate señalando cómo “en 1985, cuando se aprobó la primera ley del aborto en España, no nos podíamos imaginar que llegaría un momento en que se cuestionaría la legitimidad de la defensa de la vida y, mucho menos, que en determinadas circunstancias esta defensa pudiera llegar a ser ilegal”, castigando con penas de cárcel a quien se concentre ante las clínicas abortistas, sin necesidad de denuncia previa.
Una batalla esencial
Jaime Mayor Oreja no pudo estar presente, pero envió su intervención grabada. Respondiendo a la pregunta que centraba el debate, ‘¿La defensa de la vida puede atentar contra la libertad?’, Mayor Oreja manifestó que “es obvio que esto es una falsedad”. Es más, “la defensa de la vida es una obligación”. Y añadió que “no me imagino a nadie que defienda la vida empuñando un arma, porque defiendes la vida en la integridad de la persona”.
Teniendo en cuenta el momento que estamos viviendo en Europa, el impulsor de NEOS manifestó que el aborto es la primera expresión del mal tras las guerras, y recordó que después de la II Guerra Mundial, “el mal siguió manifestándose en Europa a través de la aprobación y legitimación del aborto. Luego se va sofisticando y llegó el género, que penetra sigilosamente en nuestra sociedad, y por último la eutanasia, que es la socialización del mal”.
Rememorando a Julián Marías cuando afirmaba que la aceptación social del aborto había sido la mayor tragedia del siglo XX, Mayor Oreja añadió que esa tragedia “se ha disimulado con una mentira, porque el aborto es mucho más que la interrupción de un embarazo, es la destrucción de una vida humana, es la destrucción de la dignidad de la persona”.
Y concluyó afirmando que “la razón de nuestra debilidad en el Occidente es que hemos perdido la jerarquía de valores. Ojalá podamos cambiar esos desatinos, esos retrocesos de civilización. Es una batalla necesaria, esencial”.
Siete falacias del aborto
Por su parte, María Solano expuso siete de las falacias o mentiras que se esconden en la presentación del aborto.
Así, ponen al mismo nivel dos derechos que realmente no lo están: el derecho a la vida del niño, frente al derecho de la madre a seguir con su vida tal como era hasta ahora. “La madre no elige entre morir y vivir. El derecho del niño es muy superior”, manifestó.
Por otra parte, han variado el significado de los términos a su antojo y tratan de confundir utilizando palabras que son difíciles de entender: nasciturus, embrión.
Destacó que la expresión ‘interrupción voluntaria del embarazo’ es “perversa” porque también incluye mentiras. “No hay interrupción sino finalización de la vida del niño, ya que no podemos recuperarla. Y utilizan la palabra embarazo, mucho más positiva que aborto”, explicó.
Solano destacó que los proaborto utilizan muy bien el emotivismo para “vendernos como el todo lo que realmente representa una parte muy pequeña”.Igualmente, presentan el aborto como la única opción y no se habla de otras opciones ante un embarazo no deseado.
También se refirió a la pendiente deslizante en la que se entra también en la eutanasia. “Lo que empieza como una ley establecida para un tipo de persona muy concreta, acaba aceptándose para otros supuestos. Normalizamos la situación”.
Y, por último, hizo hincapié en que se presenta el aborto como un derecho. “No puede ser un derecho porque un derecho tiene que conseguir algo positivo para el sujeto y la sociedad, mientras que el aborto no aporta nada positivo para nadie”, concluyó.
Con ambulancia ante las clínicas abortistas
El doctor Jesús Poveda, en una intervención muy vivencial y dinámica, expuso su experiencia como defensor de la vida ante las clínicas abortistas. Allí acude habitualmente con una ambulancia dotada de ecógrafo para informar a las madres que van a abortar y ofrecerles la posibilidad de ver y escuchar el latido del corazón de su hijo, por lo que ha sido detenido en numerosas ocasiones. “El respeto a la vida es uno de esos temas por los que verdaderamente merece la pena complicarse la vida. La batalla del aborto es total y todos tenemos mucho que hacer en ella, cada uno donde estemos”, manifestó.
Poveda explicó que a las mujeres les pregunta “¿qué necesitas para no abortar?”. “Es una pregunta llena de respeto. No le recriminas que vaya a abortar. A veces lo único que necesitan es que alguien les pregunten eso precisamente”, comentó. Y se manifestó dispuesto a seguir realizando esta misión. “A mí esto no me lo van a quitar: el que haya mujeres que no abortan porque yo estaba en un centro y les dije esa frase”, y mostró el agradecimiento de alguna madre que no abortó gracias a su intervención.
Con respecto a la nueva ley, manifestó que “una ley que va contra que la gente rece está abocada al fracaso”. Y constató que, de hecho, “desde que han dicho que se va a penar el rezar ante las clínicas abortistas, va más gente, ha hecho que la gente reaccione y se comprometa”.
“No es fácil el momento en el que estamos viviendo. Todo es confuso. Pero sí está claro que yo moriría por defender a los no nacidos, pero nunca mataré a nadie”, resumió.