❐ B.N. | 23.06.2022
Las campanas del Miguelete ya lo anunciaban el día anterior, este pasado domingo la ‘festa grossa’ volvía a celebrarse con el esplendor de antaño y por ello La Asociación Campaners de la Catedral de Valencia realizó los toques del Corpus Christi el sábado, víspera de la solemnidad, al mediodía con el ‘vol de migdia’, así como por la tarde, con el ‘vol de tres parades’.
En el día en que celebramos que Jesucristo está presente de forma viva y real en la eucaristía, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares quiso recordar que en la misión popular diocesana que está emprendiendo la Iglesia en Valencia, “es necesario poner en el centro la eucaristía”, para lograr “una Iglesia que ame y muestre ese amor a los más necesitados”.
El arzobispo de Valencia, que presidió en la Catedral la misa de pontifical con motivo de la solemnidad del Corpus Christi, señaló que “necesitamos una Iglesia en la que cada uno de sus miembros tenga en el centro la eucaristía, que participe en la misa dominical y que adore al Santísimo”, porque sólo así tendremos “una Iglesia con proyección misionera, que evangelice y que anuncie la verdad”.
De igual manera, indicó que en la adoración y contemplación de la eucaristía “está el acontecimiento central de la historia del mundo”, algo que Valencia conoce y conserva desde hace siglos y que “quiere reavivar con gran intensidad de fe, tras estos años difíciles por la pandemia”. Una manifestación de fe que tiene lugar en la solemne procesión, con la custodia de la Catedral, una “extraordinaria obra de arte, incomparable y única , hecha con la donación de los pobres después de una guerra, ejemplo de concordia, unidad y amor”, señaló.
La celebración del Corpus Christi “invita a recordar, avivar, meditar, contemplar y adorar el acto de amor de Jesús a los hombres, que es la única revolución realmente capaz de renovar al mundo”, añadió.
Durante su homilía, el Cardenal recordó que “debilitar la vida eucarística es debilitar el testimonio de la caridad. Necesitamos un mundo nuevo, de hermanos, de paz, de servicio y de entrega a los demás”.
En este sentido, aseguró que “no podemos guardarnos la alegría de la fe para nosotros”, es necesario y urgente transmitirla ante “el extraño olvido de Dios que existe hoy en parte del mundo”. Por eso en esta misión diocesana, “todos estamos implicados, a todos se nos convoca a abrir de par en par nuestro corazón a Jesucristo y mostrarlo a los demás.”
La eucaristía, concelebrada por el obispo emérito de Zaragoza monseñor Manuel Ureña y por el cabildo metropolitano, contó con la participación de la Coral Catedralicia, bajo la dirección de Luis Garrido.
Repique de campanas y cabalgata del Convite
Tras la misa de pontifical, al filo del mediodía, comenzó el volteo simultáneo a mano de las 11 campanas del Miguelete con motivo de la fiesta del Corpus Christi, único día del año en el que se produce este volteo extraordinario, junto al día en que es nombrado un nuevo Arzobispo o Papa.
Desde antes de la pandemia no se volteaban todas las campanas y en esta ocasión sonó un ‘vol general de cinc parades’. Es precisamente el Corpus la única celebración del año en la que se voltea la campana ‘Caterina’, datada del año 1305 y que es la más antigua de la antigua Corona de Aragón.
Con el repicar de las campanas, también daba inicio la cabalgata del Convite, en la que aparecen las tradicionales danzas del Corpus, el ‘capellà de les Roques’, que invita a los presentes a participar en la procesión de la tarde, y la ‘Degollà’, que a su paso por las calles Cabillers y Avellanas, es recibida con el tradicional ‘bany’ a base de pozales de agua.