C.A. | 24-05-2018
Jamai Khader, durante su conferencia en Valencia. En las últimas semanas el conflicto en Tierra Santa ha vuelto a agravarse debido a la decisión de Estados Unidos de trasladar la embajada a Jerusalén y la espiral de violencia en la franja de Gaza. De hecho, los obispos católicos de Tierra Santa han lanzado un comunicado en el que convocaban una vigilia en Pentecostés para que el “Espíritu Santo ilumine los corazones y cambie las mentes de los líderes políticos, para que se reúnan para resolver este conflicto que dura ya más de cien años”. En esta misma línea, de búsqueda de paz, se muestra el sacerdote palestino Jamai Khader, que habló con PARAULA antes de pronunciar la conferencia ‘Setenta años: la Nakba continúa’ en la sede de Cáritas Diocesana de Valencia.
– Estamos viendo en estos días que se ha agravado el conflicto…
– Ha aumentado la tensión por las decisiones de Estados Unidos, con las que dice que toda la ciudad de Jerusalén pertenece a Israel. Esto no respeta el carácter especial, histórico y religioso de Jerusalén, ya que debe estar abierta a las tres religiones. Es ahora un territorio ocupado en la que se excluye a los árabes y palestinos. Además, los refugiados de Gaza, que siguen viviendo en los campos de refugiados, deberían tener derecho de volver a casa.
– ¿Cómo afectó en 1948 la Naqba a los cristianos palestinos?
– La situación continúa aún hoy. Esta herida está siempre abierta y no se llega a una solución. La comunidad cristiana no ve una perspectiva de paz, lo que implica que no vean un futuro en el país, sobre todo los jóvenes, que tienen que salir de él para trabajar y tener un futuro. Todo esto es muy grave. Luego esta el caso de Jerusalén donde se ha expulsado a los palestinos, tanto cristianos como musulmanes. Pero para los cristianos al ser una comunidad pequeña las consecuencias son muy graves.
– ¿Es posible la paz?
– La paz sí es posible pero tienen que cambiar las condiciones. Ahora Israel actúa usando la fuerza. Se tiene que hacer con presión económica, diplomática y política, ya que estamos ante un conflicto político y no religioso.
– ¿Y cómo trabaja la Iglesia para conseguirla?
– Sobre todo con la educación en la paz a través de las instituciones educativas. Transmitiendo los valores del Evangelio, la dignidad humana y la justicia. Es muy importante en un contexto de odio y de venganza predicar la justicia, el respeto del otro, la paz…
– ¿Cuál es su labor en su parroquia de Ramallah?
– Llevar a cavo la misma labor de toda la Iglesia católica. La Iglesia siempre ha ayudado a los palestinos con sus escuelas y atendiendo a los más desfavorecidos como ancianos y pobres. En mi parroquia tenemos mucha vida, es un centro espiritual y social, donde hay una atención preferente a los más pobres.
– ¿Es difícil para los cristianos vivir la fe en ese contexto?
– Tienen alguna dificultad. Una por ejemplo es leer e interpretar el Antiguo Testamento, ya que habla del pueblo elegido y de la tierra prometida. Pero el Israel de la Biblia no es el mismo de hoy. En este sentido, la carta apostólica de 1993 ‘Leer la Biblia hoy en el país de la Biblia’ ha sido muy importante y ha ayudado a mucha gente. La Iglesia sobre todo trabaja por mantener viva la esperanza de la gente, de servir a todos los hombres y de sacrificarse por los pobres.