CARLOS ALBIACH | 26.09.2024
La archidiócesis de Valencia también se une a la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado con la celebración de una eucaristía el domingo 29 a las 19 h en la iglesia de Santa Catalina de Valencia, que será organizada por la delegación diocesana de Inmigrantes y en la que participarán fieles de distinto países, así como congregaciones religiosas e instituciones que trabajan con la realidad de la inmigración.
El delegado de Migraciones, el sacerdote Olbier Hernández, señala que en esta Jornada se pone de manifiesto que la Iglesia tiene “una mirada sobre las migraciones”. Una mirada, que explica, es a nivel global pero también particular en cada diócesis, “una pastoral no siempre comprendida”. Asimismo, recuerda el último mensaje de los obispos españoles sobre la inmigración en la que destacan que “el futuro de la Iglesia pasa por los migrantes y que tenemos que ser ser la Iglesia acogedora y misionera o no seremos Iglesia.
El delegado también destaca que el atender a la población migrante también es una riqueza: “La diversidad que traen, sobre todo la diversidad cultural, nos enriquece y al mismo tiempo que son acogidos tenemos que dejarnos acoger por ellos, porque esto es un doble camino. Entonces, en ese compartir, ese encuentro humano, lo que se trata es que a través del testimonio de la caridad y del amor fraterno, nosotros podamos evangelizar, ser misioneros, dar testimonio y muy importante, dejarnos evangelizar”.
En este sentido, recuerda que desde la delegación diocesana, así como desde las parroquias y congregaciones religiosas o instituciones eclesiales de la diócesis se están acogiendo y ayudando a miles de migrantes que llegan a Valencia. Un trabajo que se intensifica en algunas épocas como ocurrió en 2014 con la llegada del ‘Aquarius’ o con las crisis de Siria, Iraq, Afganistán o más recientemente Ucrania. Una ayuda que va desde asesoramiento legal, búsqueda de trabajo o facilitar los servicios básicos como la alimentación.
En estos momentos el debate de la inmigración está teniendo mucha repercusión. De hecho, el último barómetro del Centro Español de Investigaciones Sociológicas (CIS) habla de que la inmigración es el primer problema que preocupa a los españoles. En este sentido, el delegado diocesano anima a “no tener miedo”: “España siempre ha sido un país integrador y acogedor y yo creo que tiene que seguir siendo por su propia identidad”. “Yo invitaría a la gente a que se acercara a las personas migrantes, a que les conociera. Detrás de cada persona hay una historia, hay un drama, hay unas esperanzas y unos sueños como cualquiera de nosotros. Podemos compartir nuestra realidad con ellos y más nosotros, que hemos sido también migrantes durante muchos años”, asegura.
Además, destaca que “la Iglesia tiene la necesidad de formar a sus sacerdotes, a sus laicos y a los agentes de pastoral para poder de verdad acoger a los migrantes y evangelizar desde esta realidad”. El sacerdote también pide que las políticas migratorias no olviden que son personas y que “si van a ser acogidas, sean acogidas con los derechos y la dignidad que merecen, y que sean devueltas en los casos que corresponden, pero también con dignidad”.
Una de las realidades sobre la migración que está muy presente en los medios de comunicación es la de los menores que llegan a nuestro país sin nada y que se ven abocados muchas veces a buscarse la vida como sea. Hernández indica que “hay que buscar a los responsables de que estos niños lleguen solos, ya que no podemos acoger niños, donde hay una ruptura familiar, sin saber dónde están sus padres, dónde está la historia de esos niños para salvarles”. “Salvarles implica salvar su historia y su historia implica su familia también. ¿Qué vamos a hacer con las familias de esos niños?”, añade.