El aumento de la siniestralidad laboral es una de las caras de la actual precariedad laboral que viven muchas personas trabajadoras en nuestro país y en otros rincones del mundo. Frente a esta “triste lacra”, Iglesia por un Trabajo Decente (ITD) recuerda que la salud laboral es “un problema que requiere de soluciones colectivas” en el día que se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
❐ BELÉN NAVA | 6.10.23
Un trabajo decente tiene que ser un trabajo’ es el título del manifiesto que, con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, ha hecho público Iglesia por un Trabajo Decente (ITD) recordando que el trabajo es siempre un “medio imprescindible para el reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas” y nunca”un castigo para las personas”. Por ello, lamenta que muchas veces algunos puestos de trabajo estén planteados “exclusivamente desde el punto de vista económico y no desde la perspectiva humana”.
Los datos así lo avalan. Entre enero y julio del presente año 399 personas trabajadoras han muerto en el trabajo mientras que 2.693 han sufrido un siniestro laboral de carácter grave. A ello hay que sumar que 360.594 personas trabajadoras han sufrido un siniestro laboral con baja. Por contra, sin baja, han sido 328.078 personas quienes han sufrido un siniestro laboral.
Y es que el aumento de la siniestralidad laboral es, sin lugar a dudas, una de las caras de la actual precariedad laboral que viven muchas personas trabajadoras en nuestro país. De ahí que ITD subraye que la falta de seguridad en los lugares de trabajo es “especialmente preocupante en los empleos feminizados” (limpieza, cuidados, enfermería…), ya que, “son numerosos los casos de cargas esqueleto-musculares, así como los problemas de salud mental”.
El bienestar mental –señala el manifiesto– se ha convertido, según revela un estudio de ESADE, en “una de las causas prioritarias a la hora de abandonar un puesto de trabajo, seguida de la búsqueda de mejora de condiciones y las mayores posibilidades de conciliación”.
El trabajo no puede considerarse como un castigo para las personas, sino como dice el Papa Francisco: “el trabajo es lo que hace al hombre parecido a Dios, porque con el trabajo el hombre es un creador, es capaz de crear” , y por eso denunciamos la situación precaria de muchas personas trabajadoras de nuestra diócesis, centrándonos en que la siniestralidad en el trabajo aumenta en lugar de disminuir y esta triste chacra debemos denunciarla. Con motivo del 28 de abril (Día de la Seguridad y la Salud en el Trabajo) la Iglesia también alzó su voz preocupada a través del documento ‘Un trabajo que cuida’ que indica “la falta de salud laboral como un problema social que requiere de soluciones colectivas”.
Por todo esto, los movimientos promotores de ITD, reclaman al Gobierno y a los agentes socioeconómicos “un trabajo en el que no sufra la salud” de las personas trabajadoras. “Exigimos, junto a otros colectivos de trabajadores, la implantación y el cumplimiento de los medios de prevención de riesgos laborales que defiendan la vida de los trabajadores”, señala en el manifiesto.
Asimismo, pide a las instituciones y Administraciones un compromiso de promoción del trabajo decente que evite la exclusión y la precariedad.
La iniciativa Iglesia por el trabajo Decente (ITD) comenzó su andadura en 2014 y está formado por organizaciones de inspiración católica y congregaciones religiosas, entre las que se encuentran Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, la Juventud Estudiante Católica (JEC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC).
Desde 2015, esta iniciativa sigue las palabras del Papa Francisco: “No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. Además va en la línea de las grandes declaraciones de derechos como los Objetivos para el Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU que incluyen en su objetivo núm. 8: “Trabajo decente como la oportunidad de realizar una actividad productiva que aporta un ingreso justo, seguridad en el puesto de trabajo y protección social para las familias”.
Su objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar una cuestión esencial para la vida de millones de personas: el trabajo humano y reivindicar el trabajo decente “hacia el interior de estas organizaciones, hacia la Iglesia en general y hacia la sociedad”.