❐ SAMUEL MARTOS | 05.04.2023
La Mare de Déu no entiende de barreras, para Ella no hay rejas ni barrotes. Si en el año de la pandemia recorrió casi tres mil kilómetros para acercarse hasta el último rincón de la diócesis, visitando más de cien pueblos, esta semana ha recibido a los más apartados de la sociedad, para cautivar, con su consuelo, a los cautivos.
La imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados entró este jueves en el lugar más inexpugnable de Valencia, el centro penitenciario de Picassent, gracias a una iniciativa de la Pastoral Penitenciaria del Arzobispado de Valencia y la Encomienda Penitenciaria de la Real Orden de Caballeros de El Puig. Organizada con motivo del Centenario de la Coronación de la Mare de Déu, más de doscientos presos y funcionarios de prisiones pasaron ante la imagen y pudieron recibir también, como todos los valencianos, la gracia y la alegría del Año Jubilar Mariano que estamos celebrando.
El miércoles por la mañana las puertas de los controles de seguridad se abrieron, una tras otra, y los privados de libertad recibieron a la Mare de Déu con aplausos y muestras de devoción. Empleados de prisiones y curiosos se acercaron al salón de actos del módulo de Preventivos para contemplar a la Virgen. “Pero, ¿es la imagen de verdad, la que sale en el traslado?”. Los eternos acompañantes de la Mare de Déu, los miembros de la Hermandad de Seguidores, asentían orgullosos. “Pues qué bien, verla así, tan de cerca, ¿no?”. La Mare de Déu recibió el miércoles a los reclusos, tres horas por la mañana y otras tantas por la tarde. Muchos se acercaban santiguándose o se quedaban un rato en silencio, mirando la imagen. Todos querían las estampas del Año Jubilar, que pasaban de mano en mano, hasta acabar tocando el manto morado de la imagen. Hubo algún “¡vixca!”, hubo algún “¡guapa!”. Y al día siguiente, jueves, con el turno de las mujeres, llegó el canto del Himno de la Coronación ante la Madre, y las voces de las reclusas se unieron para rezarle un misterio del Rosario.
Víctor Aguado, director del secretariado de Pastoral Penitenciaria destacó durante el acto que “la Virgen de los Desamparados garantiza con su presencia la misericordia y el acompañamiento a todos los privados de libertad, y sobre todo muestra que la Iglesia sigue prestando su atención a los que en estos momentos se encuentran excluidos de la sociedad”. En este tipo de espacios, aseguró Víctor Aguado, “la Mare de Déu genera muchas expectativas, un impacto muy grande, emoción, veneración y paz; tendríais que ver las caras de los internos cuando pasan ante la Virgen para ir a bordar su Manto, cómo la miran, cómo se sienten arropados”.
Para los reclusos que acudieron a ver a la Virgen de los Desamparados supuso “un día especial, el saberse acompañados, que toda una ciudad y la patrona de Valencia les mira y les tiene en cuenta”, resumió Álvaro Ortiz, misionero redentorista y capellán de la cárcel de Picassent, “porque así vuelven a sentirse parte de la sociedad. Para ellos, que la Virgen venga a verles es algo real, auténtico, un signo de esperanza y de consuelo dentro de la dureza de su condena”.
El manto histórico sale por primera vez del taller para su bordado
La visita de la Virgen de los Desamparados contó con la participación de los promotores de la campaña ‘Un poco de muchos’, por la que toda la sociedad valenciana está llamada a participar en la elaboración de un manto histórico a la Mare de Déu con motivo del Centenario de la Coronación de la imagen original. Los internos de la prisión de Picassent tuvieron la oportunidad de participar en el bordado del manto, aportando una puntada de hilo, como lo han hecho ya más de 10.000 personas de diferentes localidades e instituciones valencianas. Pero en esta ocasión, como principal novedad y con motivo de la visita de la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados, se trasladó el tisú original del manto del Niño a la prisión para su bordado. Los internos de Picassent fueron los primeros en bordar directamente sobre el manto, pues normalmente en la campaña ‘Un poco de muchos’ se bordan piezas separadas que posteriormente, ya en el taller, se unen para formar el manto histórico.
Así, Jaime Guillem, de bordados ‘Angelita Suay’, que colabora con la Junta Gestora de la campaña ‘Un poco de muchos’, estuvo también presente en el interior de la prisión de Picassent para ayudar a los internos a realizar las puntadas sobre el manto: “Hemos tomado la decisión de traer por primera vez la tela original que va a lucir el Niño, porque pensábamos que era un día para hacerlo así, ya que la Mare de Déu es Madre de los Desamparados, como muchos de los que están aquí que se encuentran en una situación de desamparo”, destacó Jaime Guillem. “Para acercarnos un poco más a la Virgen y a la gente que hoy venía a bordar, hemos querido hacer esta pequeña excepción; la cárcel va a ser el único sitio al que venga el tisú, el resto del manto se hará en nuestros talleres”.
Una iniciativa de la Real Orden de Caballeros del Puig
La idea de llevar a la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparado y el bordado del manto histórico al Centro Penitenciario de Picassent surgió de la Encomienda Penitenciaria de la Real Orden de Caballeros de El Puig, que conserva el carisma mercedario de velar por los privados de libertad y mejorar su calidad de vida. Jorge Muñoz Roig, comendador de la Encomienda Penitenciaria, también estuvo presente durante la visita de la Mare de Déu: “he sentido una emoción muy grande al entrar en la prisión, porque supone descubrir un mundo que la sociedad no conoce. Creo que la sociedad civil deberían conocer el quehacer diario, la vida cotidiana, los sistemas de reinserción y reeducación de los presos”. Sobre la iniciativa, destacó sobre todo “el magnetismo de la Virgen, la admiración de los internos, cómo se han encomendado, cómo le han pedido, cómo se han mostrado cautivados por la presencia y la gracia de la figura de la Virgen de los Desamparados de Valencia, por todo esto nos sentimos muy orgullosos de haber hecho realidad este auténtico milagro, yo creo que la Virgen se va a sentir orgullosa de llevar ese manto bordado por los privados de libertad y por los desamparados”.
“La Virgen de los Desamparados no juzga a nadie, nos ampara a todos”
La camarera de la Virgen de los Desamparados, María Dolores Alfonso, también acompañó a la imagen peregrina durante su visita a los privados de libertad. Desde el módulo de Preventivos, María Dolores aseguró que había elegido para la imagen “un manto morado, no sólo porque estamos ya a las puertas de la Semana Santa, sino porque el sitio lo requiere, es un sitio penitencial”. La Virgen de los Desamparados, continuó María Dolores, “apoya siempre a los más necesitados, es la Madre de todos, también de los que han hecho algo de lo que luego se arrepienten, Ella no juzga a nadie, nos ampara a todos y seguro que estando un ratito con Ella, todos salen más reconfortados, que es lo que pretendemos”.
En la misma línea, José Luis Albiach, presidente de la Hermandad de Seguidores de la Virgen, afirmó que los Seguidores entraron a la prisión de Picassent “para que la Madre pueda ir a visitar a sus hijos, porque también los que están aquí tienen derecho a estar cerca de Ella y gozar de sus favores, darles un poco de alivio y que puedan vivir también este Año Mariano que estamos celebrando”. La entrada de la imagen peregrina en la cárcel es “un símbolo de que para la Virgen no hay barrotes, no hay barreras para encontrarse con sus hijos”.
Las dos jornadas de visita de la Virgen de los Desamparados concluyeron con una misa el jueves por la tarde, oficiada por el rector de la Basílica de la Virgen, Melchor Seguí. Se ponía así el broche a una visita histórica ,en la que la imagen de la Mare de Déu durmió entre rejas, junto a los más olvidados y desamparados de la sociedad, donde siempre ha estado desde los orígenes de su advocación.