MARTA ALMELA| 27.3.24

Desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, los cristianos vivimos el acontecimiento central de nuestra fe, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Proponemos a nuestro lectores recorrer junto a nuestro Señor el camino de la Pasión, desde la Última Cena hasta el Sepulcro, un recorrido por los momentos más significativos de ese relato acompañados por el testimonio de las reliquias de la Pasión que custodia la Catedral de Valencia. Vestigios de incalculable valor que nos recuerdan que la Pasión de Cristo es un hecho histórico del que aún hoy conservamos algunas de sus huellas.

Un recorrido en el que nos acompaña el canónigo conservador del Patrimonio de la Catedral de Valencia, José Verdeguer, quien asegura que aunque de algunas no se puede certificar su autenticidad al cien por cien, “sí son reliquias históricas y veneradas durante siglos”. En la Catedral de Valencia “tenemos un buen elenco de reliquias que nos recuerdan la Pasión de Jesucristo”, la más destacada de todas es el Santo Cáliz, pero también uno de los fragmentos más grandes de la Cruz o un trozo de la esponja con la que se atendió a Nuestro Señor al pronunciar “Tengo Sed” desde lo alto de la Cruz.

La mayoría de estas reliquias formaron parte del Relicario de la Corona de Aragón y entraron en la Catedral de Valencia, casi todas ellas en el siglo XV, donadas por el rey Alfonso el Magnánimo, que tenía que financiar sus campañas militares en el sur de Italia.

Todas ellas se pueden visitar en la actualidad. Algunas, permanecen expuesta para su veneración en las capillas de la Seo, como el Santo Cáliz, el Lignum Crucis y la Corona de espinas. Las demás permanecen expuestas en los relicarios del Museo de la Catedral.

La Cena del Señor

“Tomó la copa y dando gracias se la dio y bebieron todos de ella. Y les dijo: ésta es la sangre de la Alianza derramada por muchos” Mateo 14, 23-24

El Santo Cáliz es la reliquia más estudiada de todas las que existen en la cristiandad. Es un documento en sí mismo. “Todos los estudios procedentes desde distintas disciplinas científicas, publicadas en revistas de reconocimiento internacional, aseguran que es posible que esta copa sea la que sostuvo en sus manos Jesús durante la Última Cena junto a sus apóstoles. Así lo confirman las características, los materiales, la forma, la historia, la tradición, las leyendas e incluso la música”.

“Si este objeto del siglo primero existe en nuestro tiempo, solamente puede ser el que se venera en nuestra Catedral, que ha resistido y resiste todos los estudios y todas las críticas”. Tanto por los datos arqueológicos, como por el testimonio de la tradición y los documentos que se poseen, es completamente verosímil que la reliquia deValencia sea la que Jesucristo.
El Santo Cáliz está formado por tres partes distintas entre sí y correspondientes diferentes épocas: La copa superior, el pie, formado por un vaso ovalado e invertido y la vara con su nudo, de oro, que sirve como elemento de unión de las partes anteriores.

La reliquia es la parte superior, que es una taza de ágata finamente pulida, que muestra vetas de colores cálidos. Es una ‘copa alejandrina’ que los arqueólogos consideran de origen oriental y de los años 100 al 50 antes de Cristo.
Según los estudios la copa superior y el pie gozaron de autonomía y en un momento determinado fueron unidas entre sí por el nudo. Mucho más posteriores son las asas y el pie de oro finamente grabado, que encierra una copa o “naveta” de alabastro, de arte islámico, diferente a la copa.

Traición de Judas

“Uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata” Mateo,26,14-15

La Catedral conserva una moneda, posiblemente de las de treinta que se pagaron para vender a Jesús durante la traición Judas. La pieza se corresponde con la época de Jesucristo y reproduce la letra S del alfabeto hebrero por una cara y el rostro de un rey por la otra. La Seo conserva un cuadro en el que aparecen representadas estas dos monedas, de la que solo se conserva una.

Negaciones de Pedro

“La criada portera dijo entonces a Pedro: ¿no eres tú también de los discípulos de ese hombre? Él dijo: no lo soy”. Juan 18,17

El relicario de San Pedro contiene, según dice la tradición, un fragmento de la nuez de San Pedro. “Es importante relacionar esta reliquia con la Pasión, porque recuerda el pasaje en el que San Pedro le dice a Jesús Eso no te pasará jamás´,aquí estoy yo, que te cuidaré y te salvaré´, cuando Él por primera vez anuncia su Pasión. Después, San Pedro negará hasta tres veces niega a Jesús. El Señor le reafirmará y lo constituirá como en la piedra angular de la Iglesia”.

La corona de espinas

“Salió Jesús fuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: ‘he aquí al hombre´”. Juan19,5

Al inicio de la construcción de la Catedral de Valencia, el rey San Luis IX de Francia regaló al Cabildo una espina de la corona de Nuestro Señor. “Para los cristianos es la memoria del sufrimiento, de la Pasión de Jesucristo antes de subir al patíbulo de la cruz y de sobre todo, de cuando es coronado rey, burlescamente en vez de con una corona de oro, con esta corona de espinas”.

Jesús crucificado

“Tomaron a Jesús y, cargando él mismo con al cruz, salió al sitio llamado de la Calavera, donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús”. Juan 19, 16-18

La Catedral conserva un Lignum Crucis, un fragmento de la verdadera cruz a la que fue crucificado nuestro Señor, encontrada por Santa Elena en Jerusalén. Este es el segundo fragmento más grande que hay en el mundo. “Se dice que Lutero aseguraba que si se juntasen todos los fragmentos que llamamos Lignum Crucis, verdadera cruz de Cristo, pues haríamos un barco entero. Pero esta afirmación no es cierta, ya que se han hecho estudios de todas las reliquias que hay de la Vera Cruz, y uniéndolos todos, apenas ocuparían la mitad del palo travesaño”.
Esta reliquia fue entregada por el papa Benedicto XIII al Rey Martín el Humano. Y llegó a la Catedral de Valencia en 1437, con otras reliquias, gracias al rey Alfonso el Magnánimo.
Está en un relicario de bronce y cristal y dada su importancia está expuesto para la veneración de los fieles en la capilla de San Pedro. El Lignum Crucis preside cada año la tradicional bendición del término municipal de Valencia, el día 3 de mayo, festividad de la Santa Cruz.

“Echaron a suertes mi túnica”

“Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado y apartaron la túnica”. Juan 19, 23

En el momento en que despojan a Jesús de todas sus vestiduras para clavarlo en la cruz, los soldados se reparten las vestiduras y las rasgan en distintos pedazos.
Pero hay una, que es una túnica hecha de una sola pieza, que los soldados no rompen porque tiene su valor al ser de una sola pieza y se juegan quién se queda con ella. Esa túnica se conserva en la Catedral de Alemania, en la catedral de Tréveris, y de ella procede el fragmento que conservamos en la Catedral de Valencia. Se trata de un trozo de 10 por 10 centímetros de tela negra, donada por Alfonso V el Magnánimo.

“Todo está cumplido”

“Sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: está cumplido. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu”. Juan 19,29-30

La Seo conserva una reliquia de la esponja que, según dice el Evangelio, le aplicaron en los labios al Señor, empapada en vinagre, cuando dijo “Tengo sed”. Esta reliquia pertenecía a los Reyes de Aragón. Se trata de una ampolla de cristal que contiene un fragmento de la esponja. El cristal es de roca tallado con una decoración vegetal. Se trata de una pieza que data de los siglos XI o XII.