❐ C.A. / L.B. | 15.09.2022
Desde que el pasado mes de febrero Ucrania fue invadida por Rusia, más de seis millones de ucranianos han abandonado el país y otros ocho millones han sido desplazados en el interior del mismo. La situación ha sido calificada como la mayor crisis de refugiados en el continente desde la II Guerra Mundial.
Muchas familias valencianas abrieron sus hogares para acoger a algunas de las familias que salieron de Ucrania. También fueron muchos los valencianos que les ayudaron haciendo donativos en metálico o donando alimentos y ropa a través de Cáritas, principalmente. Pero ¿cuál es la situación de estas familias siete meses después de su llegada a nuestra diócesis?
Viviendas cedidas
Desde el Programa de Intervención Familiar en el Hogar de Cáritas Diocesana de Valencia están acompañando a 24 familias que fueron alojadas en las viviendas cedidas a las Cáritas parroquiales.
Cuando estalló el conflicto, desde Cáritas pidieron a las parroquias que hicieran un llamamiento para que se pudieran alojar en ellas las familias que salían de Ucrania. Una vez ya se tuvieron las viviendas fueron los voluntarios de las Cáritas parroquiales los que se encargaron de realizar el acompañamiento. “Desde el principio están haciendo una labor fundamental”, resalta la responsable del programa, Loli Raimundo. Ellos prepararon las viviendas y dieron acogida a las familias, que en un principio fueron alojadas en el convento de Torrent dispuesto por la diócesis de Valencia o en un lugares habilitados por el ayuntamiento de Valencia. Después, los voluntarios les han ayudado en todos los trámites necesarios como sacarse la tarjeta sanitaria, empadronarse o matricularse en los colegios o en las escuelas de adultos para aprender español.
En todo este tiempo, como destaca Raimundo, el trabajo de las Cáritas ha sido “conseguir que puedan ser autónomos” y para ello es fundamental dos aspectos: el idioma y el trabajo. En el caso del idioma en la sede de Cáritas en Valencia se están dando clases de español tres días a la semana. También los voluntarios lo están haciendo en otros municipios y muchos se están matriculando en las escuelas de adultos de los ayuntamientos.
En el caso del trabajo, como explica la responsable del programa, “sin el idioma es muy difícil, pero ya ha habido algunas personas que han conseguido alguno”.
En todo este tiempo desde Cáritas han facilitado la manutención y todas las necesidades que están teniendo las familias. Además, en verano han facilitado que los niños acudan a escuelas de verano o deportivas. “Nosotros estaremos a su lado todo el tiempo que necesiten”, destacan desde Cáritas.
Cáritas de Oliva
Para Germán Oltra, párroco de San Francisco de Asís de Oliva, “la situación no ha cambiado drásticamente, por lo que aún siguen necesitando de nosotros”. A Oliva, que junto con Gandia fue una de las primeras poblaciones en acoger ucranianos, llegaron veinte familias. De ellas, dos regresaron a Ucrania. El resto siguen acogidas en casas particulares o compartiendo viviendas cedidas. Además, Cáritas de Oliva sigue acogiendo en sus pisos a dos familias especialmente vulnerables por sus condiciones físicas.
A todas ellas Cáritas les ha facilitado desde el principio comida y ropa a través de su economato y del ropero. “También se les han dado tarjetas solidarias, de manera que puedan comprar en tiendas y supermercados los productos que no se encuentran en el economato. Son de prepago y tienen una cantidad asignada según el número de personas que integran la familia”, indica Oltra.
El párroco reconoce que “al principio la gente se volcó y había más donaciones particulares, pero ahora parece que nos estamos acostumbrando a la situación y las ayudas han descendido”. No obstante sigue habiendo mucha necesidad “y mucha que no se ve, como medicinas, gas, luz…”, añade.
Cáritas Oliva también ha ayudado a los refugiados a buscar trabajo. “Este verano han conseguido algún trabajito de limpieza o en el camping, pero seguimos buscándoles trabajo”, señala Oltra, y reconoce que “se están adaptando muy bien. Han asistido a clases de español y los niños ya se han matriculado en los colegios para este nuevo curso. Incluso, uno de los jóvenes hizo el Camino de Santiago con la parroquia este verano”.