La valenciana Montse Escribano es presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas, así como profesora de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer-UCV, donde además es la segunda mujer que forma parte de su Junta. Especializada en neuroteología también ha abordado la presencia de la mujer en la Sagrada Escritura y su aportación de las mujeres en la Iglesia hoy. A todo ello hay que sumar que es profesora de Religión en un instituto de Educación Secundaria.
❐ CARLOS ALBIACH| 29.2.24
- ¿Qué es lo que te lleva a estudiar Teología, una disciplina que para muchos laicos es desconocida?
- Conocía a unos frailes dominicos, más o menos de mi edad, que estaban estudiando Teología. Yo estaba estudiando otra cosa, Ingeniería en Diseño Industrial, pero me di cuenta que todo era teología, que era una de las cosas más importantes, y que era mi vocación. Veía que necesitaba algo que fuera más de búsqueda de fondo, una búsqueda más interesante acerca de la vida.
Es verdad que es una gran desconocida pero estamos en un momento eclesial que es fundamental. Ahora que el papa Francisco ha lanzado la idea de sinodalidad se ve que no podemos avanzar en sinodalidad si no volvemos a descubrir el valor teológico y lo que las aportaciones teológicas pueden dar a ese camino sinodal.
Es un momento para revalorizar los estudios teológicos y que vuelvan a ser un ámbito científico y un ámbito de estudio. Que sea necesario tanto dentro de la Iglesia porque puede hacer una aportación, que aunque es muy humilde, es para dar un poco de esperanza al mundo y para dar un poco de luz. - ¿Qué es lo que puede aportar la Teología a la sinodalidad?
- Es necesario fundamentarla. La sinodalidad nos despierta multitud de preguntas. La teología es el pensamiento acerca de lo que que consideramos que es de Dios y de su presencia en el mundo y entre los hombres. No es simplemente caminar y un impulso del Espíritu Santo. ¿Qué lenguajes tiene?, ¿qué motivaciones tiene? ¿desde dónde hacerlo? ¿por qué tenemos que cambiar estructuras?
Desde el inicio Jesús hace la pregunta, ¿vosotros quién decís que soy yo? Y esa pregunta es siempre una pregunta inacabada. Entonces, la respuesta, no solamente es, desde la devoción o desde la liturgia, que está muy bien sino también desde la teología. y hacemos unas propuestas interesantes, pero ¿qué dice la teología sobre eso? Es imposible que caminemos eclesialmente sin tener una presencia teológica más fuerte. - Hablamos ahora de la mujer en la tradición cristiana. Si nos adentramos en la Escritura vemos que tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento hay una presencia constante de mujeres y que son de gran importancia. ¿Nos pueden ayudar estas figuras a entender el papel de la mujer en la Iglesia?
- La historia de la salvación no es posible entenderla sin las mujeres. La teología feminista ha buscado todas esas mujeres que aparecen. Ya en el relato fundacional aparece Eva, madre de todos los creyentes. Y después aparece todo un conjunto de historias en las que las mujeres siempre han estado presentes y que no siempre han sido de interés.
Es imposible entender el Nuevo Testamento sin la figura de los patriarcas, por supuesto, pero tampoco sin la figura de las matriarcas. Por ejemplo la presencia de mujeres en la vida de Moisés en fundamental, de hecho no habría sobrevivido sin ellas.
O si nos vamos a los evangelios vemos que el evangelio comienza porque hay una mujer, en este caso es María, que dice sí. Podría haber sido de otra manera, ¿no? Y Dios, bueno, lo hubiera solucionado seguro de algún otro modo. Claro. Pero nuestro relato de los evangelios comienza con una mujer que dice sí. Y acaba esos mismos relatos evangélicos con otra mujer que es María Magdalena que va al sepulcro. En unos textos va ella sola, en otros textos va acompañada de otras mujeres. Lo que está claro es que a la primera que se le presenta como resucitado es a María Magdalena. Tenemos, por tanto, un relato de mujeres que está completamente enmarcado. Tampoco podemos entender la vida de Jesús sin la presencia de las mujeres, sería un Jesús mucho más pobre.
No se trata solo de rescatar a estas mujeres sino que entendamos todo el relato desde otro punto de vista completamente distinto.
- ¿Qué otras figuras bíblicas son importantes?
- Por ejemplo mujeres como Agar, Raquel, Lía o Judit. Incluso muchas mujeres que aparecen dentro de los textos y que ni siquiera tienen nombre. Rescatando esas figuras podemos volver a entender nuestro propio mundo y cómo hemos construido nuestras relaciones humanas en el presente.
Pero no solo es importante ver la historia de las mujeres bíblicas sino también de las santas o de las mujeres que han estado presentes en nuestra historia diocesana como sor Isabel de Villena o las grandes abadesas que ha habido. Religiosas y laicas que ha construido nuestra historia y que no se han visibilizado.
Estas mujeres siguen teniendo muchas cosas que decirnos para el presente y justo ahora las necesitamos. Estamos en un momento eclesial que es tan delicado, tan importante y tan decisivo que es necesario traer todo lo que tenemos, ya que para caminar es necesario saber nuestra historia: ¿de dónde venimos?, ¿cuáles son todos nuestros errores y todos nuestros aciertos?, ¿por qué las cosas han sido así?…
La Iglesia no puede prescidir de ellas, nos aportan luz y salvación, además de mucha alegría. No las podemos dejar al margen porque nos van a ayudar para el futuro, para los retos que tenemos.
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