❐ CARLOS ALBIACH | 21.04.2022
Este año el pregón de las Fiestas Vicentinas 2022, organizado por el altar del Mercat, corrió a cargo de Enrique Gastaldi Orquín, conocido traumatólogo valenciano por cuya consulta han pasado importantes deportistas, entre ellos muchos fubolistas. Vicentino “reciente”, como él mismo se define, antiende a PARAULA en los días previos a la fiesta de San Vicente Ferrer.
¿Cómo comenzó su vinculación con las fiestas vicentinas?
Fue a través de una amiga, Mercedes Hermosilla, que conocía nuestra forma de pensar y nuestras creencias y nos preguntó si nos gustaría que nos propusiera para que fuéramos clavarios del Altar Pila Bautismal de San Vicente. Luego, todo fue rodado. El presidente del Altar era y es José Prefaci, compañero y amigo del colegio de Jesuitas, por lo que desde el primer momento nos sentimos arropados y como en casa.
¿Qué ha significado ser el pregonero de las fiestas?
Como dije en el pregón, una sorpresa, un honor y una responsabilidad. Una sorpresa porque me considero un vicentino reciente y me llamó la atención. Un honor que recogí con toda humidad y con mucha ilusión. Una tremenda responsabilidad, a tenor de los pregoneros que me precedieron, y mucho más si se trataba de enaltecer la inmensa figura de San Vicente Ferrer. Y todo ello aderezado por la alegría de retomar las fiestas, del reencuentro.
¿Qué importancia tienen este año, después de unos años de parón?
Creo que todos tenemos la alegría y la ilusión de reunirnos de nuevo y celebrar las fiestas en honor de San Vicente. Un ambiente que creo está perfectamente reflejado en los versos de Donis Martin: “De nou venim a tu, Pare Vicent en Tot lámor dún ambit familiar”. Ha sido un tiempo que obliga a la reflexión, como un paso por el desierto. Y volvemos a unas celebraciones muy valencianas, muy nuestras, como si de una tierra prometida se tratara.
¿Qué nos dice la figura de San Vicente Ferrer hoy a los valencianos y a los católicos?
La figura de San Vicente es inmensa. Se le conoce más por su faceta religiosa, de un hombre santo, por sus milagros. Pero su faceta o su participación en la vida civil es enorme. Participó en los grandes acontecimientos históricos de su época como el Cisma de Occidente o el Compromiso de Caspe. Siempre con dos postulados: temor de Dios, que es respeto, y conciliación, que es perdón y convivencia. Son postulados que se hacen más que necesarios en nuestro mundo actual, que es el que nos ha tocado vivir. Mantener, transmitir nuestras creencias y convivencia en el respeto. Los valencianos debemos estar muy orgullosos de una de las figuras más importantes de nuestra historia.
Y a usted, ¿qué le dice San Vicente Ferrer?
Ciertamente encuentro una responsabilidad íntima y personal en dos direcciones. Hacia afuera, de colaboración. Aportar mi gotita de agua. Probablemente ayudar a la difusión de su obra. Hacia dentro de profundizar y vivificar la fe. Es una responsabilidad.
¿Por qué es importante la fe hoy en día? ¿Cuál cree que es el papel de los laicos hoy?
Recogía en mi pregón las reflexiones del papa Francisco durante la pandemia. Nos creíamos fuertes y seguros; y de repente, la oscuridad nos cercó. Como a los discípulos nos ha sorprendido una tormenta inesperada, violenta y de consecuencias devastadoras. Pero estamos en la misma barca, todos somos necesarios y confiamos en un guía que nos lleve a buen puerto. Nuestra sociedad está perdiendo el rumbo. Es más, el rumbo que nos quieren imponer es un rumbo errático en el que da lo mismo ir hacia un lado que hacia otro. Las sociedades las forman los hombres. Y los hombres necesitan una dirección, unos valores, unas creencias que den sentido a su vida. Y ahí veo el papel de los laicos. Que es la hora de los laicos, es una frase que escuché a un capuchino en misa. Debemos intervenir en la vida pública. Ser la sal del mundo. No tener miedo. No avergonzarse. La dulce y confortadora alegría de evangelizar, en palabras del Señor y de los papas.