B.N. | 13-02-2014
Ciutat Vella, acogerá, a las siete de la tarde, una eucaristía de envío que preparará espiritualmente a los voluntarios para realizar su misión en la calle: dar una luz de esperanza a aquellos que más lo necesiten.
Ya a las nueve de la noche, en parejas, los jóvenes invitarán a pasar al interior del templo a los viandantes para que puedan participar de la experiencia y acercarse a Dios, aunque lleven tiempo sin entrar en una iglesia.
De igual manera regalarán a las personas que estén por la zona una vela para orar o simplemente para encenderla en el altar ante el Santísimo que estará expuesto toda la noche. El ambiente dentro de la iglesia será de absoluto recogimiento amenizado por las voces de distintos grupos de música cristianos.
Con esta tercera edición, cuya experiencia se ha trasladado a diversas ciudades de España, siendo Valencia la primera que la impulsó, es momento para reflexionar sobre la Nightfever y su acogida entre los jóvenes y el público en general. “Estamos muy contentos porque una tercera edición implica varias cosas: por un lado experiencia y perfeccionamiento”, explica Carlos Molina, coordinador de la Nightfever.
Tras cada experiencia, el grupo organizador se reúne y “en ese momento hacemos balance para potenciar aquellas cosas que han salido bien y perfeccionar aquellas que no han salido tan bien”.
Convivencia previa
Para preparar la Nightfever, los voluntarios-misioneros se reunieron el pasado 8 de febrero en la parroquia de San Bartolomé de Valencia. Esta convivencia preparatoria sirvió para “formarnos, orar juntos, compartir experiencias…y sobre todo preparar con ilusión la Nightfever”, explican fuentes de la organización.
Esta convivencia viene dada por la preocupación de la coordinación por el acompañamiento espiritual y la formación de los voluntarios-misioneros.
“Tenemos varios encuentros a lo largo del curso y hay sacerdotes encargados de acompañarnos”, indica Molina. “Los misioneros de Nightfever no queremos ser activistas si no que estamos respondiendo a una necesidad real de ser apóstoles. De ser luz del mundo. Pero evidentemente tenemos q estar “empapados” de Dios ya q no se puede dar de aquello que no se tiene”, concluye.