❐ L.B. | 23.06.2022
El arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, presidirá este sábado, 25 de junio, a las 11 horas en la Catedral, la misa de ordenación sacerdotal de cinco diáconos.
La misa, que será retransmitida a través del canal Youtube de la Catedral, será concelebrada por numerosos sacerdotes, entre ellos los rectores y formadores de los Seminarios, miembros de la Curia Diocesana y del Cabildo Metropolitano.
El sábado recibirán la ordenación sacerdotal Julio Baños Casanova y Federico Ferrando Romero, ambos procedentes del Seminario La Inmaculada de Valencia; Ignacio Martín Peinado y Román Mil Garrido, del Real Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia “El Patriarca”; y Esteban Navarro Solera, del Seminario ‘Redemptoris Mater’ en Roma. Todos ellos han querido compartir su testimonio de fe y explicar qué significa para ellos ser ordenados sacerdotes.
Román Mil: “El Señor me ha escogido entre muchos para esta tarea tan apasionante”
Román Mil Garrido de 29 años, nació en Torrent y allí ha vivido su fe en la parroquia de San Luis Bertrán. Su vocación surgió en el Colegio El Vedat. “Cuando acudía a la capilla, iba descubriendo que el Señor me estaba llamando al sacerdocio”, explica.
Su familia recibió la noticia de su vocación “con tranquilidad y entusiasmo. Siempre me he sentido apoyado y acompañado”. También en el Seminario “El Patriarca”, del que destaca “la familiaridad de compañeros y formadores; la disponibilidad de éstos para fortalecer nuestra vocación y ayudarnos; y la educación desde la libertad y la madurez”.
Los días previos a su ordenación los vive “desde la gratuidad, pues es un don inmenso por parte de Dios, para continuar su obra y darlo a conocer. Me ha escogido entre muchos, que seguramente estén más capacitados, para esta tarea tan apasionante”, destaca el joven, que añade que el sacerdote con el que más ha compartido su vocación ha sido Javier Santos.
Durante su diaconado, Román ha estado destinado en la parroquia Santa María de Ontinyent. Su primera misa será en el Colegio El Vedat, de Torrent, el 26 de junio.
Ignacio Martín: “Me llamaba la atención la entrega y la alegría de mi párroco”
Ignacio Martín, de 30 años y natural de Titaguas, es el pequeño de tres hermanos. Su vocación nació tras la primera Comunión, cuando empezó como monaguillo en su parroquia, El Salvador. “Me llamaba la atención el estilo de vida del sacerdote, la entrega y alegría con la que se dirigía a la gente: quería llegar a ser como él”, señala.
Desde que manifestó su vocación, recibió el apoyo y cariño de su familia, que siempre le ha acompañado, y el sacerdote Juan Antonio Navarro fue quien más influyó en su discernimiento: le llevó al Seminario y le ha acompañado en su formación.
De su estancia en el Seminario de “El Patriarca” destaca “la acogida y cariño recibidos, la entrega y dedicación de los formadores y el trato de hermanos de los compañeros. En el Colegio El Patriarca me he sentido como en casa”. Los días previos a la ordenación los vive “con paz y alegría, y con nervios; es momento de dar gracias por tanto recibido y días de preparación y de encuentro para poder servir a la Iglesia”.
Como diácono ha estado en la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, del Cabanyal y su primera misa será el 3 de julio en Titaguas.
Federico Ferrando: “La respuesta sincera a la voluntad de Dios, camino seguro para la felicidad”
Federico Ferrando tiene 25 años. Nació en Valencia y es el segundo de cinco hermanos. Su vocación surgió en el contexto de una vivencia profunda de la fe en familia. “¡Un regalazo de familia!”, asegura. Y adquirió un compromiso con la Iglesia a través de su parroquia, San Jorge Mártir, de Paiporta, que siempre consideró su casa.
Su familia acogió su vocación “como un regalo”. Y continuó creciendo en la fe en el ámbito de la familia, aconsejado por el párroco y otros sacerdotes, como el padre Higinio González Díaz, de Valladolid, capellán de los campamentos de verano a los que acudía Federico. “Su testimonio de conversión tras haber estado muy apartado de Dios, incluso en la cárcel, me hizo ver la grandeza de la respuesta sincera a la voluntad de Dios como camino seguro para la felicidad, a pesar de nuestro pasado”, explica.
Se ha sentido muy querido por Dios a través de la Iglesia, “por los formadores del Seminario La Inmaculada de Valencia, por mis hermanos seminaristas y por las religiosas Oblatas e Hijas de Santa María que dan la vida por las vocaciones cada día”.
Federico ha hecho sus prácticas de pastoral en las parroquias de Nuestra Señora del Don, de Alfafar, y en la Sagrada Familia, de Torrent. Su primera misa será el 25 de junio, a las 20 horas, en San Jorge Mártir, de Paiporta.
Julio Baños: “Mi estancia en el Seminario ha sido un regalazo brutal”
Julio Baños nació en Ibiza hace 26 años y desde 2007 vive en Valencia. Su vocación surgió pronto, “de la forma más sencilla”, a raíz del ejemplo de vida de un sacerdote de Ibiza, Mauricio, “por su alegría, sus ganas de celebrar y su fe”. También le influyó el ejemplo de Jesús Navalón, de El Provencio.
Su familia acogió su vocación sin problemas e ingresó en el Seminario Menor en Xàtiva, y después en la Inmaculada. De su larga estancia en ambos, 15 años, “más de la mitad de mi vida”, destaca “la comunidad que cada año el Señor me ha regalado, tantos hermanos y formadores: es un regalazo brutal”, y el haber adquirido el “gusto por formarme para conocer al Dios que nos ha llamado y aprender a darlo a conocer”.
Ahora, después de haber hecho sus años de pastoral en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Albaida y ante su próxima ordenación, se siente “como los que se van a casar, antes de la boda: nervioso, sintiéndome pequeño, pero con los regalos preciosos que me da el Señor que me hacen ver que lo único importante es que sea de Él, todo lo demás es secundario”. Su primera misa será en Albaida el 2 de julio.
Esteban Navarro: “Tras un accidente vi que había malgastado mi vida”
Esteban Navarro es de Valencia, tiene 32 años y cinco hermanos. Antes de entrar en el Seminario estudió un módulo medio y superior de carpintería y diseño del mueble. Recibió la fe en su familia y la fue madurando en la parroquia de Santo Tomás Apóstol, donde empezó el Camino Neocatecumenal.
Un accidente le hizo cambiar de vida. “Al cortarme parte de dos dedos, tuve que empezar a pedir ayuda; empecé a abrir la Biblia y siempre había una Palabra que me llamaba en lo más profundo. Vi que había malgastado mi vida y comenzaba en mí un deseo de darla y de renunciar a mí mismo”, explica.
“Sentía que Dios me llamaba a dar mi vida, a estar disponible para Él. Pero yo no quería ser cura”, asegura. Siguió estudiando ingeniería en diseño industrial pero “mi vida estaba seca”, precisa. En una convivencia juvenil, se ofreció para entrar en un ‘Redemptoris Mater’, seminario misionero, y le enviaron a Japón.
Su formación “ha sido un regalo”. “Los dos primeros años, estando en Japón, experimenté que no sabía estar solo, y todavía no tenía intimidad con Jesucristo. También he sentido la gratuidad, a través de los formadores”.
En sus dos penúltimos años de formación, estuvo de misión en Mongolia, acompañando a un sacerdote en labores pastorales. Tras esta experiencia se siente dispuesto a dar su vida por la evangelización. Su primera misa será este domingo, 26 de junio, a las 17 horas, en Santo Tomás Apóstol de Valencia.