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BELÉN NAVA | 10.10.2024

Real de Gandia y la Aldea del Chopo, localidades natales de los mártires valencianos Carmelo Bolta y Francisco Pinazo, estarán presentes en Roma el próximo 20 de octubre en la ceremonia de canonización del beato Manuel Ruiz López y siete compañeros, asesinados en Damasco en 1860. La peregrinación estará encabezada por el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent que partipará en la Misa de la Canonización y en la Misa de Acción de Gracias que se celebrará al día siguiente, 21 octubre.

El Arzobispo estará acompañado por Francisco Revert, Vicario Episcopal Vicaría VIII; Fernando Ramón, Vicario Episcopal Vicaría V; Ramón Fita, delegado diocesano para las Causas de los Santos; P. Gonzalo Carbó Bolta, Instituto ‘Cooperatores Veritatis’; Rubén Cortell, párroco del Real de Gandia; Renato Amorim, párroco de Alpuente; Francisco Llopis, párroco de la parroquia dedicada al beato Francisco Pinazo, en la ciudad de Valencia y los sacerdotes Bernabé Pérez y Jesús Cervera.

132 peregrinos de la parroquia de Real de Gandia, pueblo natal del beato Carmelo Bolta Bañuls, viajarán junto  al alcalde y miembros de la corporación municipal de la localidad y de la Cofradía del beato Carmelo Bolta.

Por su parte, serán 60 peregrinos pertenecientes a las parroquias de Alpuente, municipio al que pertenece la ‘Aldea del Chopo’ donde nació el beato Francisco Pinazo Peñalver, y la de la ciudad de Valencia, que lleva su nombre, los que viajen a Roma.

Además, descendientes del futuro santo Carmelo Bolta, también estarán presentes en la canonización.

En representación de la Generalitat Valencia estará presente Salomé Pradas Ten, Consejera de Justicia e Interior.

DECRETO DEL MES DE MAYO

El pasado 1 de julio, el papa Francisco decretó, durante el Consistorio Ordinario Público, que Manuel Ruiz y siete compañeros, de la Orden de los Frailes Menores, martirizados en Damasco en 1860, entre los que se encuentran los beatos valencianos Carmelo Bolta y Francisco Pinazo, fueran inscritos en la Lista de los Santos este próximo domingo 20 de octubre de 2024.

De esta manera se hacía público la fecha en que este grupo de beatos serán declarados santos, después de que el Santo Padre autorizara promulgar los Decretos relativos a su canonización el pasado mes de mayo.

En el decreto de mayo, del Dicasterio de las Causas de los Santos de la Santa Sede, publicado con fecha de 23 de mayo de 2024, se aprobó la canonización de 11 mártires, 8 religiosos franciscanos y tres seglares, que fueron solemnemente beatificados por el Papa Pío XI el 10 de octubre de 1926.

El grupo de los mártires de Damasco está formado por los religiosos: el santanderino Manuel Ruiz López, el madrileño Nicanor Ascanio Soria, el cordobés Nicolás María Alberca Torres, el murciano Pedro Nolasco Soler Méndez, el orensano Juan Jacob Fernández y el austríaco Engelbert Kolland, junto a Carmelo Bolta Bañuls (Real de Gandía, 1803) y Francisco Pinazo Peñalver (Alpuente, 1802).

Igualmente, con el decreto quedan inscritos en la Lista de los Santos que serán canonizados el próximo 20 de octubre, los tres seglares cristianos moronitas, hermanos de sangre, que son: Francisco Massabki, laico maronita, comerciante de seda; Mooti Massabki, laico maronita, profesor en la escuela franciscana; y Raphael Massabki, laico maronita, hermano menor de Francisco y Mooti.

“Esta canonización, a las puertas del Jubileo del 2025, es para nuestra diócesis un motivo de esperanza: el Señor nos regala un año de gracia para que crezcamos en santidad, se fortalezca nuestra vida cristiana, y hacer de nuestra existencia un testimonio valiente de aquello que hemos recibido del Señor, que nos sostiene y nos llena de alegría. Me gustaría que, aprendiendo de estos dos valencianos que se suman al número de los santos, podamos aprovechar estos últimos meses para prepararnos a vivir el Año Santo con buena disposición de espíritu”, explicaba en su carta semanal hace un par de meses el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent.

“Los santos franciscanos Carmelo Bolta y Francisco Pinazo – indicaba- vivieron este encuentro con el Señor y en la oración descubrieron el amor de Dios, un amor que los llamó a la vocación religiosa y a anunciar a Cristo con generosidad hasta el martirio. Por eso quisiera que este año de gracia fuera una oportunidad para despertar nuestra vida de oración, haciendo del diálogo íntimo con el Señor el cimiento sobre el que edificar nuestra vida cristiana y eclesial”. z