❐ L.B. | 03.03.2022
Cientos de personas se reunieron el pasado lunes 28 de febrero en la catedral de Valencia para orar por la paz en Ucrania, país que el jueves anterior había sido invadido por Rusia. El templo se llenó de banderas, pañuelos y detalles azules y amarillos, colores de la bandera de Ucrania.
Media hora antes de la celebración de la eucaristía, las campanas del Miguelete empezaron a sonar llamando a la paz. Los ‘Campaners de la Catedral de València’ se unieron de este modo al deseo de paz tocando manualmente las campanas mayores.
Poco a poco la gente fue acudiendo a la Seo que prácticamente se llenó. La emoción era palpable. Los rostros tristes y los ojos llorosos de los ucranianos que tenían presentes a sus familiares y a su país en guerra, se unían al silencio y el recogimiento de las personas que, arrodilladas, oraban por el fin de la guerra.
Entre los asistentes se encontraban dos familias misioneras recién llegadas de Ucrania. Darío Esteban y María Polanco, con sus tres hijos, así como Manuel Cáceres y Elena, junto con sus siete hijos. Manuel proclamó la primera lectura dirigiendo unas palabras en ucraniano a los asistentes.
La misa fue presidida por el Arzobispo, Antonio Cañizares, y concelebrada por los obispos auxiliares de Valencia, monseñores Arturo Ros, Javier Salinas y Vicente Juan, el obispo emérito Esteban Escudero y el Cabildo, junto al capellán de la comunidad de ucranianos católicos en la diócesis de Valencia, Vasyl Boyko.
Vuestro dolor es nuestro
En su homilía, el Arzobispo aseguró que la diócesis, y los cristianos en Valencia, “estamos con vosotros, vuestro dolor es el nuestro, sois víctimas de la injusticia con la que estáis siendo en estos momentos castigados por el imperialismo ruso, pero se acabará, estamos a vuestro lado para lo que podamos ayudaros, ánimo y adelante: a todos, Paz”.
El Arzobispo animó a “trabajar por la paz y el restablecimiento de la paz en Ucrania” porque ésta “es posible” y exhortó a los líderes sociales y políticos a tener “cordura y que no alimenten el fuego de la confrontación”.
Así, el cardenal Cañizares afirmó que “todo el mundo está amenazado en estos momentos”. Por eso, es necesario “que se busquen y encuentren soluciones adecuadas al conflicto de Ucrania y en los numerosos conflictos que atormentan el mundo y que cese toda guerra sobre la faz de la Tierra”.
“Necesitamos intervenir, todos, todos”
El Arzobispo insistió en que “no podemos cruzarnos de brazos o permanecer atenazados por el temor, el miedo o la incertidumbre, necesitamos intervenir pero todos juntos, todos”. Y recalcó el “todos”.
“El Santo Padre nos recuerda que una de las intervenciones más poderosas reside en la oración y entraña un enorme poder espiritual sobre todo cuando va acompañada del sacrificio, sufrimiento y del ayuno”.
Así, el Cardenal expresó que “la oración es la única arma de la Iglesia para lograr la paz, particularmente en manos de los pobres, de los oprimidos y las víctimas de la injusticia como el pueblo el ucraniano, y también el pueblo ruso que tantos hijos suyos van a morir en esta guerra cruel”. “La Iglesia no tiene armas, no tiene misiles, no tiene elementos nucleares, la Iglesia tiene la misericordia de Dios”, subrayó.
Empezar de nuevo
Asimismo, el arzobispo de Valencia indicó que la paz “está permanentemente amenazada en el corazón de los hombres, el odio, la soberbia que divide, la envidia, el resentimiento, la mentira, y la ignominia”. Por ello, “el lugar donde hay que combatir la guerra es en el propio corazón”. “Los pilares de la paz verdadera son la justicia y esa forma particular del amor que es el perdón”, aseguró.
Según manifestó, “hay un camino para empezar de nuevo para construir un mundo más justo y solidario, el camino del perdón, el perdón que puede parecer debilidad pero es sin embargo una gran fuerza espiritual que tiene ventajas a largo plazo para todos, creyentes y no creyentes”.
“No hay que desalentarse sino perseverar” y el encuentro de esta tarde “muestra la convicción de que es posible la paz, es posible tener esperanza, el secreto está es pedir el don de la paz al único que puede darla, a Dios todopoderoso, el Señor de la Paz, a Él es a quien pedimos que en todas partes del mundo nos ayude a construir un mundo de paz sobre todo en Ucrania y Rusia, una paz basada- cada vez más como decía san Juan XXIII- en la verdad, la justicia, el amor y la libertad”.
“La paz parece a veces una meta verdaderamente inalcanzable” pero “habrá un futuro de paz en la Tierra, también en Ucrania, la paz es posible no se trata de un eslogan sino de una certeza de un compromiso” y “es posible mirando a Cristo”. “Los problemas tan graves que atravesamos no se pueden resolver sin mirar a Cristo sin hacer referencia a Él”, en “Él está la fuente de la fraternidad, la abundancia de misericordia, la capacidad para el perdón y la superación de la división”, aseguró.
Para concluir la celebración, el organista de la Catedral, Pablo Márquez, interpretó el himno de Ucrania tras el que se entonó el himno de la Coronación de la Virgen de los Desamparados. Por último, un espontáneo ‘¡viva Ucrania!’ arrancó el aplauso de todos los presentes.