Carlos Albiach | 12-02-2015
“Por cierto, que hoy llevo ya un mes viviendo en la Suite y el Resort este no está nada mal, pero habrá que dejarse de vacaciones y currar…”. Éste es uno de los tuits que Jorge Ribera escribió desde su habitación del hospital La Fe de Valencia tras su trasplante de médula. Un tuit que hace ver cómo es Jorge: un joven alegre y bromista.
Tiene 19 años y está en tratamiento de una leucemia linfoblástica aguda. Una enfermedad que se le diagnosticó en 2010 y de la que pensaba que estaba ya curado hasta que ha vuelto a aparecer. Tras la quimioterapia le han hecho un trasplante de médula que le ha donado su hermano. Después de la operación estuvo un mes aislado en el hospital y ahora se recupera en casa.
Para Jorge su fe ha sido fundamental para afrontar esta situación. Cuando habla de Dios se nota que lo tiene cerca y que sabe que la oración tiene sus frutos. Es agregado del Opus Dei y participa en la actividades de la asociación juvenil Dardo. Allí es monitor los fines de semana con los niños, a los que ayuda en su formación cristiana. Tiene dos hermanos y este año iba a comenzar a cursar el doble grado de Educación Primaria y Pedagogía en la Universidad Católica de Valencia. Por ahora está haciendo solo la primera carrera y de forma online debido a la enfermedad.
– ¿Qué es lo primero que se te vino a la cabeza cuando supiste que estabas enfermo?
– No recuerdo la sensación que tuve la primera vez, pero esta última tuve una sensación extraña porque después de cuatro años no esperaba que se volviese a producir. Al principio fue duro y no lo entendía pero enseguida caí en la cuenta de que me tocaba volver a luchar y seguir adelante. Sé que se pasa, así que toca luchar por última vez.
– ¿Cómo lo estás viviendo? ¿Qué es lo que más te ayuda?
– Muy bien. Me ayuda a rezar más y cuando lo aceptas este tipo de cosas te hacen crecer y, sobre todo, te das cuenta de la cantidad de gente que se pone a rezar. Están atentos a cómo te va todo, sean creyentes o no, y eso es una pasada. La ayuda de mi familia y la enorme cantidad de amigos y gente que me quiere lo hace mucho más fácil.
– ¿Es posible mantener la fe ante la enfermedad? ¿Te ayuda estar en la Iglesia?
– Por puesto que es posible. Si lo aceptas, rezas más y estás mucho más cerca de Dios. Y es que Dios no es un ente extraño que está ahí viendo lo que hacemos y ya. ¡Qué va! Dios es nuestro padre y cualquier padre se vería afectado si su hijo estuviera pasando por una situación como esta. Así que le pido ayuda y consuelo.
Estar en la Iglesia me ayuda a tener fe porque sabes que lo que estoy pasando no es en vano sino que tiene repercusiones en los demás, es algo trascendente con lo que puedes ayudar al resto.
– ¿Cómo te ha ayudado la Iglesia?
– Me he sentido muy ayudado por la Iglesia. Los sacerdotes han estado ahí para poder confesarme y comulgar y, además, me consta que religiosas y religiosos están rezando por mí. También amigos, conocidos e incluso gente que no conozco de nada pero que les ha llegado mi caso me mandan ánimos y me encomiendan.
– ¿Por qué es importante la oración? ¿Has visto frutos en tu vida gracias a ella?
– Es importante porque creo que va a repercutir en mi curación, sea como sea. No entiendo cómo funcionan las cosas ahí arriba, pero sí. Además me encantaría que por mi situación la gente se acercara a Dios y viese que no es algo horrendo como se pinta por la calle sino que es genial.
He visto muchos frutos. Por ejemplo, durante todo el tratamiento todo ha ido bien. Al principio iban a ser tres ciclos de quimioterapia y al final se ha quedado en uno y no ha habido ninguna complicación seria, que suele haberlas. Además estoy viendo cómo mucha gente y amigos que hacía mucho que no practicaban nada están rezando o al menos han tenido un cambio en su vida. Y esto son solo unos ejemplos.
– ¿Cómo has vivido el estar aislado?
– Pues depende de cómo estés físicamente. Si estás hecho polvo, como los primeros días, duermes casi todo el día y pasa rápido. Lo más duro es cuando ya te ves con fuerzas para poder irte pero aún no puedes. Esos días se te hacen más largos. Lo más importante es vivir día a día sin mirar a largo plazo los días que quedan. Cuando se pueda salir, saldrás, y cuando se tenga que acabar una complicación, se acabará. Lo más importante es luchar por pasar el momento en el que estás de la forma más alegre y digna posible.
– ¿Qué importancia adquiere la familia?
– Es de vital importancia. Ellos son el apoyo más cercano y son súper necesarios cuando estás de bajón. Es duro verles sufrir contigo pero sabes que están dispuestos a lo que haga falta y que te quieren como a nada el mundo. Eso ayuda a seguir luchando a pesar de lo que venga.
– ¿Qué le dirías al joven que ve la Iglesia como algo antiguo y que no va con ellos?
– El que dice eso es que no la conoce bien. No es un sitio donde los ancianos van los domingos a pasar el rato. Es mucho más que un sitio. Estar en la Iglesia no te encierra ni te esclaviza porque Dios nos ha dado la libertad. Puedes ser cristiano yéndote a tomar unas cañas con los amigos e incluso hablarles de Dios.
Tuits desde “el resort”
La historia de Jorge es difícil de resumir en 140 caracteres, los que ocupa un tuit. Sin embargo, ha sido esta red social la que él ha elegido para contar su día a día. Un amigo se lo propuso, así que tras la operación y desde su habitación del hospital La Fe, contó cómo evolucionó a lo largo del mes de aislamiento. Y todo con un gran sentido del humor, como se ve en el nombre escogido para su cuenta: @SuiteDelResort.
La idea nació para que sus amigos y conocidos supieran cómo estaba sin necesidad de mandar un mensaje a cada uno. Pero poco a poco le fue siguiendo más gente de la que se esperaba: “Es genial y hay mucha gente que me apoya”, cuenta. Además también le ha permitido conocer a otras personas que lo están pasando mal y así rezar unos por otros. Y es que como él indica “no hemos de tener miedo a pedir ayuda, hay momentos que nos superan y para eso están los amigos y, sobre todo, Dios”.
¿Y el sentido del humor? Como él mismo indica es fundamental “para no ir al lado contrario”. “Es mucho más fácil para ti y para la gente que tienes a tu alrededor y, además, cuando esto pase es mejor que quede como una anécdota graciosa que como una triste”, resume.